Discurso de Guillermo Rivera,
presidente de SINTRAINAGRO
Centenares de activistas y dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de
la Industria Agropecuaria (SINTRAINAGRO), participaron en el acto conmemorativo
de la Masacre de 1928. Si bien muchas de las razones que llevaron a la huelga a
aquellos trabajadores hace 80 años aún están presentes, SINTRAINAGRO es hoy una
de las mayores organizaciones sindicales de Colombia, con más del 90 por ciento
de los trabajadores y trabajadoras bananeros sindicalizados.
La Plaza de los Mártires,
en Ciénaga, estaba cubierta por banderas y carteles de SINTRAINAGRO.
Allí, Guillermo Rivera, el presidente del mayor sindicato bananero del
mundo, transitó la historia, reivindicó el presente de lucha y, de cara al
futuro, prometió no dar un paso atrás.
“Hoy
se cumplen 80 años de una masacre que ha sido
grabada en nuestra conciencia y en la memoria histórica de la humanidad, gracias
a la magistral novela
Cien Años de Soledad
del genial
Gabriel García Márquez,
quien nació
en la zona bananera un año y medio antes de
la huelga –comenzó diciendo Rivera-. Sí, gracias al aleteo vibrante de
cientos de millones de mariposas amarillas, convertidas en palabras mágicas, se
divulgó en todo el planeta que la enfermedad del olvido había sido erradicada de
Macondo.
El tratamiento que recibió aquel movimiento huelguístico de los trabajadores
bananeros constituyó un antecedente de lo que hoy definimos como criminalización
de la protesta social. Para
romper la huelga, el
general Cortés Vargas
seguía las órdenes del autoritario Ministro de
Guerra
Ignacio Rengifo, famoso por tratar con
dureza los conflictos. En el movimiento obrero
Rengifo
sólo vio ‘desorden y rebelión’ inspiradas y promovidas por ‘agentes del
comunismo soviético’, que debían ser reprimidas con firmeza, y si
fuera necesario, con la fuerza”, recordó
Rivera.
“El 13 de noviembre
de 1928, los trabajadores de
la United Fruit Company presentaron
un pliego de peticiones cuyo contenido pretendía lograr la aplicación de la
escasa
legislación laboral
existente
hasta ese momento. Se pedía el cumplimiento
de la ley sobre accidentes de
trabajo, seguro colectivo, descanso
dominical, habitaciones higiénicas,
cesación de los comisariatos,
anulación de los pagos por medio de vales, pago semanal, contratación
colectiva, establecimiento de hospitales y un
aumento salarial
del 50 por ciento.
A estas peticiones -continuó el presidente de SINTRAINAGRO-, la empresa
bananera estadounidense respondió negativamente con el argumento de que los
trabajadores no tenían vinculación laboral directa con ella sino con los
contratistas, y envió
telegramas
alarmistas al gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez
alertando sobre los supuestos peligros de la huelga, lo que dio lugar al envío a
la zona de un gran contingente del Ejército para conjurar el conflicto.
El general Carlos Cortés
Vargas,
nombrado Jefe militar y civil de la zona, expidió un decreto prohibiendo las
reuniones de más de tres personas y
autorizando al Ejército a disparar cuando lo creyera conveniente contra
los huelguistas, quienes fueron declarados ‘cuadrilla de malhechores’”.
El discurso
de Guillermo Rivera realizó un giro temporal y se internó en la
actualidad, describiendo una situación no muy diferente a la que imperaba bajo
el dominio de la United Fruit. “Ochenta años después, la forma en que son
tratados los conflictos sociales en Colombia no ha cambiado mucho. Las
entidades del Estado que van a ser privatizadas son tomadas por la fuerza
pública después de la realización de campañas de estigmatización contra sus
trabajadores y trabajadoras; las huelgas, calificadas como instrumentos de la
subversión, son declaradas ilegales y militarizadas. Cientos de sindicalistas
son asesinados y prolifera la subcontratación, las formas precarias y
esclavistas de vinculación laboral”.
SINTRAINAGRO, un sindicato que crece
“En la
actualidad ─prosiguió Rivera─, los trabajadores y trabajadoras de
la agroindustria bananera agrupados en SINTRAINAGRO tenemos suficientes
razones para manifestar ante el país y la comunidad internacional que el alto
nivel de organización sindical que hemos alcanzado, superior al 90 por ciento,
ha sido producto de una larga y ardua lucha.
Esto no ha sido
un proceso fácil en regiones como Urabá y Magdalena, que fueron
escenarios de marcada violencia, donde fueron frecuentes las masacres, los
asesinatos selectivos, las amenazas y el desplazamiento forzoso de campesinos y
de miles de asalariados rurales”.
Rivera
hizo mención al Convenio Colectivo sectorial -el único en Colombia- que
SINTRAINAGRO tiene con el empresariado bananero. El acuerdo da cobertura
a las 300 fincas bananeras y a más de 16 mil trabajadores y trabajadoras del
sector. “Nuestro Convenio es fruto de la resistencia civilista, de la
solidaridad de los trabajadores de la agricultura y de la alimentación del mundo
agrupados en nuestra Internacional, la UITA. Nosotros nos negamos a mirar
al sindicato con fachada de cementerio; para nosotros representa la posibilidad
de mejorar las condiciones de vida de nuestros afiliados y familiares, de
incidir en el avance progresivo de la democracia económica y social en
Colombia, pues, consecuentes con nuestra visión estratégica, los sindicatos
son instrumentos de lucha contra la pobreza, por la paz y el desarrollo social
con equidad”.
Al culminar su
discurso con una emotiva improvisación, Rivera alertó: “Si el próximo año
los empresarios bananeros y el gobierno pretenden precarizar la labor en nuestro
sector a través de las Cooperativas de Trabajo Asociado, vamos a ir a Bogotá
para hacer sentir nuestra voz y nuestros reclamos. Este es nuestro compromiso
con los Mártires del Magdalena, con nuestros compañeros y compañeras asesinados
y con los trabajadores y trabajadoras que hoy luchan por un futuro mejor”,
finalizó.
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