Coordinador
ejecutivo de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), una de las organizaciones
ecologistas más importantes de El Salvador. En conversación con Sirel, advirtió
sobre las consecuencias negativas para el medio ambiente si se introdujera en
este país un modelo de turismo abierto. Además, criticó que se intente emular
proyectos turísticos y hoteleros al estilo Miami, que no sólo no benefician a
las comunidades, sino que podrían acabar con las pocas reservas naturales que le
quedan al país.
-¿Cuál es el foco del
trabajo de UNES?
-La Unidad nació el 5 de
junio de 1987 por idea de algunas organizaciones ambientalistas que consideraron
que había que unirse para fortalecerse, y así crearon esta ONG de segundo nivel,
porque es una federación de organizaciones ecologistas, aunque se mantiene
abierta a todas aquellas organizaciones que aún sin una naturaleza puramente
ecologista desean contribuir a solucionar estos problemas.
También buscamos tener
incidencia política en la definición de la legislación ambiental; por ejemplo,
la ley de medio ambiente que se aprobó en 1998 es fruto en gran medida del
trabajo en nuestro anteproyecto de ley que presentamos a la Asamblea
Legislativa.
También ayudamos a la
población a protegerse de la contaminación ambiental y a las comunidades a hacer
proyectos que mejoren sus condiciones de vida, pero sin causar un mayor impacto
al medio ambiente. Ya vamos a cumplir los 21 años, la mayoría de edad.
-Luego de sucesos como la
contaminación con plomo, el intento de introducir la explotación minera, la
deforestación del principal pulmón de la ciudad (la finca El Espino) y los
nuevos proyectos turísticos… ¿Cuál es el estado del medio ambiente y la lucha
ambiental en El Salvador?
-El estado del medio
ambiente en El Salvador es bastante crítico. Ha dominado el país un grupo
que busca por todos los medios lucrar, y con ese objetivo se arrasa la
naturaleza y, muchas veces, hasta se somete a la esclavitud a la población, todo
en aras de obtener la mayor ganancia posible. Incluso nuestro sistema legal está
diseñado en ese sentido.
Como el país es pequeño y el
negocio es muy grande, entonces se va destruyendo la naturaleza.
Es así que se han modificado todos
los bosques originales que tenía El Salvador, y en la actualidad apenas cubren
el 2 por ciento del territorio nacional.
Solamente este hecho
puede dar una idea de la magnitud del daño que se le ha causado a la naturaleza.
Cuando entró en crisis el
sector agrícola se empezó a desarrollar el industrial. Aquí vienen empresas que
son contaminantes, y a estos empresarios no les importa el daño que causan tanto
a la naturaleza como a las personas, a tal grado que incluso los empresarios de
baterías Récord, para poner un ejemplo, a pesar de que ya está demostrado
el daño que le han causado a la población, están buscando a través de sus
abogados que el mismo gobierno les indemnice por haberles cerrado la fábrica y
volverla a reabrir. Esto puede dar una idea de hasta dónde llega el cinismo.
-¿Usted considera que hay
impunidad con respecto a los crímenes medioambientales en El Salvador?
-Sí, sí. En la historia
legal de El Salvador solamente un caso ha sido ganado por afectados por
contaminación, todos los demás ni siquiera han llegado a juicio.
-¿Cuál es su diagnóstico
ante las políticas tanto nacionales como internacionales de promoción del
turismo a gran escala?
-Hay varios tipos de
turismo. Cuando se dice genéricamente que se va a desarrollar el turismo, mucha
gente piensa en el modelo de Costa Rica al que llaman ecoturismo, o sea un
turismo que viene para conocer la naturaleza y lo bueno es el respeto por los
ecosistemas naturales, entre más prístinos mejor.
Pero el que se quiere
desarrollar en El Salvador va a ser dañino porque es un turismo
prácticamente abierto, para el cual se construirán hoteles donde el atractivo
será una cierta concepción de la diversión que incluye todo tipo de atractivos,
comenzando por discotecas, piscinas artificiales, lugares para conducir motos
acuáticas…
Ese tipo de turismo es tremendamente destructor.
Las zonas donde se
instalarán fueron lugares protegidos, y por lo tanto los adquieren a precios más
económicos. Para construir esas instalaciones destruyen la naturaleza. Ese tipo
de turismo es extraordinariamente dañino.
-Algo parecido al caso de
México, donde las inversiones turísticas que se han hecho en las playas con más
riqueza natural como la Rivera Maya, han creado también graves problemas que
surgen con el manejo de los desechos sólidos, así como de las mismas políticas
laborales injustas que implementan estos grandes grupos empresariales ¿Cómo son
las perspectivas para el caso de El Salvador?
-Todo es un show, en algunos
lugares hasta ponen espectáculos de delfines… Claro que eso no tiene nada de
natural, sino que es una manipulación drástica de la naturaleza porque a los
delfines prácticamente los amaestran como a perritos. Quienes diseñan estos
complejos turísticos se escudan argumentando que eso es lo que le gusta a cierto
tipo de público y entonces eso es lo que se ofrece.
Nosotros creemos que el
ecológico es el único tipo de turismo que lastimosamente se puede desarrollar en
El Salvador porque aquí ya no tenemos ecosistemas que mostrar, no somos
un país como Costa Rica, no podemos decirle al público turista “venga a
conocer los bosques de El Salvador” porque no existen, de ahí el
problema, porque lo poco que queda va a ser explotado y destruido.
-En el caso de San Salvador
ya hay una fuerte crisis por el manejo de los desechos sólidos ¿Este tipo de
iniciativas turísticas a gran escala vendrían a agudizar el problema?
-Los hoteles se ven bonitos,
pero todo el consumo que se hace dentro del hotel sencillamente se tira para
afuera, y
los municipios donde se instalan no tienen la
capacidad de manejo de esos desechos sólidos, en algunas ocasiones buscan un
lugar donde enterrarlos en la arena -hasta lo hacen a menudo los mismos
funcionarios del hotel- y ahí se van acumulando.
Esos hoteles que están
directamente en la playa incluso no tienen tratamiento de aguas negras, y muchas
veces éstas van a parar a la misma costa, entonces, es difícil cuando no se
tiene la infraestructura adecuada hacer el manejo de todos estos desechos.
Consideramos que el
Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador no tiene una infraestructura
adecuada para supervisar que todos estos nuevos proyectos cumplan con la
normativa ambiental.
-Frente a estas iniciativas
del Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Turismo, ¿qué alternativas tiene
la población de estos municipios, la sociedad civil y las organizaciones
ambientales?
-La primera es que la gente
que vive en estas zonas, y que indudablemente está amenazada con ser barrida
como con una escoba, en primer lugar deben organizarse y luchar por su derecho a
la supervivencia. Muchas veces hay proyectos para construirles una casita en
otro lugar, pero una simple casita no les asegura sus medios de supervivencia.
Entonces, esta gente debe
organizarse por mantenerse ahí, y creo que la población tiene que reaccionar y
solidarizarse, porque esta gente que está sufriendo los embates del
desplazamiento son otros salvadoreños y salvadoreñas como nosotros, y los
hoteles que vienen son de corporaciones e inversores extranjeros. Y también
debemos velar por la protección ambiental, porque estos hoteles se van a colocar
donde están los últimos recursos naturales que tiene el país.
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