Durante largos años los pobladores
orientados a la ganadería extensiva
caprina, han utilizado los enormes y
deshabitados eriales de algarrobo para
la pastura de las cabras.
En general, complementaban su actividad
con la producción de leña y carbón,
dulces o arrope de algarroba, leche y
queso de cabra.
Sin embargo, las transformaciones
económicas ocurridas en el país durante
los últimos años han motorizado el
avance de la frontera agrícola de los
grandes terratenientes. Pese a que las
tierras locales exhiben un bajo nivel de
rentabilidad para cultivo, los grandes
latifundistas continúan su drástica
expansión.
La sojización del país, que rebasa las
fronteras de la coherencia y se derrama
por los campos inundándolo todo, ha
llegado ya hasta las postergadas zonas,
fuera del área de riego, del noroeste de
Córdoba. La siembra de soja en campos
antes destinados a la ganadería vacuna,
ha expulsado el ganado hacia tierras
antes despreciadas.
Y a los empresarios del campo no les
gusta la gente del campo. No quieren
vecinos estos nuevos vecinos recién
llegados. A pesar de que no utilizan el
monte de algarrobo, cercan sus campos o
matan a las cabras que consiguen entrar
para pastar. Y sin donde obtener
alimento necesario, las chivas pierden
peso y se debilitan, enferman y mueren.
Muchos productores han cedido a las
presiones y a los desalojos silenciosos.
Y en tan desesperante situación han
vendido todo por poco dinero para ir a
engrosar los suburbios de las ciudades
cercanas. En otros casos, los desalojos
no han sido nada silenciosos y los
campesinos han sido expulsados a fuerza
de topadora y policía, abogados y jueces
al servicio de quien más paga. Códigos
de leyes, estatutos, constituciones,
universidades, aulas magnas, diplomas,
cátedras y profesores, libros de tapa
dura, la historia entera del derecho
para nada. Instituciones de telgopor,
moral de plastilina, país de utilería.
Los mercenarios al servicio del dinero.
Nada más. Mire usted a esos hombres de
portafolio, los que matan mientras
desayunan. Los chacales mostrando los
dientes en favor de quienes todo lo
tienen, arremetiendo una y otra vez
contra quienes trabajan la tierra con
sus propias manos.
Sin embargo, la gran mayoría de
pobladores rurales ejercitan
cotidianamente su porfiada resistencia
en la tierra donde nacieron. Y así, de a
dos, de a cinco, de a diez, van
conformando un tejido, una red que los
agrupa. Como las palabras, toman sentido
cuando se juntan. Y así van cobrando
cuerpo y color, vida y aliento. Ante
este panorama, los campesinos se
movilizan e intentan resistir mejorando
su producción y diversificando canales
de comercialización. La Asociación de
Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc)
y las cooperativas de La Batea y
Serrezuela, junto a INTA Cruz del Eje,
vienen trabajando para llevar adelante
un proyecto de mejoramiento y
comercialización de leche caprina.
El proyecto regional caprino del INTA
trabaja con los productores para mejorar
la extracción de leche mediante la cruza
de cabras con razas de mayor
rendimiento.
-Este programa tiene el objetivo
principal de mejorar el desarrollo
regional. Se trabaja con grupos de
economía de subsistencia, con
productores muy alejados a los centros
poblados, en zonas sin riego, a los que
se les acerca tecnología que se adapte a
las posibilidades de la región y que
mejore la calidad de la producción-
cuenta Rubén Rodríguez, técnico
veterinario a cargo del proyecto.
-Pero también está relacionado al
proyecto Minifundio Caprino, que tiene
mucha más implicancia social, en el cual
se trabaja no sólo el tema tecnológico
sino también el asociativismo y la
organización.
-Además, un objetivo de nuestro centro
es conservar la diversidad productiva de
la región en todos los aspectos.
Si los
campesinos no
tienen lugar en
el campo, ¿pues
dónde lo tienen?
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La raza Saanen, entregada a los
productores, duplica y hasta triplica la
producción de leche de las cabras
criollas.
Setenta productores del departamento de
Cruz del Eje, Ischilín y Punilla
integran el proyecto. A ellos se les
entregó aproximadamente 40 cabras. En el
lapso de seis años, deben devolver 3
cabras por cada una de las entregadas,
las cuales a su vez serán redistribuidas
a otras cuarenta familias aún más
alejadas de la ciudad, con menores
capacidades de ahorro y con economías
mucho más básicas.
El objetivo de este proyecto es además
el fortalecimiento de los sistemas socio
productivos locales para mejorar la
seguridad alimentaria, el agregado de
valor y la diversificación, lo que en
definitiva apunta al desarrollo
territorial.
La idea es instrumentar planes que
tiendan a desarrollar las economías
regionales. Sumar esfuerzos y trabajar
cooperativamente es la forma de
resistir al avance del campo sin
campesinos.
Si los campesinos no tienen lugar en el
campo, ¿pues dónde lo tienen?