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 Uruguay

Persecución Sindical y Sobreexplotación en Salto

Las naranjas de la ira

  Los trabajadores de la empresa citrícola salteña Caputto padecen condiciones de explotación propias de otros tiempos, denunciaron integrantes del Sindicato Único de Obreros Rurales y Agroindustriales (SUDORA). A su entrevista con BRECHA los gremialistas asistieron encapuchados, por temor a las represalias de la firma.

 

Voceros del SUDORA accedieron a ser entrevistados por BRECHA con la condición previa de que sólo dos de sus directivos, al igual que la asesora del sindicato, Anahí Artigas -funcionaria del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGPA)-, fueran identificados. Aceptadas las condiciones, cerca del mediodía diez trabajadores recibieron a BRECHA detrás de una rústica mesa mientras sus compañeros preparaban la tradicional comida de olla. Sin preámbulos, un delegado del sindicato leyó un comunicado

-aparentemente recién elaborado y aún manuscrito- dirigido “al pueblo uruguayo”. En él sostienen que los trabajadores por ellos representados generan cuantiosas riquezas que fortalecen a las empresas citrícolas salteñas, entre las que se destacan las pertenecientes al grupo económico de la familia Caputto.

 

“Cumplimos con la tarea para la que nos contratan, o sea, trabajar; y, como lo demuestran informes de la última década del MGPA, en la industria citrícola las exportaciones han crecido 326 por ciento”, manifestaron.

 

Sin embargo, denuncia SUDORA, las empresas citrícolas violan la Constitución al no permitir a sus trabajadores sindicalizarse, para lo cual “aplican el sistema de listas negras”. Debido a esa represión, “hoy no podemos mostrar nuestros rostros pues mañana tenemos que volver a trabajar y si nos ven nos echan”, afirmó el vocero.

 

Los gremialistas reclaman la solidaridad de la “clase trabajadora y la sensibilización de los políticos” y destacan que la tercerización ha sido el instrumento utilizado por las empresas para desmembrar al SUDORA. No obstante, afirmaron que pacientemente han logrado restablecer los vínculos con los trabajadores de las chacras. Los trabajadores citrícolas se niegan a aceptar ser conducidos a las chacras en “los camiones apilados entre cajones y escaleras”, así como la “camisa naranjera” (prenda ajustada a la cintura con capacidad para cargar hasta 70 quilos de fruta), y reivindicaron el derecho a un salario digno con aumentos cuatrimestrales de acuerdo al IPC y la firma de un convenio colectivo.

 

Una voz discrepante

 

Daniel Cattani, uno de los fundadores del SUDORA, relató a BRECHA que fue Raúl Sendic quien conformó en Paysandú el Sindicato Único de Obreros Remolacheros (SUDOR), luego la Unión de Regadores y Destajistas del Espinillar (URDES) y el 3 de setiembre de 1961 la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA) en Bella Unión. Cuando asume como presidente de la República Luis Alberto Lacalle, se comienza a privatizar ANCAP por áreas. Por entonces, la Federación ANCAP no mantenía buenas relaciones con los trabajadores zafrales. Durante este período es que se conforma el SUDORA, con la intención de que después de cerrado El Espinillar continuara como herramienta de todos los trabajadores rurales. Cattani discrepa con la conducción actual del SUDORA por entender que perdió su pluralidad inicial. A su juicio, el sindicato tiene problemas para relacionarse con los trabajadores, por ejemplo, de la salteña ciudad de Constitución. “SUDORA tiene dirección pero una militancia escasa”, sostiene. Y destaca la pluralidad del SUDORA inicial y el importante grado de inserción sindical en los trabajadores de la naranja de Constitución y Belén.

Un cosechador de naranja de las chacras de la empresa Caputto relató a BRECHA que actualmente los trabajadores salen de sus casas para abordar el camión o el ómnibus que los recoge alrededor de las 10 de la mañana. Llegan a las chacras cerca del mediodía, extendiéndose la jornada laboral desde las 12 a las 18 horas. Suele suceder que durante la misma mañana se les comunique que ese día no irán a trabajar. “Muchas veces no podemos llevar comida por lo reducido de nuestro sueldo: 104 pesos por día (menos los 15 pesos que se descuentan por el transporte), promediando al mes unos 1.500 pesos (1). Se come un pan, si es que se tiene -un quilo cuesta 20 pesos-, y naranjas que lavan el estómago. Recién se come al regreso a las casas cercano a la hora 20. Antes se cocinaba en las chacras pero ahora está prohibido.” El año pasado el gremio reclamó a la empresa el pago de las horas extras. La dirección respondió con jornadas de seis horas corridas para evitar la preparación colectiva de la comida (ya que da lugar a reuniones y charlas). Caputto cuenta hoy con 40 cuadrillas, que totalizan unos 2 mil trabajadores. Entre cosecha y packing se llega a unos 5 mil operarios en todo Salto.

 

Contratistas

 

La mayoría de las empresas tercerizadas trabajan con personal en negro y hay contratistas que pagan entre 50 y 70 pesos por día. Si ocurre algún accidente laboral “hay que joderse”, al igual que si se contrae alguna enfermedad por más que ésta se deba a la labor. Existen empresas de tercerización que colocan al trabajador en caja sólo unos días y después le dan de baja en el Banco de Previsión Social (BPS), o directamente adeudan los aportes correspondientes. En general los contratistas son ex capataces a los cuales la firma les pagó un incentivo para que formaran microempresas, facilitándoles locomoción y herramientas que los contratistas pagarán “como puedan” pero, eso sí, con la condición de que se encarguen de toda la relación con el personal. La mayoría de estos contratistas entraron a trabajar en la empresa como peones, tienen una antigua relación con ésta y conocen el trabajo y a los trabajadores “uno por uno”, ya que muchos de ellos viven en los mismos barrios que los contratados, indicó uno de los voceros. “El trato es que si te gusta bien, si no te vas.” Los trabajadores son contratados con la expresa condición de que se abstengan de cualquier tipo de actividad sindical, y al más mínimo contacto “sospechoso” son despedidos.

 

Los ex dirigentes sindicales o aquellos con “condiciones de líderes en la cuadrilla o en el barrio” no son tenidos en cuenta por los contratistas a la hora de seleccionar los trabajadores.

 

Por otra parte, los sindicalistas manifestaron su confianza en la actividad que en su favor pueda realizar el actual edil por el Encuentro Progresista Felipe Carballo, ex presidente del SUDORA, despedido de Caputto. “Antes de él no había nadie que nos defendiera en la Junta”, dicen.

 

Con la directiva presidida por Carballo, SUDORA logró conquistas como el reajuste cuatrimestral con base del 100 por ciento del IPC. Pero estos trabajadores diferencian el plano político del sindical y dicen que SUDORA está compuesto por unos mil afiliados, simpatizantes de todos los partidos políticos.

 

Según la abogada Anahí Artigas, los mandos medios de la empresa y de los contratistas acosan y presionan a las trabajadoras del sector. “Se selecciona y se mantiene a las mujeres según que éstas accedan o no al acoso de los encargados y de acuerdo a su figura.” Una de las entrevistadas por BRECHA denunció que las trabajadoras del sector packing portan un número en la espalda que un encargado anota cada vez que ellas solicitan ir al baño. Las mujeres, agrega Artigas, no le sirven a la empresa porque “son caras”, y poco a poco las van eliminando de las planillas de trabajo.

 

Ricardo Yaque integra la comisión provisoria que desde hace un año funciona como directiva del SUDORA, cuyo secretario general es Milton Núñez. Yaque, quien actualmente no trabaja en la industria del citrus, comparte las denuncias y el criterio de sus compañeros de no dar sus nombres, al tiempo que destacó el apoyo recibido por parte de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (UITA), que imparte a los integrantes del SUDORA cursos de capacitación gremial. Gracias a un convenio con UITA, SUDORA obtuvo una chacra para producción ecológica como opción laboral. Esta chacra, de la cual Yaque es el responsable, consta de seis hectáreas y está ubicada a unos 4,5 quilómetros de la ciudad de Salto. Lo allí producido se ha comenzado a vender en la feria. Núñez aprovechó para denunciar nuevas fumigaciones con agrotóxicos mediante atomizadoras tiradas por camiones.

 

 

Carlos Caillabet

Convenio

Semanario Brecha / Rel-UITA

10 de julio de 2003

 

 

1 Cincuenta y siete dólares.

 

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