Hoy se celebra la
vigésima octava edición del Día Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, cuya
finalidad principal es llamar la atención del público sobre ciertos aspectos del
sector. Para las organizaciones sindicales, es importante aprovechar esta
jornada para poner en evidencia las preocupaciones específicas de los
trabajadores y, especialmente, de las trabajadoras.
Este año, el lema elegido para este día es “El Turismo,
una puerta abierta para las mujeres”, por lo que es oportuno analizar los
puntos focales de la problemática que enfrentan las trabajadoras de nuestro
sector.
Es bien sabido que en la mayoría de los países del mundo, el
porcentaje de mujeres que trabajan en hoteles, restaurantes, cafés, bares,
establecimientos nocturnos, parques de diversiones, establecimientos de juegos,
agencias de viajes, organizadores de turismo y otras actividades vinculadas al
turismo, es un 50 por ciento más elevado que en otras actividades.
Con bastante frecuencia, el material publicitario destinado a
promover el turismo usa la imagen de la mujer, y los empleadores del turismo
explotan su fuerza de trabajo.
En algunos restaurantes, el criterio de reclutamiento depende
más de la apariencia física que de las calificaciones profesionales y
competencias, y en ciertos casos se establecen exigencias en materia de
vestimenta cuyo declarado objetivo es atraer al consumidor masculino.
La mujer generalmente ocupa los empleos menos
calificados. Si bien
las mujeres que trabajan en este sector son numerosas, pocas son las que figuran
en niveles de jerarquía, y por ende son las primeras víctimas de las políticas
de racionalización implementadas por los empleadores.
Asimismo, todos los estudios concuerdan en que, como promedio, la remuneración
de una mujer sigue siendo un 20 por ciento menor que la de un hombre para el
mismo trabajo.
En muchas ocasiones las trabajadoras de hoteles y
restaurantes son obligadas a trabajar en horarios incómodos, a veces elásticos,
con días de descanso que no son los mismos del resto de la población. Bajo estas
condiciones, conciliar la vida profesional con la familiar y aún la social es un
desafío cotidiano, especialmente si las responsabilidades como padres no son
compartidas y la mujer además de ejercer un trabajo asalariado, debe también
asumir las responsabilidades de la educación de los hijos y del trabajo
doméstico.
Las mujeres tienen menos acceso a la
capacitación profesional. En muchos casos esta formación debería estar orientada para prepararlas
a ocupar puestos de responsabilidad o, simplemente, para mejorar sus
competencias ocupacionales.
El acoso sexual en los lugares de trabajo es un riesgo del
cual las mujeres son las principales víctimas, especialmente si son jóvenes, si
ocupan puestos poco calificados y si están en contacto con los clientes. El
temor a “crear problemas” y las eventuales consecuencias que ello puede tener
sobre el empleo, hace que a veces no sea sencillo denunciar situaciones de acoso
sexual.
En la actualidad, los sindicatos cuentan a nivel
internacional con ciertos instrumentos que tienen como objetivo responder a la
problemática de género en el sector de hoteles, restaurantes y turismo:
Asimismo, en la elaboración de legislaciones nacionales y
negociaciones colectivas, se promueve la utilización de las directivas que
figuran en la recomendación 179 de la OIT y de las conclusiones de la
Reunión Tripartita sobre la Revalorización de los Recursos Humanos, el Empleo y
la Globalización (2 al 6 de abril de 2001).
En este día muchas organizaciones sindicales a nivel mundial
estarán sensibilizando sobre las oportunidades que genera el turismo, pero
también sobre las actuales condiciones de trabajo penosas, mal remuneradas,
cargadas de estrés y asedio moral que padecen miles de mujeres trabajadoras en
todo el mundo.
|