Barros, periodista e investigador académico, forma parte de
la ONG Repórter Brasil que realizó el documental “Carne e Osso”
(Carne y Hueso), en el cual se muestra el sufrimiento cotidiano que
padecen miles de trabajadores y trabajadoras del sector de
procesamiento de carne.
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La masacre en los
frigoríficos |
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18 movimientos cada 15
segundos. Una carga de trabajo tres veces superior a la recomendada
como límite. Tres veces más posibilidades de desarrollar trastornos
mentales |
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“La gente no aguantaba
mismo, era mucha presión. Si pudiera volver atrás, pero no se puede.
Trabajé y trabajé, hacía todo lo que me pedían. |
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En
los últimos meses me despertaba para ir a trabajar y mi marido tenía
que estirar mi brazo atrofiado y abrir mi mano que estaba contraída,
hasta que llegó el momento en el que no pude abrir más mi mano.
Trabajé sin faltar nunca. |
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Ellos
(la empresa) llegaron a decir que mi enfermedad se debía a que iba a
trabajar en moto…”
(testimonio de Valdilene en Carne e Osso) |
-El documental Carne e
Osso (Carne y Hueso) se ha convertido en una fantástica herramienta de denuncia,
que además fue premiado en varios festivales.
-Es verdad. Carne e Osso es una producción de Repórter Brasil, una
organización no gubernamental con sede en São Paulo, constituida por
periodistas, que trabaja hace más de una década identificando y haciendo
públicas las situaciones que lesionan los derechos humanos y el medio ambiente.
Otro ámbito de su actuación tiene relación con las condiciones penosas de
trabajo y el trabajo esclavo.
En cuanto a los festivales, recibimos el Premio al Mejor Documental en el 15°
Florianópolis Audiovisual Mercosul (FAM). Participamos en la 54ª
edición del DOK Leipzig, en Alemania, recibiendo una
mención honrosa de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Además, participamos en la 39ª edición del Festival de Cine de Gramado,
en Rio Grande do Sul, y en el Festival E Tudo Verdade, un
festival de documentales muy importante organizado en
São Paulo.
-¿Cómo tomaron contacto
con la situación de trabajo frenético y precario en los frigoríficos?
-Dimos seguimiento a la actuación del Ministerio Público de Trabajo, a las
constantes denuncias que se vienen realizando, y nos pusimos en contacto con
varios sindicatos.
Identificada esa realidad de maltrato continuo que padecen los trabajadores,
decidimos hacer el documental. Así nació Carne e Osso, un trabajo que ha
sido muy bien aceptado, que participó en varios festivales en Brasil y en
el exterior. En este momento estamos llevando adelante una estrategia para que
el documental llegue al mayor número posible de personas en Brasil y en
el exterior, porque la situación penosa que muestra Carne e Osso es
ignorada por la mayoría de la gente.
-¿Cuál fue tu
participación en el documental?
-Soy uno de los directores. Además de realizar las entrevistas, también
participé en las investigaciones previas, hice los contactos primarios con las
personas que iban a testimoniar, porque el documental muestra la historia de
vida de los trabajadores y cuenta con los aportes de fiscales, médicos,
investigadores que transmiten argumentos calificados y muy bien fundamentados.
La idea era, justamente, no hacer una denuncia panfletaria o vacía, sino una
película bien anclada sobre la situación degradante del trabajo en los
frigoríficos, con una crítica realmente bien construida y que no dejara dudas de
que el problema existe. La finalidad no era lanzar una crítica al aire, y por
eso la película convence. Porque está respaldada por muchas autoridades,
personas que tienen legitimidad debido a sus investigaciones, a sus argumentos,
y por el cargo que ocupan.
-¿Podrías seleccionar una
escena, un momento del documental, que más te haya impactado?
-La entrevista a Vaidilene, una ex trabajadora, fue muy fuerte, pues
narra una situación extrema de una manera muy emotiva y dolorosa.
Yo la entrevisté y pasé un
día entero con ella, en su entorno familiar, percibiendo su dolor, viendo su
mano y sus dedos atrofiados, su sufrimiento genuino. Es la razón por la cual
ella cierra el documental.
-¿Cuál es la reacción del
público?
-De indignación, de mucha indignación. Y desde ese sentimiento es que la gente
empieza a preguntar, a querer saber y cuestionar un modelo de producción en el
cual el trabajador no interesa.
Muchas personas se ponen en el lugar de esos trabajadores y trabajadoras y hacen
comparaciones con su propia labor, que quizás no tiene la intensidad ni la
insalubridad que se registra en un frigorífico, pero que de alguna forma
identifica el irrespeto de los derechos humanos, donde la gente es una cosa, una
pieza que se cambia.
-En el Festival de Cine de Gramado
contaron con un respaldo publicitario inesperado: el gran pollo de la CONTAC que
empuja una silla de ruedas con una trabajadora lesionada.
–De hecho, el “Pollo de la CONTAC” ya había participado en el
lanzamiento del documental en
São Paulo. Por cierto, tenemos un gran aliado
para la promoción de nuestro trabajo y la sensibilización de la gente sobre la
problemática.
-¿Cómo evalúas la
estrategia de articular capacidades entre Repórter Brasil, la CONTAC y la
Rel-UITA, para la divulgación mundial del documental?
-Como muy positiva. En verdad, desde un principio, cuando lanzamos este
documental la idea era ésta: que el documental, además de ser un producto
cinematográfico, cumpliera con la función político – social de provocar un gran
debate y contribuir al desarrollo de políticas públicas para subsanar la
situación que denunciamos.
A mi entender, vincularnos a la Rel-UITA y a CONTAC es muy
importante para difundir en el mundo entero esta realidad que ocurre en
Brasil.
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