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2ª Conferencia de Trabajadores del Mercosur Sector Carne

Con Luiz Vicente Facco, de CONTAG

Más organización, más eficiencia y más reflexión

 

La Confederación Nacional de Trabajadores en la Agricultura (CONTAG), de Brasil, reúne a 27 federaciones y 4.242 sindicatos. En su base hay agricultores, asalariados rurales y campesinos sin tierra. Luiz Facco, asesor del presidente de la CONTAG, Alberto Broch, dialogó con Sirel sobre la realidad de estos trabajadores del campo, y aportó su evaluación sobre esta 2da Conferencia de Trabajadores del Mercosur Sector Carne.

 

-¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan hoy?

-El asunto más complicado lo tenemos con los llamados “integrados”1, tanto de leche como de pollo o de cerdo. Es un problema gravísimo, porque las transnacionales crecen cada vez más, se van expandiendo, pero con el trabajo y el sacrificio de esta gente que produce a un costo bajísimo. Son pequeños productores que no tienen horario ni vacaciones, tienen que estar siempre trabajando, cuidando el pollito. Al final le entrega el pollo a SADIA o a cualquier otra empresa por un valor insignificante, miserable.

 

En Brasil tenemos miles de productores que no son más que esclavos blancos legalizados, y que han sido reducidos a ese estado por este sistema “integrado”.

 

-¿Por qué siguen haciendo eso si no reciben un ingreso suficiente?

-Ellos dicen que es lo único que saben hacer, que no tienen otra opción porque vienen de una tradición en la cual sus padres ya producían pollos y cerdos y es lo que aprendieron. Pero era otra época, las condiciones de producción eran distintas; por ejemplo, había más de 150 frigoríficos de pollo en Santa Catarina, y hoy sólo queda Friboi y algún otro.

 

Ahora estas grandes empresas les presentan contratos con condiciones leoninas, y si no los firman no tendrán prácticamente a quién venderle su producción. Si lo hacen, un día llega un camión con los pollitos, la ración y demás insumos, y a partir de ahí la responsabilidad es del productor. Con el contrato viene todo el paquete tecnológico de cómo alimentar, curar, controlar la temperatura, etc. Luego viene el camión para retirar los pollos y llevarlos a la planta. Pero aún produciendo bien y mucho, al final no les queda nada.

En Brasil tenemos miles de productores que no son más que esclavos blancos legalizados, y que han sido reducidos a ese estado por este sistema “integrado”.

 

-¿Cómo se puede enfrentar esta situación?

-Aún no tenemos respuesta. Hemos discutido mucho con los gobiernos estaduales y con los organismos federales acerca de qué proponerles a estos productores, qué políticas, pero todavía no hemos llegado a algo concreto.

 

El gobierno plantea flexibilizar las relaciones de trabajo, pero ninguna propuesta real para salir del problema.

 

Tendríamos que reunir a todos los productores de pollo y colocarlos ante las oficinas de las transnacionales, sería una forma de que el mundo comenzara a conocer lo que ocurre con esta gente. Pero muchos de ellos tienen miedo de hacerlo, de romper esta relación.

 

-¿Esto ocurre con productores de otras carnes?

-Pasa casi lo mismo con los productores “integrados” de cerdo. El sector lechero es distinto. Están en mejores condiciones que hace cinco o seis años porque la política social del gobierno incluye el reparto de mucha leche en polvo, lo que permite que la lechería esté un poco mejor y el productor reciba un poco más.

 

Pero, hay productores de cerdo o de pollo que con la mano de obra de toda la familia y con mucho esfuerzo consiguen un ingreso apenas suficiente, pero en relación con todo la infraestructura que ellos ponen a disposición y el esfuerzo de toda una familia, el resultado no es suficiente ni proporcionado.

 

Como mencionaba, romper este esquema es muy difícil. Se está armando un grupo de trabajo al sur de Brasil entre los estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina, Paraná y Mato Grosso do Sul, intentando impulsar una coordinadora de productores de cerdo y de aves.

 

-¿Cómo está el combate al trabajo esclavo?

-Es un problema que avergüenza al Brasil y que suele verificarse en la producción de ganado; se ve mucho en el norte del país, sobre todo en el estado de Pará.

 

La CONTAG está trabajando para combatirlo fuertemente, pero es difícil identificar a estas personas, llegar hasta ellas, y el Ministerio de Trabajo precisaría mucho más gente para fiscalizar el campo, descubrir dónde se da esta práctica odiosa y acabar con ella.

Tenemos que pensar qué tipo de desarrollo agroindustrial  queremos y qué tipo de desarrollo del sector primario.

 

-¿Cómo evalúa la CONTAG  la creación de la coordinadora del sector carne del Mercosur?

-Esta Coordinadora es clave, es fundamental, y tenemos que felicitar a la UITA por la iniciativa de juntar a toda esta gente, de ponernos alrededor de la mesa para discutir estos problemas que son graves y complejos. La Coordinadora es necesaria, y ojalá que quien se encargue de articular y sistematizar esta instancia tenga éxito en poner en marcha un trabajo que deberá ser permanente mientras exista producción de ganado, de cerdos y de aves.

 

El objetivo debe ser que los pequeños productores de carnes, los trabajadores rurales y de los frigoríficos tengan mejores condiciones de trabajo, de salud, de transporte y vivienda, y que puedan mejorar su calidad de vida porque hoy la situación es muy dura.

 

Además de esto, tenemos que empezar una discusión más amplia acerca de qué tipo de modelo de desarrollo estamos ayudando a consolidar en cada país, qué tipo de desarrollo económico estamos dejando para nuestros hijos en el futuro. Por eso la discusión tiene que ir más allá de la planta frigorífica, de la planta porcina o de aves, debe fijar su mirada también a lo interno de la agricultura familiar.

 

Tenemos que pensar qué tipo de desarrollo agroindustrial  queremos y qué tipo de desarrollo del sector primario. Esto es clave porque tiene que ver con la vida de la gente, con la naturaleza, con el ambiente y el futuro de nuestros hijos. Es una discusión política que involucra la correlación de fuerzas que existe en nuestros países entre los sectores productivos obreros y agricultores, y la fuerza capitalista industrial que se está extendiendo y concentrando.

 

Son nuevos y enormes desafíos; nuestras organizaciones se encuentran  ante nuevos paradigmas que plantean interrogantes inéditas y que requieren, más que nunca, estar más eficientemente organizados y articulados para hacerle frente a esta realidad.

 

Ojalá tengamos la claridad de encontrar salidas, propuestas de trabajo y de acción concretas para que podamos conquistar mejores condiciones de trabajo y de vida para nuestros compañeros y compañeras.

 

Estoy ilusionado en que poniendo energía, apostando a esta coordinación, podremos llevar adelante esta lucha.

 

En Buenos Aires, Carlos Amorín

Rel-UITA

29 de octubre de 2010

 

 

 

 

1-Fasoneros, término derivado del francés façonniere que implica manufactura por pedido de un tercero, dueño de insumos o medios de producción necesarios. Régimen generalizado con la expansión de la industria avícola en la región.

 

 

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