Secretario general de la Federación de
Trabajadores de la Confederación de
Trabajadores de México (CTM) del Estado
de Jalisco, secretario general de la CTM
regional de la Costa Norte integrada por
14 municipios, y dirigente de la sección
92 del Sindicato de Trabajadores de la
Industria Hotelera (SITIHGA), Rafael
Yerenas es un amplio conocedor del
sector gastronómico y hotelero, en el
cual se desempeña desde los 14 años
Rafael
coordinó la entrevista para el domingo
al mediodía. Sabiendo de sus
obligaciones, ingreso puntualmente a la
sede de la CTM, donde un atento
funcionario me dice que el líder de la
Federación jalisciense está en una
reunión de trabajo y debo aguardar. El
edificio está vacío, pero en el despacho
de Yerenas, a contracorriente de
la dinámica dominguera que vive Puerto
Vallarta, hay un gran movimiento de
personas y trasiego de papeles.
Mientras espero, observo las decenas de
fotos que tapizan la pared, ¡y me siento
en las mías! Algunas recientes, pero
otras, mis favoritas, de los años 60 y
70, de los impresionantes congresos de
la CTM en el Distrito Federal,
con miles de delegados. Confieso que las
fotografías antiguas son una de mis
debilidades, las que suelo escudriñar
pacientemente con el propósito de
encontrar algún conocido. En otra pared,
más cerca de la oficina del secretario
general, hay un grupo de fotos que
tienen el logo de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT),
y vuelvo a insistir en la búsqueda. En
una de las imágenes, entre un grupo de
europeos, aparece Yerenas, 30
años más joven, y muy cerca de él
Juan Alfredo Reyes (Juancito).
Involuntariamente exclamo:
-¡Miráaa… Juancito!
-¿Mande? –pregunta el portero, algo
preocupado…
“Juancito” fue secretario general
de la Unión de Trabajadores del Turismo,
Hoteleros y Gastronómicos de la
República Argentina (UTHGRA) y
presidente del Comité Ejecutivo
Latinoamericano de la UITA de
1991 a 2000. ¡El “Flaco” en Puerto
Vallarta, las vueltas de la vida!
Rafael Yerenas
aparece pidiendo disculpas por su
tardanza, aunque él no sabe que, entre
foto y foto, el tiempo de espera me pasó
completamente inadvertido. Le cuento
sobre Juan Reyes, a quien
Yerenas recuerda como “el Flaco del
maletín”.
Vinculado a la actividad gastronómica
desde los 14 años, Yerenas se
inició como mozo en un hotel. A los 12
años había decidido salir de su pueblo
con rumbo a Guadalajara, con la
intención de terminar la Primaria. Dos
años más tarde, un tío, hermano de su
padre, lo invitó a trasladarse a Puerto
Vallarta en donde vive desde entonces.
-Puerto Vallarta ocupa el segundo lugar
en México como polo de desarrollo
turístico.
-Después de Cancún es el más importante.
-¿Cuál es la dimensión del flujo
turístico que llega a Puerto Vallarta?
- Aproximadamente 2 millones de turistas
anualmente. Y con el desarrollo
turístico en Bahía de Banderas, en
Nayarit -estado limítrofe con Jalisco- y
con el proyecto de todo lo que es Costa
Alegre y los municipios de Tomatlán,
Cabo Corrientes, La Huerta,
Cihuatlán hasta los límites con el
estado de Tolima, se aguarda una
extraordinaria expansión.
Podemos
avanzar más
rápidamente de
lo que lo hizo
España y con
atractivos mucho
más
interesantes.
Pero tenemos que
buscar
condiciones para
que se legisle a
favor de la
dignificación
del trabajo |
|
-¿De qué países provienen los turistas?
-Principalmente de Estados Unidos
y Canadá. Pero Puerto Vallarta
tiene una particularidad: tenemos
temporadas y una gran aceptación del
turismo interno. Nosotros vivimos dos
experiencias que nos posibilitaron
calibrar la importancia del turismo
nacional para nuestra región. Cuando el
atentado a las Torres Gemelas, donde se
cancelaron miles de reservaciones, nos
salvó el turismo nacional. Cuando el
huracán Kenna inhabilitó la presencia de
turistas de los referidos países, el
turismo interno nos sacó de tan
dramática situación. Sin despreciar el
turismo extranjero, el interno es muy
importante para Puerto Vallarta.
-¿Qué ofrece al turista este lugar?
-A diferencia de otros destinos, Puerto
Vallarta tiene un perfil turístico
eminentemente mexicano. No es
acartonado, es muy natural. Tenemos un
pueblo como el que no tiene ningún otro
destino turístico, una geografía que
conjuga montaña, mar y unas puestas de
sol únicas que ofrece el Pacífico. Pero
nuestra tarjeta de presentación es su
gente, la gente, que es muy joven, que
va creando conciencia de lo que
significa la industria turística, que es
la única de la cual vivimos.
Hace muchos años se dependía también de
la producción de plátano, de fríjol,
maíz, pero ya ahora no existe. Nuestros
campesinos han vendido sus tierras ante
el avance del sector turismo.
-Entonces hoy, cuando hay que alimentar
a la población local, más los dos
millones de turistas, los alimentos
provienen seguramente de otros estados.
¿No es esto un proceso perverso?
-Efectivamente, los alimentos nos llegan
de Guadalajara y de México DF…
-A más de 700 kilómetros…
-Correcto. Tenemos un proyecto que ha
sido denominado “Alianza por Jalisco”.
Se trata de una alianza social;
pretendemos crear un mercado de abasto
regional desde el cual motivemos a
nuestros campesinos de la región, y que
nuestras tierras se conviertan en
proveedoras de alimentos. Pensamos que
esto estará listo aproximadamente en un
año.
-Se percibe que el sector turismo será
el mayor empleador, si no se detiene el
proceso de eliminación de mano de obra
en la agricultura que ostenta el primer
lugar en el mundo. No obstante, el
empleo que está generando el turismo a
nivel mundial emula al agrícola en
precariedad, bajos salarios y
explotación.
-En México tenemos un problema
muy serio que es el desempleo y el
subempleo. Por otro lado, la pobreza ha
crecido dramáticamente. De los 40
millones de pobres que el país
registraba hace seis años, ahora tenemos
aproximadamente 10 millones más. Con la
competencia desleal que se aplica desde
China, por ejemplo, prácticamente
se ha terminado con nuestras industrias
textil y electrónica. Ahora se les está
ofreciendo a los empresarios mexicanos
trasladarse a China donde, por
supuesto, los salarios están por el
piso. Estos empresarios cuentan además
con el amplio apoyo del gobierno local,
hasta para la construcción de las
plantas que necesitan para la
producción.
-A ello hay que sumarle la pérdida del
poder adquisitivo del salario, el más
deteriorado en América Latina…
-En México, el salario cayó un
65 por ciento en los últimos 20 años. A
principio de los años 70 el salario
diario mínimo era de 12,50 pesos, y con
eso tú podías comprar lo necesario para
vivir. Según algunos estudios
socioeconómicos recientes, en la
actualidad un trabajador debería ganar
250 pesos diarios, pero el salario
mínimo más alto, que se registra en el
DF, es de apenas 52, 50 pesos.
En la industria hotelera y gastronómica
la propina es una variable que no está
presente en otras actividades, pero los
salarios en el sector también son bajos.
A esto hay que sumarle la metodología
que aplican las transnacionales que
implican un proceso de precarización del
trabajo, actuando muchas veces contra lo
que estipula la ley.
Son las mismas condiciones contra las
cuales los gastrohoteleros de Argentina
están luchando en todo el país:
“contra la Macdonalización del empleo”.
-¿Cómo ves el futuro de la industria
turística en México?
-México tiene mucho por explotar
turísticamente todavía. Creemos que
podríamos avanzar más rápidamente de lo
que lo hizo España y con
atractivos mucho más interesantes. Pero
tenemos que buscar condiciones para que
se legisle a favor de la dignificación
del trabajo. Si bien el turismo se ha
vuelto interesante para nosotros, hay
problemas, por ejemplo, con los hoteles
de “todo incluido”.
-Todo incluido para el hotel y exclusión
para el resto de los operadores…
-Correcto. Los turistas no salen del
hotel y ello genera problemas en el
sector gastronómico, y más teniendo en
cuenta que el 90 por ciento de la red
hotelera es de todo incluido.
Por otro lado, es evidente que la
calidad del servicio se ve perjudicada.
Yo tengo 56 años, y como dije, a los 14
comencé a trabajar. A los 16 pasé a ser
ayudante de mesero (mozo), a los 18 me
desempeñé como mesero, fui capitán de
meseros, maître, fui director de
alimentos y bebidas en un hotel. En
aquellos años nuestro servicio era muy
interesante, había que aprender a
trabajar, había que especializarse, ser
un verdadero gourmet. Con este desorden
que introduce el todo incluido, donde la
mayoría son simplemente recogedores de
platos sucios, se resiente la profesión
y se pierde el respeto hacia la
profesionalización de los trabajadores.
En Puerto Vallarta,
Gerardo Iglesias
©
Rel-UITA
5
de junio de 2007 |
|
|
|