El banano,
por décadas principal rubro de exportación del Ecuador, volvió a ocupar la
atención pública. Los crecientes problemas en su comercialización provocan
protestas y reclamos masivos, ya que de la actividad bananera dependen
unas 300 mil familias. Esta fruta mantiene –después del petróleo– el
primer puesto de los rubros exportados por este país, que fue su mayor
productor y exportador en el mundo. Lo preocupante es que, a pesar de que
la producción se recupera, la decadencia de esta actividad se mantiene.
Recuérdese que, aún cuando en el 2002 la producción aumentó en 4%, sus
ventas no alcanzaron el nivel previo al fenómeno de “El Niño”. Inclusive
para el 2003 se estima un ingreso inferior en 400 millones de dólares por
la caída del precio de la caja de banano, lo que alienta el irrespeto de
su valor oficial de 3,20 dólares por parte de los exportadores.
Alrededor
del viejo enfrentamiento entre productores y el poderoso oligopolio de
exportadores gira el conflicto público. Buscando apoyo de políticos
bananeros, como Alvaro Noboa, el mayor exportador y dos veces candidato a
la Presidencia, el presidente-coronel cambió por segunda ocasión al
ministro de Agricultura, designando a un representante del grupo
exportador. También ofreció reiniciar las fumigaciones contra la sigatoca
negra, aquella plaga causada por el hongo mycosphaerella fijinsis que
reduce la capacidad fotosintética de la planta y por ende sus
rendimientos. Mas ignora los efectos de otra plaga mucho más compleja que
afecta tanto a la agricultura como a la industria: la sigatoca verde,
forjada por la ignorancia y la irresponsabilidad de quienes impusieron
como moneda nacional los verdes billetes del dólar en la economía. Así,
mientras el precio del banano cae en el mercado –también por causa de la
sobre oferta ecuatoriana– sus costos de producción crecen, a lo que se
suma la competencia desatada en otros países vía devaluación. Tan complejo
es el asunto, que el ex ministro de Agricultura reclama subsidios para los
productores de banano aduciendo el lastre de la moneda dura.
Y si esto
sucede con el banano, el impacto de la nueva plaga en otros rubros no es
menos grave, véase el camarón; incluso hay productos, como la carne y el
tabaco, en los que se pasó de exportador a importador neto. Los seis
productos de exportación de la costa –banano, café, camarón, cacao, atún y
pescado– en el 2002 alcanzaron 1.399 millones, valor inferior al que se
obtuvo en 1998 antes de la crisis, con 2.116 millones (en 1998 sólo el
banano generó más de 1.300 millones); deterioro que se refleja en la
disminución de empresas exportadoras registradas, de 1700 quedan apenas
950; mientras que los índices de desempleo, subempleo, pobreza e
indigencia se mantienen superiores a los de precrisis en Guayaquil,
creciendo en todo el país.
En estas
condiciones, como resultado también de la apertura comercial, con una
política económica recesiva que seca los créditos para la producción, sin
estrategias productivas, las importaciones totales –con 6 mil millones– ya
superan de largo los niveles precrisis, incluyendo cada vez más productos
agrícolas de bajo precio, como maíz, papas, naranjas, papayas, garbanzo,
lenteja, quinua, frejol... ¿Estará cerca el día en que se importe banano?
Alberto Acosta
Diario
Hoy. Ecuador
Convenio
Rel-UITA - La Insignia
30 de
octubre de 2003