En el marco de la 2da.
Conferencia de Trabajadores del Mercosur Sector Carne, Sirel dialogó con Alberto
Fantini, secretario general de la Federación Gremial del Personal de la
Industria de la Carne, de Argentina, quien resumió los principales desafíos de
los trabajadores del sector en su país.
-¿Cómo se puede resumir la
crisis que experimenta el sector en Argentina?
-Estamos viviendo uno de los peores momentos de la historia
de los frigoríficos, y esto ocurre por varias razones:
una política equivocada del gobierno, problemas
climáticos y la matanza de vientres, lo que ha llevado a la falta de unos 3
millones de cabezas de ganado.
En este momento el 30 por ciento de la industria no está
trabajando, tenemos 70 frigoríficos con pedidos de subsidios porque están
funcionando tres o cuatro horas por día, 14 plantas cerradas de las que nosotros
representamos, lo que significa 3 mil compañeros que se han quedado sin trabajo.
La situación se va tornando cada día más difícil.
Por otro lado, mientras el consumo de carnes blancas ha
crecido de 20 a 35 kilos por año per cápita, la carne roja disminuyó de 70 a 50
kilos.
Pero esta es una oportunidad de comenzar a recuperarnos.
Quizás desde un ámbito como éste, de la Coordinadora de Trabajadores del
Mercosur del Sector Carne, se nos empiece a escuchar, porque muchas veces lo
que hacemos termina en el mismo punto, en una sola Secretaría del Estado y ahí
muere.
-¿Se ha tocado fondo en el
sector?
-Creo que vienen tiempos aún más difíciles, porque no
entendemos bien qué quiere hacer por ejemplo
JBS - Friboi
en Argentina, y tenemos
bien claro que los monopolios no sirven para nada.
Friboi ya cerró dos o tres plantas de las ocho que tiene en el país, y
tenemos datos de que posiblemente cierre otra más en estos días.
Los costos de esa fiesta los
estamos pagando nosotros. |
-¿Hay un aspecto de soberanía
nacional en este tema?
-Los trabajadores tenemos que empezar a pensar que no importa
de dónde son los patrones si cumplen con las leyes laborales, pero debemos
reflexionar un poco más en esto, porque nos está trayendo muchos dolores de
cabeza, y no sabemos cómo va a seguir.
Aparentemente, además, no todas las empresas transnacionales
tienen el mismo comportamiento.
Marfrig, por su parte, está trabajando cuasi normalmente, mientras
que Cargill
también ha empezado a comprar plantas y tenemos que ver adónde va. Pero de los
tres grupos brasileños que hay en este momento no sé cuántos quedarán
finalmente. Han hecho su negocio en su momento, cuando tuvieron la oportunidad,
y ahora dejan a los trabajadores en la calle. Los costos de esa fiesta los
estamos pagando nosotros.
-¿Qué papel puede jugar una
coordinación de los trabajadores del sector frigorífico del Mercosur?
-La coordinación y la UITA pueden jugar un rol
fundamental, porque creemos que todavía estamos a tiempo de que alguien nos
escuche.
De aquí puede salir la voz que haga que nos escuchen. Hay que
incentivar al ganadero para que tenga más animales y el país tiene que empezar a
cambiar de mentalidad.
Esto es un claro indicio de que algo anda mal, o está
cambiando. Se implementan políticas a corto plazo, en el día a día, pero hay que
hacer un plan a largo plazo, y esta coordinación puede darnos la fuerza y la
visibilidad necesaria para lograrlo.
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