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05.10.01
"Bienestar
para todos"
Congreso Fundacional de la Unión
Nacional Agroalimentaria de Colombia (UNAC)1
Palabras
del Ministro de Trabajo y
Seguridad Social Angelino
Garzón |
(...)
Quiero expresar mi agrado y reconocimiento ante este esfuerzo de unidad de los
diferentes sectores de la agroindustria de Colombia, desde los trabajadores,
hasta los pequeños y medianos productores. También quiero transmitir mi
compromiso de ayudar en la materialización de las propuestas que en este
Congreso se adopten. Ayer cuando tuve oportunidad de recibir a la misión de la UITA
2, manifesté todo el interés
que tengo, no solamente como ministro, sino como demócrata, que se consolide
esta unión de la gente del trabajo del sector agroalimentario.
Creo
que las protestas y las reivindicaciones que han expresado recientemente los
campesinos, tenían el mérito de llamar la atención sobre los problemas que
hoy tiene el sector agrario. Esa situación, ligada a la violencia que padece el
medio rural, constituye uno de los mayores problemas en Colombia. Como ministro,
insisto, saludo este Congreso y me parece que lo más importante es trazar una
ruta a mediano y largo plazo. Un camino donde, en medio de las coincidencias y
las diferencias, se sepa hacía donde se va, sabiendo que pueden haber
reivindicaciones particulares de cada sector y que existen también
reivindicaciones generales y comunes a todos.
Gerardo
(Iglesias), señalaba en su intervención, que el hambre en el mundo no se da
por la falta de alimentos. Hay hambre, decía, porque falta empleo, porque los
salarios han perdido capacidad adquisitiva, hay hambre porque hay inequidad.
Luis Alejandro (Pedraza), recordaba la consigna "Bienestar
para Todos",
presente en la última Conferencia Regional de la UITA.
Pienso que quienes estamos en los gobiernos, en los sindicatos, en las
organizaciones sociales, campesinas, políticas y en la academia, deberíamos
detenernos a reflexionar sobre esa consigna y desarrollarla. "Bienestar
para Todos",
implica temas que están íntimamente
ligados al concepto de la solidaridad, y están íntimamente ligados a la práctica
de dialogar y de concertar. Por eso reitero lo que ayer manifesté a la delegación
de UITA, quiero
conocer las conclusiones, quiero recibir al comité electo, y aunque muchos de
los planteos no van a depender directamente de la cartera que represento -es
probable que dependa más del Ministro de Agricultura, del Ministro del Medio
Ambiente u otras instancias del Estado-, en mi persona ustedes encontrarán un
punto de apoyo, alguien dispuesto a ayudar a tocar puertas para abrir
iniciativas de diálogo, iniciativas de concertación.
Quisiera
hacer dos o tres reflexiones a partir de lo que Gerardo y Luis Alejandro
planteaban y su relación con nuestra situación nacional. Nosotros tenemos hoy
en Colombia dos tragedias sociales, que se transforman también en tragedias políticas
y económicas. Una es la violencia, que es la tragedia nacional más grave.
Mucho más grave que todas las tragedias naturales que hasta hoy hemos tenido en
Colombia, más grave que la tragedia de Armero, por ejemplo. Una tragedia
nacional donde la gente que más sufre las consecuencias, es la gente más
pobre, es la gente de trabajo, y a esta tragedia tenemos que buscarle una solución.
Por ello hemos procurado la negociación política del gobierno con la
guerrilla, para tratar de llegar a un acuerdo de paz. Allí el norte está como
más claro, en medio de todos los problemas y las dificultades que existen, en
medio de que están suspendidas las conversaciones con el Ejército de Liberación
Nacional (ELN), y que el diálogo con las FARC pasa por momentos muy difíciles,
debemos procurar que la guerrilla, el Estado, los paramilitares, acuerden
respetar a la población civil en el marco del Derecho Internacional
Humanitario, para que cesen los asesinatos, los secuestros y los atentados
terroristas.
Existe
la tendencia de creer que partimos de cero. Académicos ligados a los temas de
paz, politólogos, movimientos por la paz, a veces gente del gobierno, la
guerrilla, creen que partimos de cero. ¡Olvidan la historia! Olvidan que aquí
hubo un proceso de paz en 1984, y ese proceso de paz arrojó resultados
positivos como la elección popular de alcaldes. Ese proceso de paz mostró además,
que es posible construir movimientos políticos alternativos, y ese proceso
también tuvo tragedias, como la intolerancia, como el asesinato de mucha gente,
como la aniquilación de movimientos políticos como la Unión Patriótica (UP).
Luego
hubo un segundo proceso de paz que empezó en 1990 con el acuerdo del M19 y el
gobierno de Virgilio Barco, que fue proseguido inmediatamente en 1991 con los
acuerdos del gobierno de César Gaviria con el EPL, el PRP, el "Quintin
Lame"
y ese proceso de paz dejó huellas, dejó una Constitución Política Nacional.
Que la misma tenga vacíos, reparos, todos son discutibles, pero esa Constitución
Política Nacional fue el resultado de un proceso de paz que permitió convocar
la Constituyente, y sin la misma no hubiera sido posible concertar esa
Constitución. Esa Constituyente rompió con la historia del poder legislativo
colombiano, donde por primera vez ningún partido tenía mayoría. En Colombia
desde 1958 (esto es bueno recordarlo, respetando aquí las opiniones
partidistas), siempre el Partido Liberal ha tenido mayoría en el Poder
Legislativo. En los últimos 42 años, el único momento que rompe con esa "tradición",
fue esa Asamblea Nacional Constituyente, donde ningún grupo político tenía
los votos suficientes para aprobar actos constitucionales. Recuerdo ésto porque
en nuestro país somos muy dados a borrar la historia, y todos hablamos como si
empezáramos de cero.
Ese
proceso al cual me refería, ha dejado experiencias importantes, y ha tenido
actores sociales importantes, me refiero al caso de SINTRAINAGRO.
El país está en deuda con la experiencia de paz en Urabá. Al país le han
vendido la idea que es una experiencia de paz donde se impuso uno de los actores
armados. La realidad es que en Urabá, hoy tenemos lo que puede ser un modelo de
organización sindical para el país. Un sindicato de industria que ha logrado
desarrollar una negociación por rama, a partir de acuerdos políticos
fundamentales con el sector empresarial. Ello ha sido inequívocamente para la
región, un factor de estabilización, de paz y de fortalecimiento en la vida
democrática.
3 millones desempleados
5 millones sub-empleados
8 millones reciben menos de cuatro dólares diarios
24 millones en situación de pobreza
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La
otra tragedia nacional que ustedes la sienten en carne propia, así sean muchos
de ustedes trabajadores de empresas, o tengan un pequeño o mediano cultivo, es
el desempleo. Siento que los que estamos trabajando, no hablamos a los
desempleados. A veces no le hablamos a los desempleados desde el gobierno, a
veces los empresarios, las alcaldías o las gobernaciones, y a veces no le
hablamos a los desempleados desde los sindicatos o los partidos políticos. Todo
lo queremos resolver con consignas muy generales. Ustedes
saben muy bien, lo que significa hoy el desempleo en el sector agrario, saben
que toda esa política aperturista que toma fuerza en la década del 90, terminó
siendo un gran aliado de la violencia, y no de la producción y el bienestar
nacional. ¿Cuántos pequeños y medianos, e incluso grandes productores del
campo se arruinaron? ¿Cuántos miles de trabajadores y trabajadoras quedaron en
la miseria? ¿Cuántas familias campesinas quedaron en la miseria? Buena parte
de la violencia que hoy tenemos, fue alimentada y fue estimulada por esa política
irracional de apertura.
No
es que estemos desconociendo procesos de mundialización de la economía, pero
todo proceso económico no puede perder de vista la parte social, la parte
humana. Las cifras oficiales -que en la vida real incluso pueden ser mayores-
nos dicen que tenemos
3 millones de desempleados en el país y tenemos 5 millones de personas
sub-empleadas.
¿Qué
significa sub-empleadas? En el sector agrario, es una persona que trabaja cinco
días en el cultivo, y 20 días está buscando un nuevo trabajito.
Sub-empleado, es el señor que está en la calle vendiendo dulces, y que trabaja
a veces como dice la canción "de sol a
sol" y
no le alcanza lo que gana ni siquiera para completar un salario mínimo. Si
usted a esa persona le habla de salud, de pensiones, de seguros, le habla en
chino porque no entiende nada. Esa persona sencillamente desconoce sus derechos.
Tenemos
además, 8 millones de personas en Colombia que hoy no alcanzan a tener un
salario mínimo legal, o sea ni siquiera reúnen unos US$ 120 mensuales. Como
decía Gerardo, esas personas aguantan hambre y nada más. Pero esos 8 millones
de personas son ellos y son también sus compañeros o compañeras, son sus
hijos o sus hijas. Hoy en Colombia -estadísticas oficiales- tenemos cerca de 24
millones de personas en total miseria.
Yo he dicho a mis colegas en el consejo de ministros, y se lo he dicho a mucha
gente, este pueblo en medio de tanta violencia es muy pacífico. En medio de
tanta violencia es muy civilista, porque con esta situación de miseria, de
pronto en otras partes ya estarían asaltando supermercados, o estarían
asaltando camiones con alimentos. Al
drama anterior, súmele 1,5 millón de niños menores de 15 años trabajando, y
cuando una sociedad permite que los menores de 15 años trabajen y no estudien,
su futuro es muy incierto.
¿Dónde
pesa el desempleo? Jóvenes de 18 a 23 años y mayores de 40 años. En materia
de seguridad social por ejemplo, 13 millones de personas de un total de 19
millones de la población económicamente activa, no están vinculados a ningún
sistema de pensiones. En materia de riesgos, 16 millones de personas de la PEA,
no tienen ningún sistema de riesgos. Es el caso de los trabajadores del campo,
los trabajadores informales y los trabajadores independientes.
Frente
a esta situación tenemos que reaccionar, así como cuando se produce una
tragedia natural. Por ejemplo, cuando el terremoto del eje cafetero, la sociedad
en su conjunto por encima de las diferencias políticas o sociales, se movilizó
junto a la comunidad internacional. Frente al desempleo, tenemos que decir que
esto es una tragedia y necesitamos la movilización de la sociedad toda para
ayudar a la gente que está desempleada. ¿Y quién es el que más puede ayudar?
¿El más pobre? ¡No! Uno no puede ayudar a los desempleados solamente diciéndoles,
hermano yo soy
solidario con usted.
Este tema no requiere que la pobreza sea más democrática. Quien tiene que ser
más solidario es el que más tiene, el que logra mejores ingresos. El eje
fundamental para esta solidaridad son los empresarios, es la gente más
beneficiada por la riqueza, es la gente de más altos ingresos. La justicia
social es el resultado de la distribución de la riqueza y no de la pobreza.
Esto
tiene que ver con una propuesta que hemos venido trabajando algunos ministros, y
es la posibilidad de que en Colombia hagamos un acuerdo temporal
de solidaridad para el empleo.
Porque mire, la gente está cansada de tanto diagnóstico, la gente está
cansada de tantas promesas de tantos programas. A mí como ministro de trabajo
me da vergüenza ir a muchas partes y ver a la gente humillada, agobiada,
desesperanzada, la gente aguantando hambre. Nosotros le hemos preguntado a los
empresarios: ¿ustedes estarían en capacidad de contratar nuevo personal sin
botar un solo trabajador de su planilla y respetándole los derechos a los
trabajadores actuales? No se trata de discutir si esas personas las necesitan o
no las necesitan, sería un acto de solidaridad con la sociedad. Yo le he
preguntado a los empresarios: ¿ustedes estarían dispuestos a contratar un 2%
del total de su nómina? Esto significa que si un empresario tiene 200
trabajadores, contrataría 4 trabajadores. Y además pregunté: ¿usted se
compromete que durante los 2 años que dure ese acuerdo temporal de solidaridad
para el empleo, no despide gente?
A
partir de una cosa muy elemental les he dicho, llegó la hora que en Colombia
discutamos si el propósito de los seres humanos es ser el más rico del
cementerio o es compartir parte de la riqueza, para que la consigna de la UITA
"Bienestar
para Todos",
pueda ser una realidad. Debo decir que he observado una reacción interesante,
porque también ellos están preocupados, por los problemas de violencia, por lo
que está pasando en países hermanos. Excúseme compañero Enrique (Terny),
desafortunadamente en su país (Argentina) el desempleo se le salió de las
manos a todo el mundo, a las centrales obreras, a los partidos políticos y al
propio gobierno. La gente deambula por las rutas saqueando y asaltando lo que
sea para comer. Y aquí en Colombia, estamos a punto de que esto se salga de las
manos a todo el mundo, porque cada uno habla de planes a cuatro o cinco años, y
el problema es ya, es urgente.
(...) Quería hacer estas reflexiones y transmitir mis
convicciones en estos 13 meses como ministro de trabajo. La gente me pregunta:
¿Angelino usted va estar el próximo 7 de agosto del 2002? Y yo les digo,
depende. ¿De quién depende? Primero, del Presidente de la República. Segundo,
de que yo decida renunciar en un momento determinado. Así como puedo ir hasta
el 7 de agosto del 2002, puedo ir hasta el próximo lunes. Quien les habla parte
de un criterio: de la relación de mis convicciones con el cargo. Yo no soy
prisionero del cargo, yo soy prisionero de mis convicciones. El día en que mis
convicciones entren en contradicción con el cargo, me quedaré con mis
convicciones y el cargo terminó. Y si ustedes me piden un consejo, les digo que
no olvidemos nunca de donde venimos y para donde vamos. No olvidemos a quien
representamos, y no perdamos de vista banderas que son esenciales. Concibo un
ministerio de trabajo, como punto de apoyo de lo social. Ser ministro de trabajo
para atender solamente los conflictos de los sindicatos con los patronos, sería
perder el tiempo.
Para terminar, compañeras y compañeros, deseo a la UNAC todos los éxitos y que se transforme en un factor determinante de la unidad de los trabajadores, campesinos, medianos y pequeños productores. Deseo que la UNAC coadyuve al diseño de una política agroalimentaria democrática, que contribuya con la paz, y contribuya a ser realidad la consigna de la UITA: "Bienestar para todos". Muchas gracias.
NOTAS
1
Bogotá, 19.08.01
2 La misión permaneció en Bogotá del 12 al 20.08.01. Contó con la participación de Gerardo Iglesias, Sec. Regional UITA; Luis Alejandro Pedraza (Colombia) y Enrique Terny (Argentina), miembros del Comité Latinoamericano de la UITA; Guillermo Rivera y Hernán Correa de SINTRAINAGRO.
UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay
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