El informalismo y el
contrabando
afectan la producción
nacional
Los
trabajadores de Montevideo Refrescos SA (Monresa), embotelladora de
Coca Cola en Uruguay, se declararon en asamblea permanente y
realizan paros parciales en demanda de aumento salarial y
estabilidad laboral. Al mismo tiempo reclaman que las autoridades
adopten medidas eficaces para combatir el contrabando y la
competencia desleal que representan la producción y el comercio
informales.
En
el correr de esta semana proseguirán las tratativas entre los
representantes de la empresa y del Sindicato de Trabajadores de Coca
Cola (STCC), según informaron al SIREL Antonio Adourián y Ernest
Zelko, respectivamente presidente y secretario general de la
organización gremial. Los dirigentes indicaron que los salarios de
los trabajadores de Monresa no se ajustan desde hace quince meses,
período en el cual otras empresas de la industria de la bebida
otorgaron aumentos a sus empleados.
La
situación en Coca Cola "no es ajena a la que hoy viven miles de
trabajadores: particularmente en lo que tiene que ver con la defensa
de la fuente de trabajo, que viene precedida de varias
reestructuras, de cierres de plantas de fabricación en diferentes
partes del país y por un conflicto muy extenso que tuvimos el año
pasado, en el cual levantamos una carpa durante cien días frente a
la puerta de la planta, pero que culminó con la pérdida de 70
puestos de trabajo", recordó Adourián.
La
introducción de nuevas tecnologías en la industria, tanto en la
utilización de nuevos equipos como en la modificación de los
sistemas de producción, determinó una importante reducción de
puestos de trabajo en los últimos años. Esa disminución no ha sido
compensada por la creación de nuevos empleos, dado que el potencial
crecimiento de las empresas se ha visto frenado, por una parte por
el deterioro del consumo ocasionado por el empobrecimiento general
de la población y, por otra, la acción del contrabando y la
proliferación de empresas informales de producción de refrescos que
comercializan el producto a precios bajos.
Aún
así Coca Cola mantiene una participación de alrededor del 50 por
ciento en el mercado local de refrescos, la de las empresas
competidoras se ha reducido al 20 por ciento, mientras el
contrabando y las empresas informales han crecido al punto de
acaparar el 30 por ciento restante. Precisamente, la mayoría de esas
empresas informales -denuncian los dirigentes- "no respetan ningún
código laboral, comercial o empresarial; toman personal en negro y
lo explotan con salarios miserables; evaden impuestos y fabrican un
producto en condiciones totalmente insalubres, sin cumplir con
ningún procedimiento bromatológico".
Si
bien en su momento el contrabando de refrescos ocasionó importantes
perjuicios a las empresas, actualmente se ha convertido en un
problema de menor entidad ante la irrupción masiva de la producción
informal. Buena parte de esas empresas sustituye el azúcar por
edulcorantes artificiales, como el ciclamato, habiéndose comprobado
que muchos de esos productos son agentes cancerígenos y que buena
parte de los insumos utilizados son de dudosa salubridad.
La
defensa de las fuentes de trabajo "es el problema número uno que
tenemos los trabajadores", aseguró Adourián. El sindicato ha
planteado el tema en el Parlamento y a las intendencias de la
capital y del interior del país "en defensa de la salud de la
población y de los trabajadores de esas empresas. No pretendemos que
las cierren sino que ingresen en la formalidad, paguen los
impuestos, cumplan con las leyes y paguen los salarios que marca el
laudo de la industria, que se ciñan a las normas de salubridad y de
relaciones laborales como corresponde".
El
dirigente sindical recordó una anécdota: "un día estábamos haciendo
estas denuncias en el Ministerio de Trabajo y un señor empresario
nos increpó: pero ustedes qué quieren, en el interior del país la
situación es difícil, yo tengo un grupo de gente a la que le doy
trabajo y les pago 500 pesos mensuales (unos 17 dólares), mantenido.
¿Qué significa mantenido?, le preguntamos, y respondió: los obreros
se quedan a dormir en la fábrica porque viven lejos, trabajan
durante el día, durante las horas que pueden, y luego comen de una
olla común que yo les proporciono, les pago semanalmente y se van a
sus casas sábado en la noche y vuelven el domingo en la noche para
volver a trabajar el lunes. Es decir, esclavos modernos que perciben
un sueldo miserable, a quienes no se paga ni siquiera horas extras,
y el empleador todavía se ufana de dar trabajo a sus empleados".
En
este contexto Coca Cola sigue posicionada como la número uno del
mercado de refrescos. Emplea actualmente a casi 400 trabajadores en
forma directa y proporciona unos 600 empleos indirectos:
distribuidores, microempresarios, camioneros, ayudantes, personal
intermedio, subsidiarios, entre otros.
El
sindicato reclama un aumento salarial que no se registra desde mayo
de 2002. Otro punto conflictivo es el que se generó tras el cierre
de la planta situada en el departamento de Canelones en 1985. En
aquel momento el sindicato negoció el mantenimiento de los puestos
de trabajo. Se firmó un convenio según el cual la empresa se haría
cargo del traslado de los empleados desde ese departamento hasta la
planta de Camino Carrasco, en Montevideo, y del retorno a sus
hogares. Dicho convenio, que se mantuvo vigente durante 18 años y
que ampara actualmente a 14 trabajadores de los 60 iniciales, fue
denunciado por la empresa, quien suspendió el servicio en forma
unilateral hace once meses. En las últimas negociaciones Monresa se
comprometió a abonar el costo del transporte para esos trabajadores
durante un período de 18 meses más como máximo. El sindicato
pretende que al finalizar ese lapso se vuelva a discutir la
posibilidad de extender en el tiempo el beneficio, reivindicación
que la empresa no acepta. Los representantes del Ministerio de
Trabajo, por su parte, propusieron que en el nuevo convenio se
incluya una cláusula en la cual el sindicato manifieste su voluntad
de rediscutir el tema y la empresa la suya de no hacerlo.
Los
dirigentes sindicales adelantaron al SIREL que si esta semana no
surgen avances en las negociaciones se profundizarán las medidas
gremiales, pero aventuraron su esperanza de que exista un
acercamiento entre las partes, en virtud de que no sería bueno para
la empresa arriesgarse a afrontar un conflicto de proporciones en
plena pretemporada. "Y menos en un tema en el que tenemos razón".
Washington Fernández
©
Rel-UITA
14
de octubre de 2003