La
transnacional británica de origen sudafricano adquirió
Isenbeck, la
filial argentina de la alemana Warsteiner
El acuerdo contempla el traspaso del 100 por ciento de la
firma CASA Isenbeck y el contrato de licencia por el cual
SABMiller se hará cargo de la producción y distribución de la marca
Warsteiner para el mercado argentino. La operación no incluye la
división de vinos Orfila, que fue adquirida por Warsteiner
en 2005. Según los analistas el negocio se habría cerrado con el pago de
43 millones de dólares.
La cervecería CASA Isenbeck fue fundada por el
Grupo Warsteiner en 1994 en la localidad de Zárate, provincia
de Buenos Aires y desde entonces lleva invertido más de 200
millones de dólares.
Aparte de Isenbeck, en Zárate se elaboran otras
marcas de la compañía, incluyendo Warsteiner. En 2009, la
producción de cerveza de CASA Isenbeck fue de 600.000 hectolitros
y según sus directivos, su participación ronda el 7 por ciento, aunque
sus competidores coinciden en afirmar que no controla más de 3 o 4
puntos de mercado.
El mercado argentino de cerveza mueve aproximadamente 17
millones de hectolitros, lo que implica un consumo de 44 litros anuales
por persona. El negocio está liderado por InBev, con una
participación de mercado del 74 por ciento, seguida por la chilena
CCU, que asegura controlar un 23 por ciento de las ventas, mientras
que el resto está en manos de Isenbeck.
Por marcas, la número uno en ventas sigue siendo Quilmes
perteneciente a InBev que controla el 40 por ciento, seguida
por Brahma del mismo grupo, mientras que en el segmento de
cervezas premium -que representa cerca del 15 por ciento del negocio- el
primer puesto se lo disputan Stella Artois (de Quilmes) y
Heineken (de CCU).
SABMiller
figura segunda en el grupo de los tres grandes jugadores en el negocio
mundial de la cerveza, que encabeza AB-InBev -surgida de la
fusión entre la norteamericana Budweiser y la belga-brasileña
InBev- mientras el tercer puesto lo ocupa la holandesa Heineken.
En Argentina, algunos negocios de las grandes están
cruzados. La licencia de Budweiser permanecerá hasta 2025 en
manos de CCU, que tiene entre sus accionistas a Heineken,
con lo cual se da la paradoja de que el mayor competidor de AB-InBev
en el país tiene el manejo de una de sus principales marcas.
SABMiller
surgió de un proceso de fusiones que se inició en 2002, con la unión
entre South African Breweries (Sudáfrica) y la
norteamericana Miller Brewing, que continuó tres años después
cuando la compañía se alió con Bavaria, la mayor cervecera de
Colombia.
La fusión con Bavaria le permitió además convertirse
en el accionista mayoritario de la peruana Backus. En el mundo,
SABMiller está presente en más de 60 países con un portafolio de
150 marcas que incluye a Miller, GRolsch, Aguila (Colombia)
y Cristal (Perú) y otras que produce en Ecuador,
El Salvador, Honduras y Panamá, con un total de ventas
de 26.000 millones de dólares anuales.
En nuestra región, también participa en el negocio de las
gaseosas a través de acuerdos de licencias para embotellar los productos
de Coca Cola y PepsiCo en diferentes mercados de
América Central. Ahora, desde la planta de Isenbeck,
SABMiller busca abastecer los mercados de Uruguay,
Paraguay y el sur de Brasil.
Desde que perdió la oportunidad de comprar la división de
cerveza de la mexicana FEMSA, SABMiller manifestó su
interés en crecer en otros países de América Latina. Por ello,
luego de la compra de Isenbeck, no es de descartar que ahora su
mirada esté puesta en Brasil. En este país, Schincariol,
la segunda cervecera brasileña con 12 por ciento de mercado y
Petropolis, que figura en cuarto lugar con menos del 10 por ciento
de mercado, son las que seguramente están interesando al grupo
británico.
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