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URABA - COLOMBIA
Una escuela para el Barrio Obrero
Piedra a Piedra
Contruyendo la
En 1996 el Secretario Regional Adjunto concretó su primera visita a Urabá, que sería a su vez para la UITA, el primer contacto en la región con SINTRAINAGRO. Urabá era la zona que aportaba el mayor baño de sangre en Colombia, el país más peligroso del mundo por aquel entonces. Luego de la visita que se realizó en el marco de nuestro Proyecto de Derechos Humanos y Libertades Sindicales, Rel-UITA elaboró un documento que resultó fundamental, tanto para comprender lo que estaba sucediendo en Urabá, como a la hora de establecer las coordenadas de nuestra labor futura en favor del Sindicato y la región misma. Decíamos en esa oportunidad:
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Yo soy de los que creen que la violencia no está en los genes de los colombianos ni es el inevitable destino de ese sufrido país. Por eso aplaudo con ganas esta iniciativa de la semana por la paz, que ojalá se extienda hasta abarcar el almanaque entero de las mujeres y los hombres de buena voluntad. Urabá, la región más castigada por el baño de sangre, está en el centro de esta iniciativa que necesita, y merece, proyección universal. Ya sabemos, de sobra, que la denuncia de las consecuencias sirve de poco o nada: ojalá esta semana sirva de punto de partida para emprender la lucha contra las causas de la violencia, y que la solidaridad internacional ayude a desmontar, pieza por pieza, la gigantesca maquinaria de la muerte, que tiene la impunidad por combustible, y a la fatalidad por coartada. Autor: Eduardo Galeano Texto para la campaña URABA Somos Todos |
En Santafé de Bogotá y en Apartadó (Urabá), tuvimos la oportunidad de entrevistarnos con Gerardo Vega, en aquel entonces Coordinador de Conciudadana. Conocedor de la región y sus actores, nos previno: "han llegado muchos prometiendo cosas que nunca se concretaron y la gente se cansa, hay que entender eso. No prometas nada que no puedas dar cumplimiento, es mejor callarse si no se está seguro".
¿Qué hacer?
Le estaba asesinando, sistemática e impunemente, a los miembros de nuestra afiliada SINTRAINAGRO, en una región que se la observaba desde el enfoque del horror de la masacre que acaba de ocurrir y a la espera de la siguiente. En consecuencia, debíamos hacer algo rápidamente y eran necesarias acciones que fueran más allá de los mensajes de solidaridad y post morten.
Algunos consideraron constituir un protectorado internacional con personalidades venidas del exterior. Nosotros en cambio, decidimos facilitar el traslado de los dirigentes del Sindicato para que ellos mismos denunciaran al mundo la situación en Urabá. Otros, arribaron a la región con sus "recetas y medicinas", trasladando mecánicamente modelos y experiencias desde otros países y coyunturas y con escaso ánimo de auscultar y aceptar recomendaciones.
Por nuestra parte, entendimos que Urabá, su locura y surrealismo, comportaban un cuestionamiento profundo al trabajo social y a la praxis sindical clásica, y nos obligaba a replantearnos ideas y criterios, a reubicarnos metodológica y estratégicamente para desarrollar una labor poblada de acciones e imaginación. También se hicieron presentes algunas instituciones –trasnochadas, oportunistas e ilusas– ofreciendo sus servicios para la realización de seminarios y cursos, como si la violencia en Urabá se debiera a un problema de analfabetismo sindical. Junto al Sindicato, la UITA participó en el tejido de una labor diferente, poblada de acciones e imaginación, rompiendo con un quehacer rutinario, deshilvanado y arcaico.
Campaña Internacional: "URABA, Somos TODOS"
En 1996 se aprobó la realización de la Campaña, la cual se transformó en un espacio amplio y plural para la conjunción de voluntades de la sociedad civil nacional e internacional, que luchaban por una Colombia en paz y con justicia social. En la misma intervinieron sindicatos, partidos políticos y ONGs de Derechos Humanos. A través de ella denunciamos con igual fuerza, las violaciones provocadas por los paramilitares, por el ejército, los narcotraficantes y guerrillas, así como el impacto de las políticas neoliberales que acorralaban en la miseria a millones de colombianos.
La Campaña contribuyó para quitar de Urabá y Colombia, el manto de silencio que cubría tanta muerte, horror y miseria. En ella participaron 120 organizaciones sindicales y ONGs de todo el mundo y entre sus acciones y hechos destacamos:
la realización de foros, concentraciones y conciertos en once países, a los cuales asistieron miles de personas.
La constitución de cuatro Comités de Solidaridad y Apoyo con el Pueblo de Urabá en América Latina: Brasil, República Dominicana, El Salvador y Uruguay.
La adhesión de connotados músicos y escritores, entre ellos Eduardo Galeano.
Las entrevistas mantenidas por dirigentes de SINTRAINAGRO, con fuerzas políticas y centrales obreras en doce países de América Latina y Europa.
Haber accedido a los principales periódicos de América Latina y Europa. El dossier de prensa de la Campaña contabiliza 69 páginas.
¿Por qué una escuela en Urabá?
En una situación de guerra existen factores "transversales" (menos visibles que el conflicto armado), que desempeñan un papel desestabilizador y generan violencia tales como: la impunidad, la corrupción, la miseria, los desplazamientos y el desarraigo. En este sentido, Urabá no sólo ostentaba la mayor tasa de homicidios del país en 1996, presentaba además otras calamidades portadoras de violencia:
Un 82% de la población de Urabá en 1996 (650 mil personas), presentaba necesidades básicas insatisfechas.
Apenas 18 de cada 100 habitantes contaba con servicios básicos.
Registraba el mayor número de desplazamientos forzados del país.
Sólo en el municipio de Apartadó (60 mil habitantes), había 4 mil viudas, cuyos maridos murieron en acciones violentas.
Los niveles de analfabetismo eran (lo son) muy altos en la región y se notaba un creciente deterioro en la relación alumnos-docente como consecuencia del alto índice de violencia. En el municipio de Apartadó, del cual forma parte el barrio Obrero, se pasó de 36,69 alumnos por docente en 1985 a 62 en 1990.
La escuela se planteó como una necesidad y una sentida aspiración por parte de los pobladores del barrio Obrero, que veían como la gran mayoría de sus hijos e hijas carecían de una instrucción por falta de cupos en los atiborrados locales.
El proyecto de construcción de la escuela implicaba:
una singular oportunidad para llevar adelante una idea surgida de los mismos pobladores, que favorecería en una mejor calidad de vida. Desde un principio, Rel-UITA entendió que la obra debía contar con una participación activa, organizada y colectiva de la propia gente, pretendiendo encontrar por esta vía nuevas formas de relacionamiento entre las personas y generando estilos democráticos y tolerantes.
que SINTRAINAGRO fuera protagonista de una obra de la cual se beneficiarían no sólo sus miembros, sino los vecinos de una popular y densa barriada. De cara al ciudadano y sus problemas cotidianos, el Sindicato iba más allá de su problemática puramente corporativista, al encuentro de nuevos interlocutores y aliados, y
no menos importante, la escuela con un financiamiento solidario-internacional, más el respaldo de la UITA, se transformaba en una amplia sombrilla de protección para los habitantes del barrio y del principal municipio de la región.
Una Escuela para el barrio Obrero (La Chinita)
Luego de la Campaña Internacional "Urabá, Somos Todos", donde los miembros del Sindicato y la comunidad en general sintieron que no estaban solos, y como paulatinamente los violentos se retiraban de la región, Rel-UITA comenzó a diseñar el proyecto de construcción de la Escuela, Centro Cívico Social y Comunitario del Barrio Obrero.
Arlés Caruso, Coordinadora del Programa de Derechos Humanos y Libertades Sindicales, inició la formulación del proyecto a mediados de 1996. Contábamos con el apoyo del Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo (ISCOD-UGT/España) y luego de ser atendidas las exigencias contractuales provenientes de la entidad donante, las obras comenzaron a mediados de 1998. El dinero solicitado estaba destinado a la compra de materiales y al pago de ciertas labores de carácter técnico, la mano de obra la aportaban solidariamente los vecinos del barrio y miembros del Sindicato.
La obra
El 20 de febrero del 2000, se inauguró la Escuela. Tuvo un costo final de 368 millones de pesos colombianos (190 mil dólares aproximadamente), de los cuales ISCOD a través de la Comunidad de Navarra (España), gestionó 44% y SINTRAINAGRO y el gremio bananero nucleado en AUGURA, el monto restante.
La Escuela cuenta con 14 salones y 2 salas de profesores, con una capacidad para 1.200 alumnos y alumnas en dos turnos.
Para la dirección y supervisión de la obra se conformó una Junta Directiva que estuvo integrada por:
Lisbe Faride Falla | - UITA |
Luis Alejandro Pedraza | - UITA |
Guillermo Rivera | - Presidente de SINTRAINAGRO |
Euclides Acevedo | - Secretario General de SINTRAINAGRO |
Hernán Correa | - Fiscal de SINTRAINAGRO |
José Benitez | - Secretario de Educación de SINTRAINAGRO |
Gilberto Torres | - Vicepresidente de SINTRAINAGRO |
Luz Amparo Palacios | - Coordinadora de Educación del Barrio |
Francisco Cadavid | - Junta Administradora del Barrio |
Jesús Onofio Rojas | - Arquitecto |
Luis Eduardo Zapata | - Junta de Acción Comunal |
Angela Salazar | - Mujeres de la Comunidad |
Jairo Suárez | - Consejo Municipal de Apartadó |
El pasado 12 de agosto, se inauguró la segunda fase de la obra, que consiste en una placa polideportiva de 2.200 m2, que se construyó con recursos logrados a través del convenio colectivo de trabajo suscrito por SINTRAINAGRO y AUGURA en el presente año.
Conclusión
El proyecto supo articular los requerimientos de la gente, con la promoción y diseño de una estructura de participación amplia y democrática. También logró conjuntar en la realización de la obra, la aspiración de los pobladores, con el aporte solidario de cada uno de ellos a través de la ayuda mutua. Y por último, propició "la recuperación de valores que se han venido perdiendo y la presentación de propuestas alternativas realistas al actual modelo de sociedad excluyente, intolerante e insolidario".
La Escuela y su placa polideportiva, sus 8.600 m2 de construcción, son un testimonio elocuente de lo que puede lograr la solidaridad internacional, SINTRAINAGRO, la unidad y el trabajo colectivo. Allí está presente la rebeldía y dignidad de un pueblo cansado de tanta violencia y pobreza. Esas paredes hablan y dicen lo que puede la gente cuando se organiza, cuando pierde el miedo y rompe el cascarón de la apatía y la resignación.
En momentos en que reina mucha inquietud sobre el futuro de Urabá, la Escuela está allí enhiesta, emblemática, y diciéndole a la gente: no olviden que he sido el fruto de la participación de la sociedad civil organizada. De la misma manera, otras obras y tareas pueden desarrollarse con igual éxito. No olviden, que a pesar de todo, se puede. ¡SE PUEDE!
Autor: Gerardo Iglesias
Secretario Regional Adjunto de la UITA
UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay
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