Los
molinos harineros se vinculan a la industria avícola por la fabricación de la
ración alimentaria que se usa para la cría de los pollos. Lafuente es secretario
general de la Unión Obrera Molinera Argentina (UOMA), y en conversación con
Sirel explicó su visión sobre los desafíos del sector y algunas peculiaridades
del eslabón que ellos ocupan en la cadena de la producción de carne.
-¿Cómo es la UOMA?
-La mayor actividad molinera la tenemos en la provincia de
Entre Ríos, con unas 22 empresas y 700 trabajadores. La producción de carne nos
involucra como organización, y por eso creemos que debemos participar en esta
coordinadora del Mercosur que va a traer beneficio a todos.
-¿Cuáles son los principales
temas que habría que abordar?
-En principio debemos hablar de condiciones de trabajo, de
salario, de edad de retiro, por supuesto, pero también de cómo se fabrican los
insumos, los complejos vitamínicos que se utilizan para la crianza de los
pollos, cuáles son los productos químicos que se usan para fumigar las materias
primas de esos alimentos.
Hay muchas cosas que tenemos que trabajar en conjunto,
especialmente en lo que se refiere a la salud de los trabajadores. Podemos
pensar en mejores salarios y mayores beneficios, pero la salud es primordial,
porque después que fabricamos los alimentos hay otros que terminan manipulando y
faenando animales que van a consumo humano, y lo esencial es que lo hagan en
condiciones adecuadas para la salud.
-¿Cómo se fabrican esas
raciones?
-La preparación de los alimentos para los animales contienen
soja y maíz, ambos granos transgénicos que son fumigados con agrotóxicos que, en
muchos casos, son productos dañinos para la salud humana.
Algunos se usan en el campo, como el glifosato,
y otros en los silos, para proteger los granos de los insectos y roedores.
Esto hay que analizarlo y pensarlo, y en esta coordinadora
debemos ocuparnos de ello porque la manipulación de estos granos que después son
alimentos para animales y después son faenados en la cadena de producción, puede
afectar la salud de los trabajadores.
Incluso habría que discutir qué podemos hacer para que los
consumidores no reciban productos peligrosos.
Los granos
reciben químicos en tres etapas: en el campo con las fumigaciones de
glifosato, en los silos para su preservación, y en las fábricas de
ración para el engorde de los animales |
-Tu mencionaste en tu
intervención en el Plenario el uso de un “complejo vitamínico”. ¿A qué te
refieres?
-El complejo vitamínico -así como cualquier otro complemento-
se agrega en la ración para abreviar el tiempo de engorde de los animales y así
hacer el negocio más lucrativo. En el caso del pollo lo dijo bien Evo Morales,
cuando mencionó que el ave con hormonas termina causando problemas de salud en
el ser humano que la consume.
-Pero, el mundo se rió de eso…
-Puede ser, pero depende de cómo uno lo tome, porque en
definitiva estas cosas existen. En el caso de los pollos antes se tardaba 70
días en engordarlos al punto de faena, y hoy estamos hablando de 40 o 42 días. Y
esto no es consecuencia de un alimento de mejor calidad o más balanceado, sino
de los complementos que se le agrega a la ración.
Lo que dijo Evo Morales –por lo menos en este aspecto-
no es para tomarlo a risa, porque esos químicos pueden llegar a ser consumidos
por los seres humanos de forma inadvertida a través del alimento.
En definitiva, estos granos reciben químicos en tres etapas:
en el campo con las fumigaciones de glifosato, en los silos para su
preservación, y en las fábricas de ración para el engorde de los animales.
Tenemos que encontrar la forma de hacer comprender a las empresas y a los
gobiernos de que hay cosas que son nocivas para el consumo humano. Y nosotros
somos parte de este tipo de producción.
-También es un riesgo serio la
manipulación de sustancias químicas en los molinos…
-Es cierto, porque en nuestra organización de molineros
tenemos un organismo que se llama “Unidad Operativa” que recibe todos informes
de todo el país donde tenemos actividad molinera, con detalles sobre accidentes
laborales o problemas de salud por manipulación de productos. Nos reunimos cada
lunes. Por eso celebro que hagamos una coordinadora como ésta porque este tema
tenemos que enfocarlo más seriamente. No importa dónde estén los trabajadores,
en el campo, en los molinos o los frigoríficos, hay cosas que nos son comunes a
todos.
Creemos que el segundo paso debe ser la creación de la
coordinadora de los trabajadores de Cargill en Argentina para que
a nivel regional nos podamos apuntalar unos a otros.
Nos corresponde, además, felicitar a la
Rel-UITA
por la idea y decirle que los trabajadores molineros estamos al pie del cañón.
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