Sentencia histórica de incapacidad
por
mobbing
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Después de más de dos años
de acoso sexual en su lugar de trabajo y de mantener una
batalla judicial para que se reconocieran las secuelas que
le habían quedado, una joven cántabra de 29 años ha logrado
que el Tribunal Superior de Cantabria (TSJC) emita una
sentencia histórica al concederle la incapacidad laboral
permanente y absoluta.
EL TSJC
ha considerado que la chica sufre trastorno depresivo,
estrés postraumático y crisis de angustia derivados del
acoso sexual y laboral al que fue sometida por parte de su
jefe. La mujer, que trabajaba como auxiliar de clínica en un
centro veterinario, estuvo de baja desde agosto de 2003 a
febrero de 2005 y decidió denunciar el acoso sexual y
laboral al que estaba siendo sometida por dos vías: la
penal, para acusar a su jefe como autor del acoso, y la
social, para que el tribunal reconociera que las
consecuencias psíquicas que padecía la incapacitaban para
realizar cualquier trabajo. El fallo a favor de la
trabajadora se produjo a pesar de que el juzgado de lo penal
no reconoce que tal acoso existiera.
“abre
una puerta a la esperanza para el
15% de mujeres trabajadoras
españolas, cerca de 1,3 millones,
que, según un estudio del Instituto
de la Mujer, sufren acoso laboral en
sus puestos de trabajo” |
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Desde
CCOO,
cuyos abogados fueron los encargados de defender a la
trabajadora, señalaron que “es la primera sentencia de este
tipo en España, en la que se reconoce la incapacidad
absoluta por acoso laboral”.
La secretaria de la Mujer de
CCOO,
Yolanda Castillo,
señaló que esta sentencia “abre
una puerta a la esperanza para el 15% de mujeres
trabajadoras españolas, cerca de 1,3 millones, que, según un
estudio del Instituto de la Mujer, sufren acoso laboral en
sus puestos de trabajo”.
El Sindicato resalta que el Tribunal de lo Social señala que
la mujer “está
angustiada, no puede salir a la calle si no va acompañada,
por el miedo que soporta, y no tiene ganas de luchar porque
recuerda los abusos sufridos por parte de su jefe”.
Además, la sentencia recoge que “nos encontramos en
presencia de una depresión crónica y severa, motivada por la
situación de acoso sexual a la que se halló sometida por el
empresario”. La situación fue tal que la víctima tuvo que
ser atendida en la Unidad de Salud Mental del Hospital
Marqués de Valdecilla, en Santander, donde señalan que la
mujer “precisa la ayuda y tutela de otras personas para
aspectos básicos de la vida cotidiana”.
Tomado de
Prevention World
27 de marzo de 2007
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