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AGROTÓXICOS
Así en la Ciudad como en el Campo
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3 millones de trabajadores rurales se
intoxican cada año.
Según la OIT 750 mil productos y
compuestos químicos son utilizados en la agricultura. Ese arsenal
tóxico también afecta a las ciudades; está presente en ámbitos
laborales urbanos y en el uso doméstico.
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Un Programa del
Departamento de Difusión y Prensa de la Regional Latinoamericana de la
UITA.
Cualquier
ingeniero sabe que las fábricas de
fertilizantes son también fábricas de explosivos; las fábricas de
plaguicidas son también fábricas de armas químicas; las plantas
biotecnológicas son también fábricas de armas biológicas.
Como lo señala Jairo Restrepo Rivera de Colombia, “fue por
este motivo que durante la Guerra del Golfo las fábricas de
“fertilizantes” se convirtieron en blancos militares para su
destrucción, ya que de lo contrario, continuarían produciendo materia
prima para la guerra, en virtud que los materiales que se utilizan para
la agricultura cuando son mezclados de otra forma, pueden resultar en
poderosos explosivos. De ahí la causa por la cual muchas de estas
fábricas han explotado por los aires, sembrando contaminación y muerte
en varias ciudades del mundo”.
Bhopal, India, 2 de diciembre, 1984.
La
fuga masiva de Metil-Isocianato utilizado para la fabricación de
agrotóxicos, provocó una de las mayores catástrofes de la industria
química. 3 mil muertos y 400 mil víctimas que aún no han recibido
ninguna compensación por parte de la trasnacional Union Carbide,
propietaria de la planta.
Córdoba, Veracruz, México, 3
de mayo, 1991.
Explota la
fábrica de agrotóxicos
ANAVERSA. El saldo: 157 muertos, y la aparición de cánceres y
malformaciones entre los restantes afectados.
Esta planta ubicada en las cercanías de casas,
escuelas y comercios, fabricó plaguicidas altamente dañinos para el ser
humano y el ambiente. Durante 10 años, a pesar de las protestas
organizadas por los vecinos debido a los efectos que provocaban en la
salud las emanaciones de la fábrica, la solicitud de reubicación nunca
se tomó en cuenta.
Antananarivo,
Madagascar, 5 de noviembre, 1997.
Explota un almacén
de la transnacional Hoechst.
Surabaya,
Indonesia, 29 de diciembre, 1997.
Explota
un depósito de plaguicidas.
Toulouse, Francia, 21 de setiembre 2001.
Explota la fábrica de fertilizantes de AZF. 29 muertos, 1200
heridos y barrios enteros de la ciudad devastados.
Jorge Riechmann,
investigador español, apunta que
“la
guerra contra la naturaleza forma parte del funcionamiento normal de las
sociedades industriales contemporáneas. Este potencial bélico se vuelve
contra nosotros mismos; a veces de forma tan directa como las descritas;
otras veces de manera mucho más sinuosa e indirecta como los cánceres
provocados por moléculas biocidas o los mecanismos de la disrupción
hormonal, entre otros”.
Codazzi, Colombia, 1995
La
otrora capital del algodón pasó a convertirse en un gran basurero de
desechos tóxicos y en uno de los municipios con más alta incidencia de
cáncer en el país.
A
comienzos de 1995 los 300 estudiantes del recién creado Instituto
Técnico Agropecuario en Valledupar, sufrían de frecuentes dolores de
cabeza, náuseas, vómitos, desmayos y brotes en la piel. Como los alumnos
provenían de los barrios más pobres del municipio, siempre se pensó que
eran consecuencia de la desnutrición. Una inspección del lugar advirtió
que estaban sobre un basurero de desechos tóxicos, y fueron descubiertos
más de 100 toneles de DDT, Toxafeno, Metil Parthion, entre otros.
Pero
había otro hecho en el cual los pobladores no habían caído en cuenta.
Antes de instalarse allí el citado instituto, funcionó sobre el mismo
basurero tóxico el acopio lechero de la zona, Indulace, por donde
transitó la leche que tomaron los habitantes de Codazzi y zonas
aledañas.
Luis Armando Castro,
Ingeniero
Agrónomo especializado en
Entomología,
recogió muestras del suelo contaminado y las llevó
a su laboratorio.
Agregó 1000
centímetros cúbicos de agua a 500 gramos de tierra envenenada. Con el
líquido filtrado preparó 6 disoluciones que se aplicaron contra larvas
de un mosquito corriente. La mortalidad fue del cien por ciento. Aunque
muchos de los venenos habían sido enterrados 30 años atrás, aún
conservaban sus efectos tóxicos.
Lima, Perú, año
2000.
Una
muestra efectuada
sobre 500 personas, en relación con la utilización de plaguicidas
domésticos, realizada por RAPAL, arrojó los siguientes
resultados:
- 67% de
los encuestados utiliza plaguicidas extremadamente tóxicos para
controlar plagas domésticas.
- El 90%
respondió que no tenía información sobre cómo prevenir o disminuir los
riesgos de intoxicación por plaguicidas.
Barcelona, España,
setiembre 2002
El titular del Juzgado 3 en lo Social condenó al Hotel Hilton y a
su aseguradora, a pagar una indemnización de 251. 300 dólares a Inés G.
M., por concepto de daños físicos y morales. A esta mujer de 46 años se
le reconoció invalidez absoluta tras resultar intoxicada por una serie
de fumigaciones contra plaga de insectos. De una decena de trabajadores
de la limpieza que denunciaron los mismos hechos, el caso de Inés es el
primero que llega a Tribunales, y es la primera vez que se
responsabiliza a un hotel en un caso de intoxicación de un empleado.
Suiza, 1999.
Un grupo de
científicos del citado País, anunció que gran parte de la lluvia que cae
en Europa contiene niveles tan altos de pesticidas, que el agua de
lluvia sería ilegal si fuese suministrada como agua potable. La lluvia
que cae sobre Europa contiene Atrazine y Aloclor entre
otros venenos agrícolas. La Unión Europea determinó como parámetro
máximo 100 nanogramos por litro para cualquier pesticida individual en
el agua potable. Stephan Müller, del Instituto Federal Suizo para
la Ciencia y la Tecnología Ambiental en Dubendorf, reportó una muestra
de lluvia que contenía 4000 nanogramos por litro del agrotóxico 2,4
Dinitrofenol.
Rincón-í,
Paraguay, noviembre, 1998.
La transnacional
Delta Pine, se deshizo a cielo abierto de 660 toneladas de
semillas de algodón ya vencidas, a orillas de un camino vecinal y a
escasos metros de una escuela pública donde concurrían 262 niños. Según
datos provenientes de la consultora estadounidense “Technology
Sciences Group”, esa carga maldita contenía 4.000 quilos de
agrotóxicos y una cantidad inconmensurable de Bacillus Subtilis,
una bacteria manipulada en laboratorio.
En las bolsas que
fueron arrojadas en Rincón-í, se advierte sobre uno de los cinco
agrotóxicos con los que fueron tratadas las semillas, el producto
Orthene (Acefato). La leyenda en inglés señala: “El producto
contiene materiales que pueden producir cáncer, efectos mutagénicos o
reproductivos, según datos obtenidos de pruebas realizadas con animales
de laboratorio. Por información de emergencia llame gratis al
1-800-457-2002”.
La llamada es
gratuita si la persona vive en los Estados Unidos. Si vive en
Rincón-í, lo gratuito, es la agresión.
La omnipresencia
de los agrotóxicos con sus costos sanitarios y sus devastadoras
consecuencias para el ambiente nos hace preguntar:
¿Cuál es la
verdadera plaga?
¿Quién es el
enemigo?
Cuando se
publicita que hay un manejo seguro de estos productos:
¿Quién es el
beneficiado?
¿Quién se
perjudica?
Este fue un programa del Departamento de
Difusión y Prensa de la Secretaría Regional Latinoamericana de la
Unión Internacional de Trabajadores de
la Alimentación y la Agricultura (REL – UITA) |
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