La
educación para la salud
como
base del desarrollo
|
El
objetivo de la cooperación debe ser hacer a los pueblos
dueños de su futuro, incrementando su autonomía y
protagonizando sus propios procesos de cambio. En este
contexto, la salud es entendida como un derecho básico de
todas las personas, un estado de bienestar completo que sólo
se podrá alcanzar mediante el esfuerzo conjunto de
ciudadanía e instituciones para acabar con la pobreza y
hacer que todas las personas tengan acceso a sistemas que
garanticen su salud. En este sentido, especial atención
merecen las mujeres. Según la OMS, cada minuto muere una
mujer por complicaciones durante el embarazo y el parto. La
mayor parte de estas muertes se producen en países en
desarrollo.
Mozambique. Hospital provincial de Macomia.
Quince mujeres asisten a un curso de formación de parteras
tradicionales impartido por la Dirección Provincial de Salud
con el apoyo de la ONG medicusmundi. Serán formadas “en la
importancia de que las mujeres comiencen el control del
embarazo lo más pronto posible”, afirma Celina Assamo,
enfermera jefe de Salud Maternoinfantil del Hospital de
Macomia. “Las futuras madres no hacen consulta prenatal y no
saben el riesgo que corren, no saben si su hijo va a nacer
bien. Son riesgos que en la consulta se pueden detectar.
Muchas veces se quedan en sus aldeas a dar luz y cuando
llegan al hospital es muy tarde para ayudarles. Las parteras
tradicionales nos van a ayudar a mandar a estas señoras a
las maternidades en tiempo oportuno para que les ayudemos”,
añade Celina.
Cada año, cada pocos meses, se han públicos informes que
reflejan unas cifras nada alentadoras en lo que a salud se
refiere. Uno de los últimos, hecho público por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales del mes de
marzo, denunciaba que de los más de 130 millones de niños
que nacen cada año en el mundo, 11 millones no llegarán a
cumplir los cinco años. El 90 por ciento de esas muertes se
producen por causas como la falta de atención durante el
embarazo o el parto, o infecciones que provocan diarreas o
neumonía, que en muchos casos pueden ser evitables con unas
mínimas medidas preventivas.
Salud,
desarrollo y comunidad
El desarrollo pertenece a cada pueblo, que debe ser
destinatario y protagonista de los procesos de cambio.
Debemos entenderlo como un proceso de ampliación de las
capacidades y las opciones con que cuentan las personas,
especialmente los sectores más vulnerables y empobrecidos.
El objetivo de la cooperación debe ser hacer a los pueblos
dueños de su futuro, incrementando su autonomía y
protagonismo en los procesos de cambio.
En este contexto, la salud es entendida como un derecho
básico de todas las personas, un estado de bienestar
completo que sólo se podrá alcanzar mediante el esfuerzo
conjunto de ciudadanía e instituciones para acabar con la
pobreza y hacer que todas las personas tengan acceso a
sistemas que garanticen su salud. Cobra una importancia
trascendental el papel de la comunidad, con la que habrá que
trabajar para concienciarla de que su salud es
responsabilidad de todos y todas, por lo que podemos afirmar
que la cooperación debe orientar muchos de sus esfuerzos a
trabajar la educación para la salud.
La
educación para la salud y la cooperación
En esta línea, los proyectos de cooperación sanitaria
deberían priorizar acciones en las que, sin olvidar la
creación o la mejora de infraestructuras y equipamientos, se
involucre a la comunidad, pues sólo así las acciones tendrán
un mayor impacto, serán más sostenibles y eficientes. Uno de
los primeros mitos que hay que desmontar es que la salud de
una población depende sola y exclusivamente del personal
sanitario: la salud es responsabilidad de todos y todas.
Hay que formar a personas de las comunidades, personas que
sean respetadas y conozcan en profundidad el contexto en el
que van trabajar. En este sentido, tendríamos que subrayar
el papel transformador que, en determinados contextos,
pueden adquirir las mujeres, que van a ser las que tengan
que poner en práctica la mayoría de los conocimientos, ya
que cuando hablamos de educación para la salud, en muchos
casos, vamos a tratar asuntos relativos al embarazo y al
parto y porque otros aspectos como alimentación, agua y
vivienda suelen ser su responsabilidad.
Estas personas formadas, estos promotores de salud de las
comunidades, junto con las autoridades sanitarias locales,
son un elemento central de los proyectos de educación para
la salud, pues juegan el rol de líderes comunitarios capaces
de manejar en las aldeas las dolencias más comunes. Se han
convertido, en fin, en el elemento articulador de la
atención entre la comunidad y los equipos institucionales de
salud.
El caso de
la salud materna
Uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio consiste en
reducir a una cuarta parte la mortalidad materna para el año
2015. La OMS por su parte, dedica este año el Día Mundial de
la Salud a la salud maternoinfantil para llamar la atención
sobre el hecho de que ni muchos países ni la comunidad
internacional ofrecen especial atención a la salud de
mujeres y niños. Según este organismo, cada minuto muere una
mujer por complicaciones durante el embarazo y el parto. La
mayor parte de estas muertes se producen en países en
desarrollo.
Ante estos altos índices de mortalidad materna debido a la
carencia de medios humanos capacitados y medios técnicos
suficientes, surge la partera, que desempeña una importante
labor en los cuidados de salud de muchas comunidades
rurales. Por ello, el trabajo en salud maternoinfantil se
debe centrar en muchos casos en ellas, promoviendo su
formación y reciclaje continuo, así como dotándolas del
equipamiento necesario para atender los partos. Pero no
debemos olvidar, como apuntábamos antes, que la salud es
responsabilidad de toda la población, a la que habrá que
concienciar de la necesidad de potenciar la asistencia a los
partos por medio de parteras cualificadas, sean
tradicionales o con formación académica.
Evitar
estar enfermo
Pero cuando hablamos de Atención Primaria de Salud en las
comunidades, debemos ir, como afirma el doctor Carlos
Mediano, más allá de un modelo basado solamente en médicos y
tecnologías sofisticadas y costosas. El objetivo es promover
un modelo de salud basado en la prevención de enfermedades y
en la promoción de hábitos saludables. Es decir, debemos
concienciar a la población de que hay que evitar estar
enfermos. No debemos olvidar que, cuando nos referimos a
atención sanitaria básica, el 80% de los problemas de salud
se pueden solucionar con asistencia de primer nivel. Esto
nos muestra una vez más el papel fundamental de la educación
para la salud en el trabajo de Atención Primaria.
Pero es que además, como asegura el especialista boliviano en
comunicación educativa para el desarrollo humano, Carlos A.
Camacho, la educación para la salud debe posibilitar la
movilización de la población, facilitar la construcción de
relaciones democráticas sobre la base de la deliberación y
la participación ciudadana, dando un paso adelante para
formar a personas responsables capaces de asumir y exigir su
salud como un derecho y su cuidado como un deber.
Francisco José Vega
Agencia de
Información Solidaria
15 de
abril de 2005
|