Lo
que en un principio se sospechó podría ser una cortina de
humo mediática para minimizar algunas medidas tomadas por el
gobierno en materia de seguridad, se ha convertido en una
auténtica crisis de salud pública. La capital más grande de
Latinoamérica está paralizada, interrumpidas las clases,
disminuida la actividad económica y la poca gente que
circula en las calles en su mayoría lo hace con tapabocas.
El pánico, una de las peores enfermedades de la humanidad,
también está haciendo mella en las familias mexicanas. El
gobierno del Distrito Federal analiza si detendrá el
transporte público, cuando ya todas las actividades
multitudinarias están suspendidas.
Las principales calles del Distrito Federal están casi
vacías. Los transeúntes, reducidos a por lo menos la mitad
de un día habitual, lucen en su mayoría tapabocas. En la
ciudad más grande de Latinoamérica, que cuenta con
más de 20 millones de habitantes, ha estallado una
emergencia de salud pública debido a la proliferación de la
influenza o gripe porcina.
Ayer, martes 28, el presidente Felipe Calderón informó
que el número de personas atendidas por influenza en los
hospitales y clínicas asciende a 1.384, de las cuales 929
habrían sido dadas de alta, mientras 374 continúan
internadas. Los muertos oficialmente relacionados de forma
confirmada con la influenza son hasta ahora siete, cuando en
estas horas se anunció el primer deceso en Estados Unidos.
La falta de
información ha sido la constante durante estos primeros
días. El Presidente señaló que no será sino hasta hoy,
miércoles 29, cuando la Secretaría de Salud (SSA)
podrá contar con laboratorios capaces de identificar el
virus para mayor precisión del diagnóstico.
En un
mensaje por televisión y radio, en el cual aportó pocos
datos, Calderón llamó a la población a mantener la
calma, señalando que la enfermedad “es grave pero tiene
cura”.
Una fuente
extraoficial de la Secretaría de Salud informó que “se trata
de un virus muy virulento y peligroso, aún no saben de qué
tipo exactamente. Comentan que probablemente es influenza
porcina, pero lo están en investigando en un laboratorio
canadiense”.
Sospecharon cortina de humo
El pasado
viernes 24, cuando se cancelaron las clases en el Distrito
Federal –medida que se extendió a todo el país- así como los
eventos públicos y multitudinarios, algunos analistas
sospechaban que se trataba de una distracción mediática para
disminuir el impacto social de las recientemente aprobadas
medidas en materia de seguridad.
La semana
pasada, la Cámara de Diputados aprobó la nueva Ley de la
Policía Federal que tendrá como objetivo central “la
prevención del delito”. Con 303 votos a favor, dos en contra
y 13 abstenciones, se dio luz verde a esta ley que permitirá
a la Policía Federal hacer escuchas telefónicas, intervenir
en Internet y ejecutar “estrategias encubiertas” de
prevención en las calles.
Por otro
lado, también surgieron voces sosteniendo que la emergencia
se ha salido por completo de las manos del gobierno, y que
hay más personas infectadas de las que se declaran. Teoría
que se ve favorecida por la ausencia de información precisa
originada en el Poder Ejecutivo.
Mientras
tanto, el jefe del gobierno del Distrito Federal, Marcelo
Ebrard, ha anunciado que se está evaluando la
posibilidad de suspender la circulación del transporte
público, inclusive el metro, lo que terminaría por paralizar
completamente la ciudad.
El objetivo
de la etapa actual de la contingencia, expresó el alcalde,
es reducir la velocidad del contagio y el número de
fallecimientos, de ahí la restricción para acudir a lugares
cerrados o concurridos y la solicitud para no salir de la
casa si no es necesario.
La Organización Mundial
de la Salud (OMS) decretó este lunes 27 elevar la
fase de alarma epidemiológica en México, pasando del nivel
tres al cuatro, lo que implica reforzar las medidas de
prevención sanitaria en el país.
La OMS
establece seis fases ante una posible pandemia de gripe
porcina.
La fase cuatro, en la que se
encuentra México actualmente, contempla la
transmisión de persona a persona, capaz de causar brotes a
nivel comunitario, y considera un incremento significativo
en el riesgo de pandemia.
Por otra
parte, el impacto en la economía del país es un hecho. El
secretario de Hacienda, Agustín Carstens, reconoció
durante las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI)
y el Banco Mundial (BM) en Washington que la
propagación de la influenza porcina podría tener
consecuencias "importantes" en la economía mexicana, que ya
está diezmada por la crisis mundial originada en Estados
Unidos. Agregó que habrá que esperar algún tiempo para
tener una mejor idea de las consecuencias económicas de esta
emergencia de salud.
Robert Zoellick, presidente del BM, anunció que apoyará los esfuerzos del
gobierno mexicano para combatir la expansión del virus de la
influenza porcina con 205 millones de dólares de desembolso
rápido.
Académicos
consultados por medios locales coincidieron en que el brote
de influenza provocará presiones sobre el gasto público y
una contracción más severa de la economía durante el
presente trimestre.
Agregándose
a la preocupación generalizada, durante la mañana del pasado
lunes 27 un seísmo de 6 grados en la escala de Richter
con epicentro en el estado de Guerrero provocó el desalojo
de edificios públicos y privados en la capital mexicana.
El
movimiento telúrico ocurrió justamente cuando el secretario
de Salud, José Ángel Córdova, daba una conferencia
sobre la epidemia. Miles de mexicanos salieron a la calle
debido a la preocupación que ocasionó el temblor.
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