Con Julio Sánchez
¡Ay Nicaragua…
Nicaragüita!
El
saqueo continúa
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Facilitador de la Alianza
por una Nicaragua Libre de Transgénicos y coordinador del programa de
biodiversidad del Centro Humboldt, Julio Sánchez cuenta cómo la
biopiratería
medra en el país más pobre de América Central. |
- ¿Cuándo nació la Alianza?
- El 14 de mayo del año pasado. Está
integrada por las organizaciones que han estado denunciando la presencia de
alimentos transgénicos en nuestro país, sobre todo aquellos que se destinan a
niños de preescolar y a trabajadores que estaban ganando estos alimentos a
cambio de su trabajo.
- ¿Cuántas organizaciones integran la
Alianza?
- Siete organizaciones, que representan
diversos sectores de productores, consumidores, derechos humanos, salud,
trabajadores de la alimentación, sindicatos, medio ambiente y también
organizaciones vinculadas al tema de la seguridad alimentaria. La UITA es una de
las organizaciones fundadoras de la Alianza.
-¿Cuál es la actitud del gobierno?
- Nosotros le hemos informado al
Presidente de la nación nuestra opinión sobre los riesgos y peligros de los
transgénicos, sin embargo su actitud es sumamente pasiva. Hasta la fecha no se
ha adoptado una posición oficial al respecto, no se ha dicho si los aceptamos o
no, pero la paradoja es que ya están aquí.
- ¿Qué sabes con relación a los otros
países de la región centroamericana?
- En el caso de El Salvador no existe
una política abierta, lo único que existe es un artículo en una ley donde se
menciona que no se tienen que producir semillas transgénicas. Sin embargo, El
Salvador siempre ha apoyado a las industrias estadounidenses, y actualmente es
uno de los países que está sosteniendo la iniciativa de respaldar a Estados
Unidos contra la Unión Europea para que ésta levante la moratoria que ha
declarado.
(Ver artículo relacionado)
En el caso de Honduras, se tiene
conocimiento que se está a nivel de experimentación. En Costa Rica existen 500
hectáreas de soja, pero no para consumo interno, ni para comercialización. En
Guatemala no se tiene mucho conocimiento y no hay una legislación específica. En
Centroamérica podemos decir que no existe una legislación muy fuerte por el tema
de transgénicos. A lo sumo, en algunos países, se firmó un protocolo de
bioseguridad que reúne los requisitos de un escenario centroamericano.
- Volviendo a Nicaragua, además de la
presencia de transgénicos hay un proyecto siniestro llamado “libra a libra”.
- Sí. Es un proyecto del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) mediante el cual los campesinos entregan una
libra de sus semillas criollas y Monsanto aporta una libra de las suyas. Es
decir, el BID financia la compra de las semillas de Monsanto y las semillas
criollas quedan como prendas financieras para el Banco.
- ¿Y dónde se realiza el acopio de esas
semillas?
- No se tiene conocimiento, el gobierno
dice que son la garantía que exige el BID. Esto quiere decir que nuestras
semillas valen, pero nadie sabe dónde las tienen, ni cuál será su destino final.
- ¿Son semillas transgénicas?
- No lo sabemos, pero sean transgénicas
o no, el proyecto “libra por libra” es malo de por sí.
- ¿Cuántos años hace que se viene
implementando?
- Dos años y medio. Pero cabe acotar que
el rechazo de las comunidades campesinas es cada vez mayor.
- El saqueo continúa. Los campesinos
entregan sus semillas para luego quedar rehenes de un modelo en el cual no serán
dueños de nada, solo de sus deudas.
- El robo no terminó, salvo que ahora es
un saqueo más diplomático y de corbata. Se están llevando nuestro germoplasma,
sobre todo el maíz, utilizando las consignas de la ayuda, del hambre en el
mundo, que los campesinos no tienen la suficiente técnica. Puras mentiras.
- El país ha perdido mucho en lo
económico, en lo social, y ahora en términos de soberanía alimentaria.
- Sí. Nosotros estamos perdiendo nuestra
soberanía como nación y nuestra soberanía alimentaria a pasos veloces, y
justamente por someternos a políticas de países como Estados Unidos.
- ¿Compartes la opinión de que toda esta
problemática, y estas tendencias de apropiación de nuestros recursos naturales
se van a profundizar con el ALCA?
- Evidentemente. De hecho yo considero
que esta iniciativa del proyecto “libra por libra”, es un paso preliminar
estratégico. El problema es que los Estados Unidos tienen mucha tecnología, pero
no pueden con ella elaborar productos sanos y naturales como nosotros. La
estrategia es clara: contaminarnos, apoderarse del mercado y monopolizar la
producción que será la suya, la de los transgénicos en la cual se han
especializado.
- Anteriormente mencionabas que hay una
opinión desfavorable sobre los transgénicos de parte de los campesinos. ¿Por qué
se da eso? ¿Hay buen nivel de información?
- En principio, considero que un
campesino bien informado jamás va a aceptar semillas transgénicas. Bien
informado jamás las va a aceptar. Aquí en Nicaragua no existe un nivel elevado
de información, aunque está aumentando. Por otro lado hay varias organizaciones
campesinas que están trabajando, por ejemplo la Alianza, y el programa de
campesino a campesino, e inclusive algunos medios de comunicación han ayudado.
- ¿Qué opinas sobre el saldo dramático
de la agricultura “moderna” en Nicaragua: 17 mil damnificados por el Nemagón y
400 muertos por los problemas de salud ocasionados por el herbicida Paraquat?
- Estamos viendo a los hijos de una era,
de una era que fue ingrata, que prometió mucho y produjo, entre otros horrores,
ese saldo macabro. Los padres de esa era son los mismos que ahora defienden esta
nueva era biotecnológica, donde las consecuencias serán mucho más severas.
- Por último, ¿qué hay que hacer para
frenar toda esta locura?
- Primero es necesario una sociedad
civil bien fortalecida, bien unificada y bien organizada. Creo en la fuerza de
la participación ciudadana y considero que un bloque bien fuerte puede hacer
valer sus derechos. Ahora, lo otro es que nosotros tenemos que tener un perfil
bastante dinámico y proactivo, para generar propuestas, alternativas, y si no
existen, construirlas y promoverlas a todo nivel.
Gerardo Iglesias
© Rel-UITA
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