Brasil

Realidad de abandono y precariedad

Una realidad de total abandono y precariedad en la atención de la salud indígena en todo el país fue denunciada en nota pública por el Concejo Indigenista Misionero. En la nota divulgada, un relevamiento de la situación de calamidad en diferentes estados describe las condiciones de la atención de la salud indígena en todo el país.

 

En el estado de Tocantins, en los últimos cinco meses, murieron 15 niños del pueblo Apinajé, a causa de diarrea, vómito, gripe y fiebre. En Mato Grosso do Sul, murieron decenas de niños Guarani-Kaiowá debido a la desnutrición. En Pará, siete niños del pueblo Munduruku murieron víctimas de infecciones intestinales. En Amazonas, las organizaciones indígenas vienen denunciando en forma sistemática la desatención de los servicios de salud y la propagación de enfermedades infectocontagiosas. En Roraima, entre los Yanomami, los índices de malaria reaparecen con intensidad, en función del abandono de las medidas preventivas de salud, específicamente en los servicios de combate del mosquito transmisor de la enfermedad.

 

En Acre, 10 niños Kaxinawá, de Alto Purus, murieron a causa de la diarrea. En los estados del Sudeste y del Sur, fueron registrados decenas de casos de desnutrición en niños Guaraníes y Kaingang, con casos de muertes en aldeas que, en su mayoría, se encuentran ubicadas en pequeñas áreas de tierras devastadas por el proceso colonizador. En Mato Grosso, el gobierno presenció pasivamente la muerte de niños Xavante, de la tierra indígena Marawatsede. Esta área, ya demarcada y homologada, continúa fuera del dominio del pueblo Xavante, invadida por hacendados de la región.

 

En el Estado de Maranhão, 14 niños de la aldea Bananal murieron en el 2005, y en enero de 2006, se registraron más de seis muertes. Las causas fueron diarrea y desnutrición. En Rondônia, la ausencia de una intervención consistente por parte de la Funasa ha causado la propagación de enfermedades infectocontagiosas, como por ejemplo las hepatitis tipos B y C.

 

Incluso en los estados en que los pueblos indígenas se encuentran articulados y sus organizaciones han tenido mayor control social sobre la asistencia en el área de salud, el Cimi verifica el total abandono de los equipos médicos y de los vehículos que atienden a las comunidades.

 

Pidiendo medidas urgentes, la entidad indigenista señala como las principales causas del colapso: la tercerización de las políticas de asistencia, iniciada por el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso y profundizada por el Gobierno de Lula, el vaciamiento de la política de salud y el fin de la autonomía administrativa conquistada por los distritos.

 

Según la nota, "en los últimos años, la Fundación Nacional de Salud (Funasa) ha provocado innumerables fricciones y dificultades con el movimiento indígena organizado, al promover la ruptura unilateral de asociaciones de cooperación inicialmente establecidas y su substitución por instituciones totalmente ajenas al campo indigenista, como asociaciones universitarias y ONGs, así como alcaldías municipales. Las ocupaciones de las sedes de la Funasa en prácticamente todas las regiones demostraría la insatisfacción de los pueblos indígenas con la política de asistencia en curso".

 

Además recae sobre la Funasa la denuncia de haber restringido "la participación organizada de los pueblos indígenas, monopolizó todo el proceso preparatorio de la IV Conferencia Nacional de la Salud Indígena en las regiones, no permitiendo que la Comisión Intersectorial de Salud Indígena y las organizaciones indígenas e indigenistas participasen de este proceso, lo que generó dudas sobre la Conferencia, prevista para ocurrir este mes". Para el Cimi, "la IV Conferencia Nacional de Salud Indígena sólo tendrá legitimidad cuando haya una participación efectiva de los pueblos y organizaciones indígenas e indigenistas".

 

Adital

20 de marzo de 2006

  

 

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