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Junta Nacional del Café
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El dólar barato daña más que las plagas
Falta de mano de obra por emigración campesina,
condiciones climáticas adversas que destruyen la
infraestructura vial de salida de las cosechas,
incremento de costos y devaluación del dólar: los
agricultores cafetaleros peruanos enfrentan una
difícil coyuntura y reclaman acción rápida y
concreta del gobierno.
La cosecha de café se ha iniciado en
medio de factores adversos, debido al exceso de
lluvias en el corredor cafetalero, desde
Cajamarca hasta
Puno. Ha quedado destruida la infraestructura
vial, tanto de caminos carrozables como carreteras
afirmadas y rutas principales, generando costos
suplementarios e inseguridad en el transporte del
producto, informó ayer César Rivas Peña,
presidente de la Junta Nacional del Café.
Dijo que a esta situación se suma la
aguda escasez de mano de obra para la recolección de
granos maduros, debido a la migración campesina a
zonas cocaleras, donde el jornal diario se acerca a
17,5 dólares, y en otros casos por las obras
públicas en los pueblos andinos, donde el salario es
igualmente mayor que los precios pagados en labores
agrícolas como la cosecha.
“Lo más grave, porque nos hace
mayor daño que las plagas, es la caída imparable del
dólar frente al sol. Lo poco que ganamos en
nuestras exportaciones con buenos precios, se
evaporó por la tasa de cambio negativa. El gobierno
no puede ser tan insensible a esta situación, donde
los perdedores somos la inmensa mayoría de la gente
dedicada a la producción agraria o industrial con
fines de exportación”, expresó muy preocupado el
dirigente cafetalero.
Dijo que si bien es un fenómeno
internacional, la mayoría de los países en
desarrollo implementan mecanismos que amortiguan el
daño. “Hay pocos ganadores y demasiados
perdedores en este caso. Se trata de grupos
oligopólicos importadores de alimentos, como de
inversionistas dedicados a las finanzas
especulativas, que acumulan ganancias con dólar
barato, como ha sido denunciado por diversos
analistas y funcionarios del mismo Banco Central de
Reserva”, señaló Rivas Peña.
Explicó que el impacto negativo de la
devaluación del dólar en la economía de las
cooperativas cafetaleras, que viene imparable desde
septiembre de 2002, cuando el dólar se cotizaba en
3,60 soles, significa un 25 por ciento de merma en
los ingresos, al registrarse ahora la cotización de
2,70 por dólar. “Es demasiado el daño en nuestras
economías campesinas. Como no tenemos salida de
cambiar de inmediato a otro cultivo o actividad,
seguramente vamos a seguir desangrándonos, no
sabemos hasta cuando”, advirtió.
Rivas
le demandó al gobierno la aplicación de medias que
amortigüen el daño que ocasiona la devaluación del
dólar entre los productores de café y cacao, quienes
enfrentan la competencia desleal de la economía
ilícita en zonas de producción, donde se vive un
alto costo de vida generado por el flujo de dólares
de la industria ilegal de la coca.
“Requerimos instrumentos eficaces
para defender la actividad cafetalera y cacaotera de
nuestras cooperativas. La postergación de estas
medidas, implica, seguramente sin proponérselo, una
complicidad con la economía ilegal que debe acabar
pronto” señaló.
Dijo compartir las inquietudes de los
industriales peruanos que han propuesto al gobierno
instrumentos para amortiguar el impacto, como “gravar
al capital golondrina, eminentemente especulativo,
que busca ganancias rápidas, y nos genera desórdenes
en la política cambiaria”. Otra alternativa
sería adelantar la amortización de la deuda externa,
como lo han sugerido diversos expertos.
Costos agregados y plagas en el café
Refirió que en las cooperativas cafetaleras hay
preocupación para atender la cosecha de los
productores, en la medida en que los costos de
cosecha se han incrementado un 40 por ciento en
relación con el año pasado -de 0,21 céntimos por
kilo a 0,30-, mientras que el precio internacional
ha mejorado en sólo 15 por ciento. Señaló que lo
mismo se viene dando con los cotos de los fletes
para sacar el café desde las fincas a los centros de
acopio.
Advirtió que habrá agricultores que no podrán
recoger toda la producción, en la medida que carecen
de recursos para financiar adelantos de jornal a los
cosecheros, al haberse descapitalizado durante 2007
por la baja cosecha que redujo sus ingresos.
“Estimamos una pérdida de hasta el 10 por ciento de
la cosecha, estimada en 6,4 millones de quintales,
debido a los problemas señalados. Si no hay mano de
obra para retirar el café en la época oportuna, se
presentará la plaga de broca el próximo año”,
advirtió Rivas.
Fondo de compensación de precios
En cuanto a las exportaciones para 2008, se
estimaron en 650 millones de dólares, al considerar
embarques por un volumen de 5,5 millones de
quintales (ndr: un quintal equivale a 46
kilos), a un precio promedio de 120 dólares por
quintal.
Expresó su conformidad con la propuesta de algunas
organizaciones de establecer fondos de compensación
de precios por productos, de tal manera que mediante
contribuciones descontadas a los productores en
períodos de buenos precios, permita compensar los
bajos ingresos en épocas de sobre oferta. “Esta
parece una salida razonable orientada a generar
condiciones de competitividad para el agro peruano,
que facilitará la formalización y asociatividad en
el agro, constituido por el 80 por ciento de los
agricultores y campesinos del país”, subrayó.
“En Colombia funcionan muy bien, y resulta un
instrumento que permite un desarrollo sostenible y
competitivo para varios cultivos, entre ellos el
café”, señaló Rivas, quien recordó que “la
JNC propuso hace seis años este mecanismo, pero
los fundamentalistas y grupos de poder se encargaron
de bloquearlo en el Congreso”.
“Tenemos propuestas viables y atendibles que
permitan a la mayoría de agricultores caminar hacia
el desarrollo sostenible y con equidad, en el marco
de la economía social del mercado. Negarse a esta
salida es incubar frustraciones sociales”, finalizó
Rivas
En Lima,
Junta Nacional del Café
7 de abril de 2008