Argentina 

El trabajo en tiempos neoliberales

Explotación y tortura

La empresa PEPSICO Snacks despidió 60 trabajadores en el mes de enero: la mayoría mujeres, jefas de hogar, algunas embarazadas.

¡Nada importó! Las papitas fritas que suelen acompañar tragos y encuentros distendidos, son producidas en un ambiente cargado de stress, humillación y dolor. Los siguientes testimonios son perlas de un largo collar, que muestran como las transnacionales han institucionalizado prácticas degradantes y al sufrimiento como fatalidad, en nombre de un lucro que no conoce límites.

En el sitio de la PEPSICO Snacks Argentina en Internet, hay un botón que pregunta: “¿Querés trabajar con nosotros?” Cuando uno ingresa, otra pregunta: “¿Estás interesado en trabajar en una compañía líder en la Argentina y en el mundo?” Luego leerás este comentario: “Si te interesa sumarte a un equipo ganador y poder desarrollarte tanto en la faz profesional como humana, déjanos tus datos completando el formulario...” 

Frente a la planta que la transnacional tiene en Florida, Provincia de Buenos Aires, los trabajadores decidieron montar una carpa y una olla popular, en solidaridad con las compañeras y compañeros que fueron despedidos el pasado 11 de enero. Ahora preguntamos nosotros: ¿Quieres conocer a PEPSICO Snacks Argentina por dentro? ¿Te interesa saber qué opinan sus trabajadoras sobre las condiciones laborales de esta compañía líder y ganadora? Si te interesa, lee los siguientes testimonios:

Testimonio I

“Yo tengo una nena de un año y dos meses, que tuve que dejar sin la teta porque vivía en la fábrica con la intención de quedar efectiva. Ahora estoy en la calle, sin un mango y sin trabajo. Nos echaron como perros, nos mandaron a comer y nos dieron el despido.

Trabajamos feriados, viernes, sábados y domingos, metidos acá día y noche para lograr este trabajo. En esta fábrica somos la mayoría mujeres y muchas sufrimos el acoso de parte de supervisores y encargados. Te ponen semejantes carteles en las máquinas para felicitarte por la producción: “el miércoles hicimos 2.500 cajas en un solo turno de 8 hs.”, al otro día te dan una patada”.

Testimonio II

“Yo dejé muchas cosas por trabajar, dejé a mi pequeño hijo solo. Mi hijo en casa me veía media hora, porque yo llegaba de hacer doble turno. Trabajaba los fines de semana y me vivía durmiendo. El venía a mi cama, se preocupaba por mí, en las noches de frío me tapaba. Era en la forma en la que me veía, siempre durmiendo. Mi hijo es asmático y no tengo como comprarle remedios, y a ellos (la empresa) no les importa nada, no se preocupan por nosotras, por nuestra familia, ellos no se fijan en lo que nos pasa. Nosotras trabajamos cuanto ellos querían, nos decían: ´quedate´ y nosotras nos quedábamos. Y ahora estamos todas afuera, algunas embarazadas.

Las máquinas te hacen trabajar a full, a máxima velocidad. A veces estoy sentada en el piso con mi hijo y no me puedo levantar, porque me duelen las muñecas por la velocidad con que tenés que empacar. Estás ocho horas parada, no tenés un lugar para apoyarte para trabajar cómoda. Todo el mundo te vigila, la supervisora te pisa los talones. No tenés una guardería y ahora nos quieren dejar en la calle. Tienen que rever esta medida, porque quedaron muchas jefas de familias sin trabajo, porque sus maridos tampoco lo tienen.

Yo estuve en empaque de cono. Teníamos una máquina y éramos tres chicas, la máquina estaba a 80 golpes por minuto y a la semana a 120. Teníamos que empacar, armar cajas, llevarlas a la tarima y así las 8 horas. Teníamos 30 minutos para comer, ir al baño y volver al toque, no teníamos derecho a sentarnos. Así todo el día, con calor, se nos caían las gotas y no teníamos aire. También tenemos problemas en las manos por el desengrasante que usamos”.

Testimonio III

“Yo estaba en el sector de donde sale la materia prima. Trabajamos al costado de los vibradores, con la papa recién salida de freír, estábamos a temperaturas altísimas, transpirábamos la gota gorda. Nos daban bancos de aluminio que se calientan al estar al lado de la freidora, era imposible estar parada y sentarse era una cosa espantosa.

Después, cuando pusieron el aire, dijeron que iba a cambiar el clima, pero los ventiladores tiran aire caliente. La limpieza se realiza con desengrasante y soda cáustica, y  varias chicas ahora tienen alergias y otras se quemaron las manos. Un compañero quedó todo marcado con la soda cáustica.

Cuando salen las papas la temperatura es altísima, y las tenemos que seleccionar. Así que las ampollas en los dedos eran siempre un tema. Los guantes eran de látex, y con el aceite nos quemábamos igual”.

Si la PEPSICO Snacks Argentina dice que hay un equipo ganador, indudablemente a estas compañeras les tocó jugar en el equipo que lleva todas las de perder. Seguramente luego de estos testimonios, no te quedarán muchas ganas de completar los datos en busca de un puesto de trabajo en esta moledora de gente. Entonces, en apoyo a estas compañeras y compañeros, que quieren trabajar, pero sin perder su salud y dignidad, haz valer tu respaldo como consumidor adquiriendo otros productos y deja constancia de tu solidaridad en el correo de la PEPSICO Snacks Argentina, que lo encuentras haciendo clic en la dirección adjunta y luego en el botón: CONTACTO. Como nos interesa conocer el número de protestas, recibidas por PEPSICO, remítenos una copia de tu mensaje a: uita@rel-uita 

De esta manera, te sumas al equipo de los que luchan por un mundo justo, solidario y con equidad. Desde ya, muchas gracias.

Gerardo Iglesias

Sec. Regional UITA

 http://www.PEPSICOsnacks.com.ar/home/h/index2.html

 

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