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El avance de los
cultivos transgénicos en Uruguay constituirá
el golpe de gracia para el sector
agropecuario, que enfrenta una crisis
inédita.
Se está arriesgando la soberanía, en
este caso alimentaria. Se afianzará
el monocultivo, y se agravará el
despoblamiento del campo y la situación
urbana.
Los consumidores podemos y debemos rechazar
los transgénicos por razones de salud, de
calidad de los alimentos y por los riesgos
ambientales, económicos y sociales que se
generarán al poner nuestra alimentación en
manos de un puñado de grandes
transnacionales que dominan la industria de
la agroquímica y la biotecnología.
Sin lugar a dudas los cultivos transgénicos
traerán, para unos pocos las trasnacionales
y los grupos de poder económico fuertes
ganancias... para la mayoría, una
agricultura sin agricultores e inseguridad
alimentaria.
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