Transgénicos

 

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La supercorporación de empresas bioindustriales EuropaBio contrató a una institución especializada en el maquillaje de la imagen pública, para enfrentar el rechazo europeo a los transgénicos. El acuerdo, sin embargo, fue revelado públicamente lo que terminó añadiendo leña al fuego que se pretendía apagar.

Las empresas de ingeniería genética más poderosas del mundo no han ahorrado esfuerzos para tratar de imponer sus productos. Sin duda uno de los mercados más reacios ha sido el europeo, donde la institucionalidad de la Unión (UE) votó afirmativamente una moratoria que, probablemente, se extenderá hasta el fin del año próximo.

 

Esos esfuerzos de las corporaciones transnacionales (CTN) han tenido diversas características, y la resistencia europea recibió municiones de todos los calibres: desde las torpes y culturalmente poco adaptadas campañas publicitarias primitivas de Monsanto (demasiado frontales y mentirosas para un público más desconfiado de la bioindustria que el estadounidense), la activación de verdaderas máquinas lobbistas por toda Europa, y una poco conocida iniciativa: la contratación de la empresa Burson-Marsteller(B-M),[1] especialista en “Relaciones Públicas”, por la corporación EuropaBio, que agrupa a la mayor parte de las empresas más importantes de biotecnología e ingeniería genética del mundo.[2] Es probable que los nombres de estas empresas resulten desconocidos, y es porque se trata de instituciones para las cuales mantener un “bajo perfil” es fundamental para alcanzar sus objetivos. El trabajo que EuropaBio le encomendó a Burson-Marsteller tuvo dos aspectos esenciales:

 

1)  La elaboración de una estrategia y un programa de comunicación como respuesta a los enfrentamientos actuales contra las bioindustrias alimentarias.

2)    Lineamientos para que esa estrategia y programa de comunicación se adapten al largo plazo.”

B-M cumplió su tarea, pero el informe que elaboró para EuropaBio se difundió públicamente, por lo que la “estrategia” tan costosamente elaborada quedó al desnudo. Antes de repasar el contenido de ese informe, que quiso ser secreto, conviene conocer los antecedentes de B-M, por aquello de “dime con quién andas...”.

Mercenarios de la imagen pública

No pocos gobiernos y corporaciones recurren crecientemente a empresas de “Relaciones Públicas” para enfrentar las oposiciones de sindicatos, asociaciones civiles de consumidores y/o ambientalistas. En ese contexto, B-M es la empresa más grande a nivel mundial con 63 oficinas en 32 países y más de 200 millones de dólares de beneficios en 1994 (último año de ingresos conocido). La institución está integrada por distintos “gabinetes”, uno para cada tema. Por ejemplo, hay uno de “asuntos bio”, uno de “salud”, y otro de “gobierno y asuntos públicos” que es el directamente implicado en esta ocasión. La propia B-M aclara que este gabinete “no es una red de filiales nacionales de relaciones públicas con un mismo propósito, sino un único equipo mundial en asuntos públicos.”

B-M nunca le hizo asco a ninguna tarea, ni siquiera en el área de los derechos humanos. Por ejemplo, asesoró a la dictadura argentina durante casi una década para atraer inversores a ese país, a pesar de las denuncias internacionales sobre las más de 30 mil desapariciones forzadas en lo que constituyó la llamada “guerra sucia”, y al evidente corte fascista de los sucesivos gobiernos militares. Interpelado por un periodista acerca de los posibles conflictos morales que le podría producir una colaboración como esa, Harold Burson, cofundador de B-M respondió: “Nos vemos a nosotros mismos como una empresa que trabaja con objetivos económicos precisos y que nos ocupamos de negocios, no de política, Por lo tanto, no tenemos nada que ver con una cantidad de cosas que se están diciendo en la prensa acerca de violaciones a los derechos humanos en Argentina u otras actividades similares.O sea: qué importa cuántos mueran si los negocios son prósperos.

 

B-M también asesoró al régimen fascista surcoreano durante los últimos años 80, sobre todo para lavarle la cara antes de los Juegos Olímpicos de 1988. Colaboró con el gobierno indonesio que llegó al poder mediante ingerencia de la CIA estadounidense y después de un baño de sangre, y con la misma frescura trabajó para el régimen personalista de Nicolae Ceaucescu.

Un prontuario de lujo

 

Según la publicación estadounidense “PR Watch”,[3] B-M apareció relacionada durante los últimos años a los mayores desastres ambientales ayudando a sostener la imagen de los contaminadores y dando una mano a la hora de enfrentar a las ONG o eludir reglamentaciones oficiales. Una de las más usadas estrategias de B-M consiste en la creación de falsas ONG que escudándose detrás del legítimo interés ciudadano defienden las posiciones de las empresas. Es lógico, sus miembros integran las nóminas de B-M por cuenta de las CTN. Una lista incompleta de los clientes de B-M en este sector incluye a:

Lo importante es la apariencia

En su informe a EuropaBio, B-M identifica como imprescindible provocar un viraje inmediato en la estrategia de comunicaciones desarrollada hasta entonces por su cliente. “Para conseguir el efecto deseado en el cambio de las percepciones y actitudes del público –afirma B-M-, las bioindustrias deben dejar de ser sus propios abogados.” Y luego define los cuatro principios básicos de la estrategia propuesta:

1)   Mantenerse fuera de las “zonas mortales”.

2)   Crear percepciones positivas.

3)   Combatir el fuego con fuego.

4)   Crear relaciones con los medios de comunicación prestándoles servicios.

Las zonas mortales

 

Según el informe de B-M, “Los temas públicos sobre el riesgo para la salud humana y medioambiental son zonas de comunicación mortales para las bioindustrias en Europa. Como regla general, no se puede esperar que la industria domine en estos temas (...) Todas las investigaciones –continúa el informe- confirman que la gente percibe el fin lucrativo (de las empresas) lo que mina la credibilidad de la industria.” Para B-M, la bioindustria debe evitar como a la peste ingresar en esas zonas mortales.

Combatir fuego con fuego

 

“Antes que producir informes, las empresas deben producir historias. Los informes no son sintetizables para los medios masivos, en cambio las historias (relatos) dan la vuelta al mundo.” En buen romance, B-M asegura que es necesario “producir” noticias con contextos simples. Esas historias deben enfocarse en los productos, y no en las tecnologías, y antes que nombrar los beneficios, hay que señalar a los beneficiarios, pero estos deben estar personalizados, deben tener un rostro y un nombre. Asimismo, antes que apelar a la lógica, B-M recomienda utilizar símbolos “porque estos conectan con las emociones”, y se señala que se deben evocar sentimientos de “satisfacción, esperanza, cuidado y autoestima”.

Relaciones con los medios

 

“La mayoría de los periodistas –dice el informe- se preocupa apenas por producir material vendible, y en general las opciones están acotadas por los cierres. EuropaBio debe convertirse en la mejor y más fiable fuente de información para los periodistas en asuntos de biotecnología, para ser el lugar al cual acudir para encontrar historias y personajes, incluso adversos, interesantes para sus lectores”.

Recomendaciones estratégicas

En el capítulo dedicado a la campaña de prensa, B-M afirma que se debe actuar de forma en que “parezca que ellos (los consumidores) tienen el poder de elección, que controlan esa elección y que efectivamente hacen esa opción. También debe parecer que las empresas alimentarias pasan ese poder de elección a los consumidores, lo que significa que el público tiene una información ‘transparente’ sobre el producto. Y también debe parecer que los minoristas ocupan una posición similar de independencia del resto de la cadena,[4] incluyendo los fabricantes, y deben adoptar asimismo políticas de transparencia que permita la elección del consumidor, dándole autoridad. Por el mismo motivo –agrega el informe- los sectores proveedores NO deben hablar a favor de los sectors de alimentación y distribución.”

El texto de Burson-Marsteller, leído con atención, es una clase compendiada de “nueva política”. Por ejemplo, véanse las siguientes afirmaciones-consejos:  

“La tarea de los sectores ubicados en la base de la cadena (esto es, según el peculiar lenguaje de B-M, ‘los propietarios-innovadores de tecnología’, o sea las empresas de ingeniería genética) es ayudar a los sectores alimentarios y minoristas a explicar su elección por los alimentos transgénicos de una forma en que, por lo menos, no infrinja los valores de sus clientes.”

 

“Cuando se trata de seguridad, nada mejor que un legislador creíble. Esto debe llegar a ser un objetivo estratégico de esta campaña para ayudar a construir esa credibilidad. Los apoyos legislativos desde la base de la cadena deben evitarse porque contribuyen a acabar con su credibilidad, al dar la sensación de que los grandes intereses controlan a los legisladores.”

 

Finalmente, los ejecutivos de B-M definen en el informe elevado a EuropaBio, cuál será el papel de su empresa en una futura campaña publicitaria a largo plazo: “La naturaleza básica de la responsabilidad de este grupo será lo que en B-M llamamos ‘gestión de las percepciones’. Esto debe verse como una disciplina de gestión superior, como la gestión comercial o la financiera. Y así como los directores de marketing se asocian con firmas de publicidad, o los directores financieros con proveedores de servicios financieros, los ‘directores de percepciones’ se benefician de la habilidad y experiencia disponibles mediante la gestión mantenida con Burson-Marsteller.”

Las acciones emprendidas en Europa durante los últimos meses por las empresas de ingeniería genética indican que las recomendaciones de B-M ya están siendo implementadas.

  

* Rel-UITA y el autor, agradecen la valiosa y nutrida información proporcionada por el compañero Gregorio Alvaro Campos (Goyo), de Ecologistas en Acción de España.

Autor: Carlos Amorin

Diagramación: Gabriel Balla

© Rel-UITA

 


[1] www.bursonmarsteller.com

[2] Empresas asociadas: AgrEvo GmbH, Akzo Nobel, Amylum N.V., Ares-Serono, Bayer AG, Bioresearch Ireland, Boehringer Ingelheim GmbH, Boehringer Mannheim GmbH, British Biptechnology Ltd., Calgene, Groupe Danone, Celltech Ltd., Ciba Geigy, Eli Lilly International Corporation, Genencor International inc., Genset, Genzyme Europe, Royal Gist-brocades N.V., Hoechst AG, F. Hoffmann-La Roche Inc., Innogenetics, Limagrain (Biocern), Monsanto Europe S.A., Nestlé, Novo Nordisk A/S, Pfizer Europe, Pharmacia, Biotech AB, Pharmacia Farmitalia Carlo Erba, Pioneer Genetique, Puratos (Frimond), Rhone-Poulenc, Sandoz Ltd., Schering AG, Smith Kline Beecham, Solvay S.A., Unilever Plc., Zeneca Ltd. Asociaciones nacionales de biotecnología que integran EuropaBio: Asociación de Bioindustrias (España), Assobiotec (Italia), BBA (Belgica), BIA (Reino Unido), DIB (Alemania), FBID (Dinamarca), KT-Bio (Finlandia), Niaba (Holanda), Organabio (Francia), SIK (Suecia). Estas asociaciones juntas representan cerca de 500 compañías.
 

[3] En español: “El observador de las Relaciones Públicas”.

[4] El informe define esta “cadena” como una pirámide invertida que, comenzando por su base, está integrada por “propietarios-innovadores de tecnología / compañías de semillas / agricultores / corredores de mercancías / empresas alimentarias / minoristas / consumidores.”

 

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