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Diario El Pais

NORTEÑA

 El cierre afecta directamente a más de 600 personas e indirectamente a todo el departamento


Paysandú aún lucha por su cerveza

 

"No vamos a ser nosotros los que cortemos la producción de Norteña en Paysandú. Porque sentimos la cerveza como nuestra y porque es parte de la identidad de este departamento". Las palabras son de Víctor Dantaz y reflejan el sentir de otros 104 compañeros de trabajo, que en poco tiempo integrarán la lista de desempleados del país. Sin embargo, no se resignan y no descansan en sus gestiones para revertir la decisión de Ambev –la multinacional propietaria de Cervecería y Maltería Paysandú– de cerrar la tradicional planta cervecera para concentrar la producción de la bebida en Minas. De esta manera intentan renovar aquel espíritu emprendedor que caracterizó a Paysandú, precisamente cuando surgieron las grandes industrias que marcaron su perfil industrial de la segunda mitad del siglo XX.

Los trabajadores focalizan todo su esfuerzo en lograr este cambio de decisión y aseguran que "las alternativas son impensables", porque en la crítica situación que atraviesa el país acceder a otra fuente laboral "es más difícil que sacar el 5 de Oro sin haber jugado".

Ahora quieren "llegar al corazón de Jorge Batlle", cuyo padre siendo presidente inauguró la fábrica en 1947, para que el primer mandatario active el marco legal que regula las relaciones del Mercosur, que opinan, se contradicen con la decisión adoptada por la multinacional.

Los trabajadores no están solo frente a tamaño desafío; voces de todo el espectro político, a nivel local y nacional, se han levantado en igual sentido y también cuentan con el respaldo de la sociedad sanducera, que ve morir uno de sus emblemas.

Es que Paysandú viajó en cada botella de Norteña por el mundo y fue desde esa fábrica donde surgió la idea de la Semana de la Cerveza, que puso al departamento en la agenda turística del país y de la región.

Además, a los 105 puestos directos de trabajo que se pierden deben sumarse otra cantidad de personas indirectamente ligadas a la empresa a través de tareas de mantenimiento y servicios, sin contar la larga lista de actividades que verán mermados sus ingresos a partir del descenso de la capacidad de consumo de las familias de los trabajadores.

EN RIESGO. Julio Heijo tiene 68 años; se jubiló hace dos años después de transcurrir 40 de su vida como funcionario de la cervecería. Se mantiene ligado al Sindicato de Obreros y Empleados de Norteña (SOEN), a través de su Caja de Auxilio. Por 70 pesos por mes recibe atención médica y odontológica.

Heijo siente "pena, no puede creer lo que sucede" y para no verlo prefiere "ni pasar por la puerta", aunque su casa esté muy cerca de la planta. "Para mi Norteña significó todo porque yo empecé sin nada, después vino la familia, compré el terreno e hice la casa", relató.

Su esposa integra la comisión que gestiona la biblioteca, un emprendimiento que anualmente presta unos 1.000 libros y brinda útiles a hijos y nietos de funcionarios que cursen la escuela, liceo o Universidad.

Ariel Guisoli, de 65 años y también jubilado de la empresa, sostiene que el cierre de la planta terminará con los servicios de la Caja, lo que en su opinión sería "funesto para todas las familias y para el entorno". Tiene siete hijos que estudian y necesitan de la biblioteca. También de la odontóloga, cuya asistencia ha posibilitado que sus "bocas estén sanitas".

Los hijos son también la preocupación de Víctor Dantaz. El proyecto productivo de explotación agrícola y apícola, también dependiente del sindicato, era una posibilidad de trabajo para su futuro.

La Caja de Auxilio se sostiene con el aporte del 2% de los sueldos y jubilaciones. Más de 600 personas se benefician de su obra, que cuenta también con dos cooperativas de vivienda, una cooperativa de consumo, banco de sangre, asesoramiento jurídico, panteón social, convenios para compras y órdenes para farmacia y laboratorio, servicios de óptica y medicina especializada y subsidios por fallecimiento.

FUTURO. El esposo de Alicia tiene 52 años y trabaja en Norteña desde hace 25. Su salario es el único sustento de su familia y de la de su hijo, que es enfermero pero no encuentra trabajo remunerado. "Mi esposo no tiene edad para jubilarse y es viejo para conseguir trabajo. Esto va a obligar a que mi hijo se vaya al exterior, relató Alicia visiblemente angustiada. Otras dos hijas ya emigraron, una de ellas hace tres días.

Milka Heimen siente el cierre de la planta "como un castigo, una mutilación". Dice que cuenta con un techo gracias a Norteña. Su esposo trabaja allí desde hace 31 años. "Nosotros vimos cómo se levantaba la fábrica, queremos esos ladrillos, son nuestros", señala en el intento de sintetizar sus sentimientos.

El promedio de edad de los trabajadores es de 50 años, su especialización es la producción de cerveza y sostienen que la reconversión es imposible. En realidad reconocen que no pueden hacer otra cosa más que pelear por mantener sus plazas laborales. Esa es la esperanza que los impulsa en su trabajo diario, aún con el conocimiento de que en poco más de 45 días puedan quedar cesantes. Dicen que estar reunidos les mantiene el espíritu. A pesar del incremento de consultas por hipertensión y la necesidad de "tranquilizantes".

LA FIESTA FUE. A casi dos meses de la celebración de la 38a. Semana de la Cerveza, que históricamente ha sido siempre organizada por Norteña, Paysandú aguarda los resultados de los llamados a licitación realizados por la comuna para explotar los escenarios donde tradicionalmente se desarrollan los espectáculos.

Para este año Ambev anunció que no podrá participar de la organización y ofreció sólo 10.000 dólares para participar como auspiciante de la misma. La Intendencia de Paysandú consideró la cifra insuficiente y decidió abrir la posibilidad a otras empresas. Tampoco es seguro que la fiesta conserve su tradicional nombre.

Así termina una historia que nació en 1965, cuando un funcionario de Norteña, el conocido "Chino" Gavary, imaginó que Paysandú podría tener una fiesta similar a la que se realiza en Mendoza (Argentina) relacionada a la uva y que al mismo tiempo pudiera ofrecer ganancias para la obra solidaria del sindicato. El entonces gerente de propaganda de la empresa, Raúl Laurenzo, confió en su intuición y en poco tiempo obreros y empresarios inauguraron la Primera Semana de la Cerveza.

Lo que comenzó en el parque de la misma fábrica se extendió en pocos años a toda la ciudad y se transformó en uno de los mayores atractivos del país para la Semana de Turismo.

 

De Paysandú hacia Minas

La reducción de un 40% en el consumo de cerveza llevó a que la multinacional Ambev decidiera cerrar la cervecería Norteña para concentrar la producción y embotellamiento de la tradicional bebida con los otros productos de la empresa, en su planta instalada en Minas.

La empresa tiene previsto invertir allí cuatro millones de dólares en la planta de malteo.

Ante esto el Sindicato de Obreros y Empleados de Norteña (SOEN) recolectan firmas a nivel local y espera la respuesta a un pedido de entrevista que realizaron al presidente de la República, Jorge Batlle.

Los trabajadores se reunieron también con las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Embajada de Brasil.

Según SOEN, la empresa se "contradice" con la política aplicada por el nuevo presidente de Brasil, Lula Da Silva, quién expresó en más de una oportunidad su intención de "fortalecer" el Mercosur.

 Sandra Kanovich

 Diario:

El País

15 de febrero de 2003 

 

 


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