No
cederemos en la defensa de lo nuestro
El azúcar
da trabajo a 2 millones de personas |
La negativa de
Estados Unidos de cerrar sus puertas al excedente
del producto mexicano podría determinar la pérdida
de miles de empleos en los próximos meses.
La actividad productiva azucarera mexicana está viviendo un
prolongado período de incertidumbre, debido a las
determinaciones de la Organización Mundial de
Comercio (OMC), y a la lentitud con que se mueven
las gestiones en los paneles de discusión que se han
promovido sobre el tema de edulcorantes en el marco
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La OMC emitió el pasado 6 de marzo una resolución en contra
de México por los supuestos daños que el impuesto
especial a productos elaborados con edulcorantes
distintos al azúcar de caña les causa a los
productores e importadores de alta fructosa.
Francamente, nos sentimos desolados como trabajadores de la
rama productiva, puesto que ni siquiera estamos
seguros de que los Ministerios gubernamentales
encargados de defender a nuestro azúcar hayan hecho
un trabajo adecuado, y por eso se haya adoptado la
mencionada resolución.
Junto con Canadá y Estados Unidos, México firmó en 1994 el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte,
según el cual a partir de 2000 Estados Unidos nos
compraría los excedentes de azúcar, previo
cumplimiento de ciertos niveles de producción que
obtuvimos sin problemas.
Ante los reiterados incumplimientos de Estados Unidos al
respecto, el Poder Legislativo mexicano aprobó el
mencionado impuesto especial para detener las
voluminosas importaciones de alta fructosa que
sustituye el azúcar en proporción creciente.
Para resolver los incumplimientos de Estados Unidos a lo
establecido en el Tratado para el renglón del
azúcar, México solicitó en agosto de 2000 la
instalación de un panel para discutir y resolver las
diferencias entre ambos países. Hasta la fecha,
nuestros vecinos del Norte no han contestado el
llamado para iniciar el trabajo conjunto.
En cambio, interpusieron una demanda comercial ante la OMC,
argumentando que el impuesto especial implementado
en México para proteger a nuestro azúcar perjudica a
su producto –la alta fructosa– en cuya producción se
utiliza como materia prima maíz amarillo subsidiado
(y al parecer transgénico). De esta forma, los
costos de producción de ese edulcorante son tan
bajos que ningún producto similar en México puede
competir con él.
Estando así las cosas, lo que nos queda a los trabajadores
azucareros mexicanos es denunciar la actitud de
nuestro socio “estrella” que atenta contra la
economía nacional, y en particular contra la
industria azucarera.
Nos preocupa el rumbo que están tomando las cosas en el
ámbito económico internacional. Pero frente a este
panorama, nuestra posición ha sido, es y será la de
realizar cualquier acción necesaria para que se
respeten los derechos de nuestra nación a
desarrollarse de acuerdo a sus posibilidades y
deseos. Rechazamos las burdas imposiciones de
modelos mundiales piramidales por los cuales la
inmensa mayoría de los países vive en la pobreza
extrema, padecen el saqueo neoliberal de sus
recursos y sufren la asfixia financiera que ejercen
los organismos mundiales, mientras una reducida
minoría de países vive en una opulencia que ofende
hasta el más elemental de los principios
humanitarios.
No cederemos en la defensa de lo nuestro, y exhorto a que los
trabajadores y trabajadoras nos unamos cada vez más
hasta formar una barrera de contención que pueda
detener las ambiciones y la inhumanidad de quienes
buscan el dominio del mundo y de los seres que lo
habitan.
Dentro de tres meses tendremos elecciones federales en
México, y eso significa que habrá un nuevo
Presidente. Desde el principio de su gestión le
estaremos recordando e insistiendo en que es
mandatario de todos los mexicanos, y que su
prioridad debe ser la defensa de la integridad
política, económica y cultural del país.
Insistiremos también en recordarle que más de dos
millones de mexicanos viven de la industria
azucarera nacional y sus actividades relacionadas, a
quienes la embestida global puede sumir en la
desgracia económica más ruin.
En todo caso, los azucareros de México nos sentimos
identificados con la UITA, y sabemos que podemos
contar con ella para apoyar nuestra lucha en favor
de lo nacional y de la cooperación entre los países,
así como de aquello que encierra la máxima expresada
por el benemérito de las Américas, Don Benito
Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
Enrique Ramos
7
de abril de 2006
* Sindicato de
Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares
de México
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