La concepción que hay del turismo necesita de un replanteamiento para distinguir
entre lo internacional, lo nacional y lo local, y para estudiar los actores que,
de forma abierta o encubierta, manejan los hilos de estos sectores que han
evolucionado en el tiempo. Durante su ponencia,
Alfonso
Jiménez,
docente de la Universidad del Caribe en Cancún, México, profundizó estos temas.
Las cadenas hoteleras han
tenido cinco diferentes formas básicas de vinculación con los hoteles:
propiedad, franquicia, administración, arrendamiento y consorcio. Estas formas
han evolucionado con el pasar de las décadas. Según Jiménez, durante los
años 50 y 60 las cadenas hoteleras, sobre todo las norteamericanas, invertían y
arrendaban, manteniendo una vinculación comprometida con el capital de riesgo.
Con el auge del turismo y su
transformación en un gran negocio, se consolidó un vínculo con la hotelería y la
industria aeronáutica. “Es evidente que detrás del desarrollo turístico hay
fuertes intereses políticos, económicos, globales, que están actuando de manera
muy importante en el funcionamiento del turismo internacional. Muchas veces
–explicó Jiménez– los análisis sobre turismo no toman en cuenta estos
aspectos, que de hecho están redefiniendo el futuro del turismo mismo”.
De acuerdo con este
planteamiento, la estrecha relación que existe entre el desarrollo turístico y
la aviación es base para tratar de entender qué es lo que ha ocurrido en el
sector. “La aviación es el motor del turismo y está ligada a elementos de poder.
Su importancia y poder depende de la relación que tiene con el ámbito militar y
con los intereses geopolíticos que tiene Estados Unidos. Las dos
principales empresas de construcción de aviones, Boeing y Airbus, están
fuertemente vinculadas al sector militar. Se construyen y se venden más aviones
para transportar a más turistas”, dijo el docente universitario.
Ante la proliferación de
destinos turísticos, la construcción de hoteles y la incapacidad de
administración de los propietarios, durante las décadas de los 70 y 80 fueron
las cadenas hoteleras que tomaron las riendas del sector, impulsando la
modalidad de contratos de administración y el sistema de franquicia,
favoreciendo el surgimiento de marcas de diferente tipo.
A partir de los años 90, el
turismo ya se ha transformado y las empresas transnacionales son las que
comienzan a imponer el funcionamiento del turismo. “La inversión fundamental de
las corporaciones se concentra ya en las marcas y sus atributos, que son los
activos más importantes de su función operadora y de comercialización o
marketing, en un contexto de expansión global”, explica el texto de la ponencia
de Jiménez.
Una presencia
global
De acuerdo con el estudio, “en
2009 había quince cadenas hoteleras que se encontraban en más de 31 países y una
(Intercontinental) llegaba a 100 países. Las principales corporaciones hoteleras
son empresas gigantescas. Para el año 2008, de las 300 corporaciones registradas
por la revista Hotels, dos cadenas alcanzaban los 600 mil cuartos; dos más
alcanzaban más de 500 mil cuartos; otras cuatro cadenas tenían más de 250 mil
cuartos y las 2 restantes, registraron más de 100 mil cuartos bajo su control”.
Estos datos indican dos
tendencias: la creciente concentración de cuartos operados por cadenas en el
mundo y la relevancia de esas cadenas en el sistema turístico, “que pone de
relieve la capacidad de actuación que tienen en las diferentes escalas del
sistema turístico mundial (internacional, nacional y local) y su potencial para
influirlo”.
En este contexto hay también
que evidenciar como el mundo de la finanzas ha permeado de muchas y diferentes
maneras el mundo de la política y la economía, incluyendo a la hotelería con su
componente inmobiliaria. Durante su ponencia, Alfonso Jiménez explicó que
“los diferentes tipos de fondos de inversión, que incluye a los Real Estate
Investment Trust (REIT’s), han sido la fórmula a través de la cual se han
adquirido y enajenado empresas hoteleras e inmobiliarias. Y esta fórmula ha
jugado un papel poco difundido en la expansión hotelera e inmobiliaria. Hay una
gran dispersión de elementos relacionados con el turismo y tenemos la necesidad
de concebir claramente cuáles intereses hay detrás de las cadenas hoteleras y de
su evolución en el tiempo, quiénes los manejan y traen beneficios. Si no
entendemos las fuerzas que están interactuando –cuestionó Jiménez– será
muy difícil que una concepción de turismo realmente equilibrada pueda beneficiar
a la población, encontrando nuevas formas de desarrollo autónomo. Nos han
quitado la capacidad de pensar autónomamente y reproducimos cosas que nos dicen
que tenemos que hacer. No tenemos la capacidad para entender lo que nos ocurre y
lo que vemos es un modelo que no crea desarrollo humano y social”.
Según el docente de la
Universidad de Cancún, es necesario construir una mejor interacción entre las
diferentes partes que constituyen el turismo y los elementos políticos que son
fundamentales para entender que está ocurriendo. “Tenemos que discutir el marco
conceptual, identificar sus agentes, cómo funciona desde el punto de vista del
marco de organización de sociedades, el marco jurídico, programático y cuáles
son los impactos en un contexto específico de país, analizando lo internacional,
lo nacional y lo local”, concluyó.
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