Un Programa del Departamento de
Difusión y Prensa de la Regional Latinoamericana de la UITA.
¿Por
qué las Lesiones por Esfuerzos Repetitivos (LER) están atacando a un
número cada vez mayor de trabajadoras y trabajadores?
Las LER afectan cada vez a mayor
cantidad de trabajadores y se extienden en una amplia gama de tareas y
de sectores de actividad, tanto en los servicios como la limpieza, la
industria agroalimentaria, textil y mecánica, y la construcción.
Para el Dr. Roberto Ruiz,
especialista en medicina laboral, la explicación está basada en el
cambio del modo de organización del trabajo. Este cambio ha
determinado que la explotación del trabajo del que ofrece mano de
obra, por aquel que posee los medios de producción, esté aumentando
día a día. Hoy, 8 horas de trabajo son efectivamente 8 horas
trabajadas, sin tiempo para ir al baño o tener un diálogo con el
compañero de al lado. Ésto para los capitalistas fue muy bueno, porque
además de aumentar mucho la producción, desarticula aún más a los
trabajadores, que se enferman más y se organizan menos.
Nuestro cuerpo tiene límites, a
pesar de ser una máquina maravillosa. Cuando se agrede
sistemáticamente al cuerpo humano, y se agrede más allá del límite, es
que aparecen las condiciones para que ocurran las enfermedades.
En marzo de 1997, el Departamento
de Trabajo de EE.UU. informó que en 1995 se habían registrado
oficialmente en ese país, un total de 6.6 millones de lesiones y
enfermedades, relacionadas con el trabajo. El 62%, esto es, 3 de cada
5 de las enfermedades profesionales, constituían trastornos asociados
a los movimientos repetitivos, como el síndrome del túnel carpiano.
Un 30% de las
trabajadoras europeas declaran sufrir problemas de espalda; el 17%
declaran dolores musculares.
INDUSTRIA DE ALIMENTOS =
FÁBRICAS DE LER
Estamos asistiendo a un dramático
crecimiento en el número de trabajadores y trabajadoras en la
industria de la alimentación, portadores de síntomas relacionados a
los esfuerzos repetitivos. En un alto porcentaje este tipo de lesiones
determinan:
-
Una incapacidad laboral de por vida.
-
Presencia constante de fuertes
dolores.
-
Pérdida de tacto y de fuerza.
-
Una marcada incapacidad para
desarrollar tareas cotidianas y sencillas.
-
Pérdida de independencia, para casi
todo se depende de otra persona.
- Daños emocionales y cuadros profundos de depresión.
“Le Monde Diplomathique” en
diciembre de 2001, en el artículo “El trabajo, esa máquina de matar”,
expresa: La salud pública se vuelve una cosa demasiado seria para
dejarla en manos de la patronal y de sus interlocutores sociales. La
regla de oro debe ser la prevención, y es necesario convocar a los
representantes de los trabajadores, a los del Estado, a las
asociaciones de enfermos y a los médicos laboralistas independientes.
El Código Laboral francés indica que, “EL TRABAJO DEBE ADAPTARSE AL
INDIVIDUO”. ¿CUÁNDO SERÁ POR FIN PUESTO EN PRÁCTICA?.
LAS
LESIONES NO SÓLO IMPLICAN INCAPACIDAD DEFINITIVA O PARCIAL PARA EL
TRABAJO, SINO TAMBIÉN EN EL HOGAR Y ENTORNO SOCIAL.
La enfermedad, en un alto número
de casos, supone la pérdida del tacto y de la fuerza. Así, las
afectadas experimentan, cómo tareas cotidianas y sencillas se
trasforman en imposibles o difíciles de realizar:
Patricia Rocha Vilela,
ex-trabajadora de Nestlé en Sao Paulo, Brasil, por padecer LER tiene
su mano y brazo derecho, prácticamente inutilizados.
A 1 año de ser despedida de la
empresa sigo teniendo dificultades para hacer muchas cosas, por
ejemplo: cuando voy a peinarme, para bañarme, para barrer, para
escribir, para colgar ropa. No puedo estar más de un minuto con el
brazo levantado. En el ómnibus, necesito pedir un asiento para viajar
segura. Para comer carne debo pedir que me la corten, porque yo no
puedo por causa del dolor. Eso es humillante, eso da vergüenza.
Todo esto que pasa con la mujer
que es portadora de esta dolencia, no es solamente un cuadro de dolor
que se da un anti-inflamatorio y listo, y se quita así. No. Es una
cosa mucho más amplia que envuelve un soporte sicológico competente,
un soporte fisioterapéutico competente, para el tratamiento de quien
sufre de este mal.
Ya tengo 23 años. Fui despedida de
la empresa y ninguna otra empresa me va a tomar para trabajar con este
problema que tengo en el brazo. Los tratamientos no están dando
resultados, los remedios me hacen mal, ya no sé que voy a hacer. Tengo
personas que me ayudan, que están luchando conmigo, que sufren
conmigo. Sólo quién tiene un dolor así, sabe lo que yo siento, y
cuántas noches llevo sin dormir por los dolores del brazo. No sé que
va a ser de mi vida, no sé cuál será mi futuro. Sólo Dios puede saber
y decidir lo que va a ser de mi vida de ahora en adelante.
¿LAS LER TIENEN SOLUCIÓN?
Según la Dra. Lilián Vieira
Guimaraes, Terapeuta Ocupacional, “las LER, consecuencia de las
condiciones adversas de trabajo, tienen una larga historia, pero su
incidencia se ha incrementado extraordinariamente en todo el mundo en
los últimos 15 años. Países como Dinamarca, Finlandia, Suecia han
podido controlar el avance de la enfermedad. Esto se debe a la
voluntad política evidenciada a la hora de superar el problema, como a
la inversión por parte de los empresarios para mejorar los ambientes
de trabajo, con la finalidad que los trabajadores no sean lesionados”.
Para la superación de este
problema nosotros no encontramos otra posibilidad si no la
organización. Y lo que constatamos es que los empresarios buscan el
lucro, el lucro por sobre todo, y está el capital que está en primer
lugar y no la salud.
Para el Dr. Roberto Ruiz, la lucha
por la superación de las LER, no es en absoluto un problema técnico
referido al cambio de sillas y mesas, sino esencialmente político, que
obliga a los dirigentes sindicales a cuestionar la actual organización
del trabajo, que abarca niveles de deshumanización nunca antes
imaginado.
ENTRE LA URGENCIA Y EL DOLOR
Un
día de mi vida
Aquí estoy yo, perdida a los 33.
Soñando
en un lugar a donde ir, o que hacer
dejada de lado por mis pares, desamparada
en
momentos en que enfrento molinos de viento.
Mucho que decir,
¿por dónde empiezo?
Empiezo con el dolor, tan agudo que no sé cómo aliviarme.
Me
siento, levanto,
Qué hacer para que el dolor se vaya.
A
veces me siento mutilada.
Sin miembros,
siendo nada.
¡Tome una píldora, mate el dolor!
Mi
independencia, tan valiosa, tan querida,
escapó.
Nada para mí, solo cuidados.
Cuidado con estirar los brazos.
Cuidado al ponerme la ropa.
Cuidado al abrir el grifo.
El
cuidado se infiltra más y más, infinito en mis
pensamientos.
Usando cabestrillos, estropeando mi apariencia.
¿Qué sucedió, me abrí el pulso?
¿Explicaciones?
Nadie las da.
Que envidia, que celos de quien consigue comer sin dolor.
Conducir, peinar los cabellos de su hija.
Hacer el amor sin dolor.
(1985, Poema
de una ex-trabajadora, víctima de LER).
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