Turismo, la globalización
invisible
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El turismo sigue su
progresión hacia la conversión de todo el planeta en
un paraíso del ocio, sin fronteras. No aparece casi
nunca en las páginas de economía de los grandes
medios, sólo la rellena de publicidad.
Simétricamente, en el debate sobre la globalización
y sus alternativas, suele pasar desapercibido ante
el saqueo sin escrúpulos de los recursos energéticos
y los bienes ambientales en el Sur.
Porque el turismo constituye hoy la mayor industria
legal del mundo. Si incluimos las actividades
auxiliares como el transporte, genera el 11 por
ciento del Producto Mundial Bruto y de las
exportaciones. Como comparación, la industria del
motor, el petróleo y sus refinados, alcanza un 7 por
ciento a escala global. En segundo lugar, es un
sector "joven" cuyo crecimiento, exponencial, ha
cuadruplicado el de la economía mundial en los
últimos cinco decenios. Si en 1950 hubo apenas 25
millones de turistas internacionales, en 2004 la
Organización Mundial del Turismo (OMT) contabilizó
28 veces más: 763 millones.
A su expansión se dedica cerca de un 10 por ciento
de las inversiones públicas y privadas legales y
genera un 8 por ciento de los puestos de trabajo en
todo el planeta. Como puede intuirse por este
cuadro, el peso del turismo en el Sur es creciente.
De hecho, su aumento en
Estados del mundo empobrecido superó durante la
década pasada al experimentado en el Norte. Así,
entre los diez primeros destinos mundiales
encontramos en 2004 a China en tercer lugar (con
41,8 millones de turistas), Hong-Kong en el séptimo
(21,8 millones más) y México detrás (con 20,8
millones). La previsión de crecimiento para 2010 es
de un 4,1 por ciento; se alcanzarían entonces 1.018
millones de turistas. América Latina: el gran
negocio.
El peso de América Latina es muy importante, ya que
alcanza unos 70 millones de visitantes,
aproximadamente un 9 por ciento del turismo mundial.
Casi el 45 por ciento se localiza en México y
América Central (donde destaca Costa Rica), el
Caribe representa cerca del 32 por ciento
(Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Jamaica y Bahamas,
por este orden, registran las mayores entradas) y el
resto visita Suramérica (Brasil, Argentina, Chile y
Uruguay fundamentalmente). Claro que, si nos fijamos
en los ingresos turísticos, la rentabilidad
latinoamericana era sensiblemente inferior a la
norteamericana: con sólo el 52 por ciento de los
turistas, Canadá y EE.UU. recogían el 66 por ciento
del negocio turístico de las Américas.
Buena parte de esta turistización es de origen
transnacional. El dominio corresponde a las de
origen español, mayoritariamente catalán. Hay que
tener presente que las Cataluñas española y
francesa, el País Valenciano, las Baleares y Andorra
reciben el 4 por ciento del turismo mundial (unos 35
millones), y serían la quinta potencia mundial en
recepción y cuarta en ingresos, si fueran
consideradas independientemente. Fueron intensamente
colonizadas por la industria turística a partir de
mediados de los años 50 y hoy alcanzan una
intensidad anual (2,1 turistas por habitante) muy
superior a la media mundial (0,1).
Como "destino" turístico maduro, desde mediados de
los 80 la industria catalana (especialmente de
matriz balear) ha ido clonando su modelo en nuevos
"paraísos".
Sol Meliá ocupa el primer lugar. Es la primera
cadena hotelera en España y Latinoamérica. Asociada
al régimen castrista, controla al menos el 20 por
ciento de la oferta de Cuba y posee hoteles en 11
Estados más de América Latina (destacando Brasil,
México y Dominicana). Barceló gestiona 30 hoteles en
la región (básicamente en Dominicana, México y Costa
Rica, pero también en Cuba y Uruguay). RIU está
presente con 28 hoteles (11 en México y 8 en
Dominicana). Iberostar presume de ser el primer
grupo turístico español, con 12 millones de turistas
y 29 destinos, de los cuales cuatro están en América
Latina (Brasil, Cuba, México y Dominicana) y abre
este año su primer hotel en Jamaica. Mantiene un
hotel flotante en la Amazonia brasileña. Fiesta
Hotels, de la mano de Abel Matutes, ex Comisario
europeo para América Latina y África, tiene ya 9
hoteles en la zona (5 en la "Riviera Maya" y 4 en
Punta Cana) y abre este año también un hotel en
Jamaica.
Aparte del peso de estas cadenas, hay que resaltar
la entrada muy relevante (más del 10 por ciento del
capital) de RIU, Matutes/Fiesta y la Caja de Ahorros
del Mediterráneo (valenciana) en TUI, el mayor
consorcio turístico europeo y 13º del mundo, en una
muestra de la creciente integración vertical de las
empresas transnacionales turísticas. Puertas
abiertas a la nueva colonización
Este impresionante despliegue de las ETN turísticas
catalano-españolas en América Latina se beneficia,
como en todo lo que concierne a la industria
turística, de un marco operativo que colma los
sueños ultraliberales. Así, en Estados como México,
Cuba o Dominicana, las autoridades promueven
ingentes inversiones en infraestructuras muy
costosas para fomentar la expansión turística
(aeropuertos, puertos, autopistas y carreteras,
centrales eléctricas y potabilizadoras) a costa de
inversiones en desarrollo social (educación,
sanidad, servicios sociales, cultura, etc).
Además, hay una extraordinaria desregularización en
cuanto a la transparencia de las transacciones
financieras, la fiscalidad soportada a nivel local e
internacional, la sostenibilidad ambiental, los
derechos sociales de trabajadores y trabajadoras así
como los derechos democráticos de las comunidades
colonizadas.
La Agenda de la OMC (Marrakech 1994) se ha impuesto
aquí como en ningún otro sector sobre la Agenda 21
(Río de Janeiro 1992). De hecho, a través del GATS
(Acuerdo General sobre Comercio y Servicios),
ratificado por 120 estados de los 140 miembros de la
OMC, las inversiones foráneas no pueden ser frenadas
con "pretextos" fiscales, administrativos o
ambientales.
La máxima expansión de las ETN está así garantizada,
erosionando la precaria autonomía local en la toma
de decisiones y favoreciendo el intercambio desigual
a favor del Norte de las divisas generadas por el
turismo en el Sur. Éste se efectúa a través de
mecanismos como la asignación ficticia de pagos de
deudas de las filiales en el Sur de las ETN o la
compra de bienes de equipo y mercancías exclusivas
en el Norte para la satisfacción en América Latina
de las "necesidades" del turismo nórdico.
Algunos Estados (como México, a través de Fonatur o
la Bolsa Mexicana de Inversión Turística) han puesto
el acelerador a favor de la conversión de su país en
un paraíso turístico liberal. En un desarrollo
paralelo al que experimentaron las Baleares hace 20
años, la próxima frontera es la transferencia de
inversión del sector turístico al de la construcción
residencial, donde la falta de control y la
expectativa de beneficios se maximizan.
Prueba de ello ha sido la modificación de la Ley
mexicana del Impuesto sobre la Renta en 2004 para
favorecer los llamados "fideicomisos inmobiliarios"
cobijados en el atractivo turístico.
Alternativas
En los últimos años, han sido cada vez más
frecuentes las protestas ciudadanas en América
Latina contra este modelo de industrialización. Una
de las más llamativas, quizás, es la oposición a la
compra de 164 hectáreas en Xcacel (Yucatán), cerca
de Tulum, por parte de cinco grupos inversores,
encabezados por Sol Meliá. También, la protesta
ecologista por la reducción del Parque Nacional del
Este en la República Dominicana a fin de favorecer
los intereses inmobiliarios de Globalia, otra ETN
española.
Menos visibles quizás, pero igualmente relevantes,
son las crecientes tensiones entre comunidades
populares y autoridades por el uso de la tierra, la
prioridad en el consumo del agua o la falta de
capacidad de decisión democrática local. Por no
hablar de las consecuencias de la entrada, vía
turismo, de estas sociedades tradicionales en el
consumo industrial de masas.
De camino hacia una alternativa global, en ambos
lados del océano tenemos, pues, un amplio campo de
cooperación para hacer visible el turismo como
modelo ultraliberal y antiecológico de
industrialización y, de paso, proponer proyectos de
desarrollo turístico transparentes, atentos a la
sostenibilidad ambiental, las necesidades y derechos
sociales así como al reforzamiento de la democracia
y la economía locales. ¿Quién se apunta a la red?
Comfia
9
de agosto de 2006
Foto:
www.cubanacan.cu