Brasil se salta la
patente para dar
fármacos antisida a 75.000 infectados |
El Gobierno
de Lula es el primero en el mundo
que se
enfrenta a los grandes laboratorios
Brasil se
convirtió ayer en el primer país del mundo que rompe una
patente de un fármaco. Se trata del efavirenz, de MSD,
que el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha
decidido fabricar después del fracaso de las negociaciones
con la multinacional para que rebajara su precio. En
Brasil viven 200.000 personas con VIH, de las que
unas 75.000 toman este fármaco, que se considera de primera
línea para combatir la infección por VIH. La licencia
obligatoria, que se firmó ante los medios de comunicación y
representantes de los afectados, fue recibida con una
ovación.
El aplauso
ratificó la firma en el Palacio de Planalto, en Brasilia,
del decreto presidencial por el cual Luiz Inácio Lula da
Silva declaró nula en territorio brasileño la patente
del retroviral. Brasil justificó la decisión en el
alto precio que la empresa cobra al Estado por un
medicamento esencial para los enfermos.
En la
práctica, lo que ha decidido el Gobierno brasileño es la
sustitución por un genérico –fabricado en Brasil o
importado de India– del retroviral efavirenz, cuya
patente es de Merck Sharp & Dohme. MSD es una
de las tres mayores farmacéuticas del mundo, con una
facturación de más de 16.000 millones de euros al año. Dar
efavirenz a 75.000 personas le cuesta 43 millones de dólares
(31.7 millones de euros) al Gobierno brasileño.
"Estamos
dando un paso importante que vale tanto para este
medicamento como para cuantos otros fuera necesario",
subrayó el presidente brasileño. Lula aseguró que no
permitirá que en su territorio los intereses comerciales
primen sobre la salud. "Hoy es el efavirenz, pero mañana
puede ser cualquier otra pastilla". Para el mandatario "se
trata de que los precios sean justos no sólo para nosotros
sino para cualquier ser humano del planeta que esté
infectado. A fin de cuentas, entre nuestro comercio y
nuestra salud vamos a cuidar de nuestra salud".
El equipo
del ministro brasileño de Salud, José Gomes Temporão
ha mantenido en el último año varias reuniones con
representantes de la farmacéutica para tratar de rebajar el
precio del retroviral, pero no se ha llegado a un acuerdo.
"Tuvimos muchas reuniones y en ningún momento nos
presentaron una propuesta seria" se quejó Gomes Temporão,
quien finalmente aconsejó a Lula romper la baraja. Y
el presidente decidió hacerlo dándole el mayor relieve para
dejar claro que la fabricación de genéricos es una apuesta
de su Administración y no una medida forzada por el fracaso
de una negociación.
Brasil acusa
al laboratorio farmacéutico de cobrarle cerca de un 150 por
ciento del precio del medicamento respecto a otros países.
El laboratorio había realizado dos ofertas, la última de las
cuales contemplaba una rebaja del 30 por ciento, una medida
considerada insuficiente por Brasilia.
MSD emitió un
comunicado en el que declaraba su "decepción" por la actitud
del Gobierno brasileño y aseguraba que su oferta era
"justa". Los brasileños rebaten que mientras la importación
del genérico fabricado en la India cuesta 0,44
dólares por unidad (0,32 euros), Merck está cobrando
a Brasil 1,65 dólares (1,21 euros). El Gobierno
quiere ahorrar 240 millones de dólares (177 millones de
euros) de aquí a 2012, fecha en la que expira la patente.
Hasta la
noche del jueves, portavoces de Merck Sharp & Dohme
aseguraban desconocer las intenciones del Ejecutivo
brasileño y se quejaban de la falta de voluntad negociadora
del ministro de Salud. La administración brasileña no teme
que la empresa abandone Brasil dado el gran volumen
de ganancias que representa su mercado en un campo como el
de la industria farmacéutica donde la competencia es feroz.
El decreto
firmado por Lula es una medida contemplada por el
Acuerdo de Propiedad Industrial de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) que señala que un país puede
ignorar la legislación sobre patentes de medicamentos en
casos de emergencia. A este respecto, Brasil ha
calificado al medicamento fabricado por Merck como
"de interés nacional" y "demasiado caro". La medida cuenta
con un amplio respaldo del Congreso brasileño.
Oficialmente en Brasil hay unas 200.000 personas que
han desarrollado el sida y reciben del Estado un complejo de
17 medicamentos de los cuales ocho son fabricados en
Brasil. "Es un momento histórico", subrayó a medios
locales Ana Paulo Prado, del Programa de lucha contra
el Sida del Ministerio de Salud. "El decreto representa la
sustentabilidad del programa a largo plazo". El Gobierno
brasileño ha advertido repetidamente que los altos precios
de los retrovirales ponen en peligro su administración
gratuita por parte del Estado a los enfermos. En apenas ocho
años Brasil ha pasado de suministrar estos
medicamentos de 2.500 personas a las 75.000 actuales.
Jorge Marirrodriga
Comfia
8 de mayo de 2007
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