“Creo que en un determinado momento todos tomamos
plena conciencia de la necesidad de generar
estrategias comunes y movernos coordinadamente en
una actividad tan compleja como la láctea.
Los sindicatos jugamos un papel importantísimo, y
también es cierto que hay algunos espacios que no
son manejados por las organizaciones sindicales y
que operan a la hora de tomar determinaciones
fundamentales para el sector.
Entonces, sin pretender sentar juicio de valor
absoluto, está claro que los trabajadores de la
industria no se van a salvar en solitario, y mucho
menos a expensas de los otros sectores que componen
la cadena de la actividad.
Hace unos diez años en ATILRA realizamos un
giro de 180 grados, consolidando la organización y
llevando a nuestro Sindicato a niveles de actuación
inéditos. Nos posicionamos con una dirigencia jóven
y preparamos a nuestra base para luchar con eficacia
por nuestros derechos profesionales.
Más allá del ámbito
de la fábrica
También fuimos al encuentro de otros desafíos,
tratando de interactuar con los productores tamberos
con quienes en una época supimos alimentar
diferencias, choques y enfrentamientos.
Nos acercarnos a los productores tamberos con la
finalidad de que conocieran de primera mano nuestras
aspiraciones y dificultades. En esos intercambios
fuimos hallando puntos de encuentro para una lucha
en común.
ATILRA
entiende y defiende que el productor debe
desarrollar una actividad rentable. Si el
productor tambero no tiene rentabilidad seguramente
no va a producir leche y se va a pasar a otra
actividad, como sucede en la Argentina, donde
cientos de productores se pasaron al cultivo sojero.
Cuando eso ocurre perdemos todos, porque la lechería
es una palanca única y fundamental para las
economías regionales, porque donde hay un tambo hay
trabajo, hay dignidad y familias constituidas.
Cuando cierra un tambo perdemos todos,
porque la lechería es una palanca única
y fundamental para las economías
regionales, porque donde hay un tambo
hay trabajo, hay dignidad y familias
constituidas. |
Esto tratamos de hacerle entender al gobierno
nacional, de que al defender la lechería se está
defendiendo al mismo tiempo el afianzamiento de las
familias en el ámbito rural.
Por estas razones nuestra relación con los
productores tamberos ha ido creciendo. Los
encuentros han ganando una mayor periodicidad y
frecuencia, lo que nos permite construir mayores y
mejores alianzas.
También tratamos de mantener una relación coherente
y armónica con el gobierno nacional a través del
Ministerio de Agricultura de la Nación y con la
Subsecretaría de Lechería, que juega un papel
importante en la defensa del sector.
Esta es una estrategia clave y fundamental para que
la actividad pueda fortalecerse, y en la medida en
que ello ocurra, los trabajadores lecheros podremos
continuar negociando y ampliando la parte que por
derecho propio le corresponde al mundo del trabajo.
Por otro lado, la lechería debe contar con
industriales que no solamente tengan capacidad
económica y financiera, sino que, a su vez, conozcan
muy bien la actividad lechera. Aquí se mencionó
cómo en Brasil los fondos de inversión arruinaron
varias empresas, por la sencilla razón de que no
conocían la complejidad del sector.
Los mismos problemas,
los mismos desafíos
Venimos trabajando desde hace varios años junto con
la Secretaría Regional de la UITA en toda
América Latina, y constatamos que tenemos los
mismos problemas. El tema que nos compete hoy, y por
eso conformamos el Comité Latinoamericano del
Sector Lácteo, es insistir en la necesidad de
construir estrategias comunes que podamos
desarrollar en el ámbito de cada país y en el plano
internacional.
En términos generales, la industria lechera de
América Latina viene creciendo, y hay algunos
países que miran hacia esta región pues todavía
tiene capacidad para incrementar su cuenca lechera.
Nueva Zelanda, por ejemplo, controla
el 32 por ciento del comercio internacional lácteo,
pero solo una empresa, Fonterra, acapara el
95 por ciento de su producción y está incrementando
su presencia aquí.
Por otro lado, en América Latina tenemos
países que están jugando un papel importante dentro
de la actividad lechera, como es el caso de
Brasil, que ostenta una extraordinaria capacidad
de expansión nacional e internacional. Pero, al que
decirlo, crece igual que Argentina,
concentrando la producción en un puñado de empresas,
mientras van desapareciendo la pequeña y mediana
industria y con ello el número de productores.
Hablando sobre Brasil, entendemos que tanto
las organizaciones aquí presentes -que representan a
los trabajadores de la industria y a los
productores- tienen la gran responsabilidad de
apoyar al sector mediante la promoción de políticas
públicas que protejan al productor, y también para
que desde los sindicatos podamos avanzar hacia
condiciones de trabajo y económicas que se ajusten
al concepto del Trabajo Decente.
Por lo expuesto, vemos la necesidad de que Brasil
integre, como lo hace Argentina, la
División Mundial del Sector Lácteo de la UITA,
porque en ese país se están jugando cosas
importantes para el sector y para los propios
trabajadores.
El Comité Latinoamericano del Sector Lácteo
será el ámbito adecuado para analizar cuáles son
nuestras fortalezas y dónde residen nuestras
debilidades. En nuestro caso, hemos realizado un
aprendizaje desde nuestros propios errores, cuando
nuestra organización estaba fragmentada, situación
que fue aprovechada por las empresas para precarizar
la labor del trabajador lechero.
Aprendimos que el hecho de industrializar mucha
leche no es garantía de que los trabajadores estén
mejor, que tengan una retribución digna y
condiciones de labor adecuadas.
El hecho de industrializar mucha leche
no es garantía de que los trabajadores
estén mejor, que tengan una retribución
digna y condiciones de labor adecuadas.
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En 1999 se procesaron en Argentina 10.329
millones de litros de leche, y sin embargo teníamos
uno de los sueldos más bajos de la industria
alimentaria. Quiere decir que si no tenemos una
organización seria y dando batalla por los intereses
de sus representados, el crecimiento del sector no
significa que los trabajadores vivan mejor.
ATILRA
tiene un Consejo Directivo Nacional y 30 Seccionales
diseminadas en todo el país. Cuando hay un conflicto
tratamos de solucionarlo dentro del ámbito de la
propia Seccional. Si el conflicto se profundiza,
actúan solidariamente las otras seccionales.
Entonces podemos tener 200 compañeros involucrados
en un conflicto, 500 o más de 1.000, como ya ocurrió
en algunas localidades. ¿Cómo se llega a ello? Pues,
capacitando y concientizando tanto a los dirigentes
como a los compañeros de base.
Esta capacidad de acción ha permitido que en la
actualidad tengamos adecuados niveles de
interlocución con las empresas, incluso con las
transnacionales que operan en el país. Lo que está
en el Convenio Colectivo de Trabajo es respetado por
todas las empresas por igual.
La acción sindical en el plano
nacional e internacional
En una industria transnacionalizada, los sindicatos
deben internacionalizar su
ámbito de acción. Es por eso que durante la
Conferencia Internacional del Sector Lácteo de la
UITA, realizada en marzo de 2010 en Buenos
Aires, reclamamos la creación de una instancia
específica que nucleara las expectativas y
necesidades de los trabajadores lecheros.
Ese espacio se conformó en octubre de ese mismo año,
y ahora la idea es crear la red donde actuaremos
todos los Sindicatos que representamos al sector en
América Latina, porque de esta forma vamos a
contribuir mejor con la División Láctea Mundial de
la UITA.
No está en nuestro ánimo generar una estructura
burocrática. La idea es conformar una red de trabajo
ágil, ejecutiva y eficiente, para llevar adelante
una labor en toda la región.
Ya hemos avanzado muy positivamente cuando se creó
el Departamento Lácteo, y luego, en 2006, con la
fundación de la Federación Latinoamericana de
Trabajadores de Nestlé (FELATRAN), que agrupa a
decenas de sindicatos en más de diez países.
Como reza la convocatoria de este Seminario, tenemos
muchos desafíos:
el corrimiento de la frontera agrícola, el impacto
de los Tratados de Libre Comercio, la presencia de
nuevos actores como las empresas brasileras y su
vocación antisindical, la creciente actividad minera
contrapuesta a la producción de alimentos, la
problemática que padecen los pequeños productores,
etc.
Por eso, ¡enhorabuena al Comité Latinoamericano
del Sector Lácteo!, y damos la bienvenida a las
organizaciones que lo constituyen, deseándoles lo
mejor en este nuevo camino que emprendemos juntos”.