Un minuto de silencio para recordar a todas
aquellas personas que fallecieron a causa de las malas
condiciones en que desarrollaban sus labores, dio inicio a
la conmemoración del Día Internacional de la Salud y la
Seguridad en el Trabajo por parte de la Confederación
Sindical de Trabajadores “José Benito Escobar” (CST-JBE),
que integra la
Federación Unitaria de Trabajadores de la Alimentación de
Nicaragua (FUTATSCON), afiliada a la UITA.
La actividad, en la que participó también la Ministra de
Trabajo, Jeannette Chávez, ha sido ocasión para
presentar un informe sobre las condiciones de salud y
seguridad ocupacional de los trabajadores y trabajadoras
nicaragüenses y subrayar la importancia de la recién
aprobada Ley 618 –“Ley General de Higiene y Seguridad en el
Trabajo”–, con la que se alcanza una mayor regulación de la
seguridad y la salud de los trabajadores.
Citando el Informe 2008 de la OIT,
“Mi vida, mi trabajo, mi vida en seguridad: gestión del
riesgo en el medio laboral”,
el secretario general de la
CST-JBE, Luis Barboza, dijo que “la salud laboral
es un derecho humano y todos los trabajadores y trabajadoras
tenemos derecho a una ambiente laboral saludable. Pese a que
este derecho esté garantizado por la Constitución, los
Códigos del Trabajo, los Convenios internacionales y las
leyes que protegen a los trabajadores, cada año en el mundo
mueren 2,2 millones de trabajadores por las condiciones de
trabajo a las que están sometidos en los distintos sectores.
Cada año –continuó Barboza– se registran 270 millones
accidentes de trabajo no mortales y 160 millones de nuevos
casos de enfermedades laborales. Es por eso que nuestra
organización sindical, preocupada por la situación que
enfrentan las y los trabajadores, y acompañada por otras
organizaciones, ha puesto como punto principal de su agenda
la capacitación de sus dirigentes y afiliados”.
A través del Programa de Salud y Seguridad de los
Trabajadores (PROSSTRAB), la CST-JBE y la
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) de
León han capacitado a 75 técnicos en Seguridad e Higiene
Ocupacional y 300 dirigentes sindicales y trabajadores en
conocimientos básicos. Al mismo tiempo, se han capacitado 25
médicos en Salud Laboral y se han formado 87 comisiones
mixtas en las distintas empresas donde hay presencia
sindical organizada.
“Necesitamos mucho más, porque debería de existir un
médico especializado en Salud Laboral por cada clínica y por
cada hospital, para poder diagnosticar cuando se trata de
enfermedades profesionales –agregó Barboza–.
Cuando las personas están expuestas a doce o 14 horas de
trabajo pesado, a gestos repetitivos, al contacto directo
con plaguicidas, con la pelusa de las textileras o con el
cemento de la construcción que penetran en los pulmones, las
afecciones son graves y hay que saberlas detectar con
propiedad”.
De un total de 10.528 accidentes laborales
reportados entre 2007 y 2008 en todo el país,
8.160 ocurrieron en las maquilas |
Para el secretario general de la CST-JBE es
importante que sean los trabajadores y trabajadoras los
primeros en reconocer lo que está ocurriendo, y luchar para
que sean respetados sus derechos garantizados por las leyes.
“Siempre habrá empleadores que no quieren cumplir con las
leyes, con las normas de seguridad laboral y con el trabajo
decente. Para nosotros, trabajo decente quiere decir
trabajar ocho horas, tener un salario digno y las
condiciones ambientales adecuadas, y seguimos sosteniendo
que hay que fortalecer las instituciones que velan por
nuestros derechos y tener una comisión mixta de salud
laboral en cada lugar de trabajo. Los trabajadores tenemos
que quedar en nuestra trinchera de lucha y convertirnos en
defensores de los derechos y de nuestra salud”, concluyó
Barboza.
La situación de Nicaragua
Rubén Sandino,
secretario de Seguridad e Higiene Ocupacional de la CST-JBE,
presentó un informe que recoge los datos hasta marzo de
2008. Según datos del Ministerio del Trabajo (MITRAB),
desde 2000 hasta la fecha hubo 272 accidentes mortales (doce
de ellos en lo que va del año). En 2007 los accidentes
laborales reportados fueron 10.528, mientras que en enero de
este año ya se habían alcanzado los 831. Datos alarmantes,
pero que esconden una situación mucho más grave de lo que
reflejan las estadísticas del MITRAB, ya que el
amplio sector del trabajo informal y el fenómeno de la
tercerización del trabajo crean un subregistro que impide
conocer los datos reales de muertes y accidentes laborales.
Los más desprotegidos
Entre los sectores más golpeados por falta de medidas de
protección a los trabajadores y trabajadoras se destacan el
sector del banano, de la caña de azúcar, la maquila y los
buzos del mar.
Los gastos vinculados con las enfermedades
profesionales y los accidentes de trabajo son
equivalentes al 4 por ciento del PIB del
planeta, es decir más de un billón de dólares |
Las plantaciones de banano y de caña se han vuelto
tristemente famosas por las graves afecciones a sus
trabajadores, expuestos al contacto con agrotóxicos. Estas
exposiciones y la ingesta de agua contaminada han generado
una verdadera hecatombe, dejando un macabro saldo de miles
de muertos y decenas de miles de afectados y afectadas. En
el caso de la maquila, entre 2007 y 2008 hubo 8.160
accidentes laborales de un total reportado de 10.528, lo
cual representa un índice muy elevado.
Se calcula que los gastos vinculados con las enfermedades
profesionales y los accidentes de trabajo (prestaciones de
invalidez para los sobrevivientes, tratamientos médicos,
días de ausencia, entre otros) son equivalentes al 4 por
ciento del PIB de todos los países del planeta, es
decir más de un billón de dólares. En Nicaragua ese
gasto significa más de 8 millones de dólares anuales.
La Ley General de Higiene y Seguridad en el
Trabajo
Como un instrumento imprescindible para modificar la grave
situación en que viven los trabajadores y trabajadoras
nicaragüenses, en julio de 2007 se logró aprobar la Ley 618
“Ley General de Higiene y Seguridad en el Trabajo”.
Según Róger Barrantes, responsable de Relaciones
Exteriores de la CST-JBE, “La Ley 618 crea tres
instrumentos que son de vital importancia. El primero es que
obliga a los empleadores tener una certificación para
iniciar sus operaciones y para conseguirla, deben cumplir
con todas las medidas de higiene y seguridad ocupacional.
El segundo punto tiene que ver con las inspecciones. Antes
–recordó Barrantes–, los inspectores de Higiene y
Seguridad Ocupacional tenían que ir acompañados por
inspectores generales del Trabajo, mientras que ahora tienen
autonomía funcional y ningún empleador puede negarse a
recibirlos, porque caería en una causal de falta grave y
tendría que pagar una multa de hasta 60 salarios mínimos. Es
una ley que promueve la cultura del cumplimiento y de
alianza entre trabajadores y empresarios sobre el tema de la
seguridad, pero tiene también elementos de castigo.
El tercero es la creación del Consejo Nacional de Higiene y
Seguridad Ocupacional y también de los Consejos
Departamentales de Higiene y Seguridad Ocupacional. Estos
Consejos ya están en casi todos los departamentos del país y
conciernen a empresarios, autoridades locales y
trabajadores, a través de los sindicatos legalmente
constituidos”.
Para el dirigente sindical, la responsabilidad no es
solamente de los empleadores sino también de los
trabajadores. “Frente a los números cada vez más
impresionantes de muertes, accidentes y enfermedades
laborales, estamos dispuestos a asumir un reto, que no es
solamente luchar para que se cumpla la ley, sino que los
trabajadores y trabajadoras cumplan con las medidas de
seguridad e higiene ocupacional, porque muchas veces son
ellos mismos que rehúsan usar los equipos de protección.
La Ley 618 viene a reglamentar toda la materia, pero
nosotros tenemos que cumplir con la parte que nos
corresponde, para lograr lo que es nuestro lema: la vida, la
salud y la seguridad de los trabajadores es primero”,
concluyó Barrantes.
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