Argentina

Con Jorge Frias

Si no tomamos medidas, pronto

no habrá más trabajo en la pesca

  

Es secretario gremial de la Asociación Argentina de Patrones de Pesca y secretario de Pesca de la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina (FEMPINRA). Haciendo énfasis en el cuidado del recurso y la defensa del empleo de los argentinos, el dirigente gremial analiza la crisis de la pesca, la situación de las flotas, la relación con las empresas y busca un espacio para los trabajadores en los centros de decisión de las políticas pesqueras del país.

 

–El año se inició con una fuerte crisis pesquera, ¿cómo evalúan esto los capitanes de pesca?

–Con mucha preocupación, pero esto ya viene de años anteriores y es correlativo a la historia de la explotación de este recurso. No es novedoso, y los altibajos se demuestran por los ciclos propios de cada especie y también por la mano del hombre. En determinadas épocas lo ha explotado más que en otras, y eso ha marcado la realidad del caladero.

 

–Se habla desde una sobreinversión en flota hasta un mal manejo por parte de la administración.

–Los factores son diversos, pero el más visible es, sin lugar a dudas, el crecimiento de la flota. La industria pesquera evolucionó vertiginosamente desde 1970, cuando la pesca todavía se practicaba con pequeñas flotas, tanto en tamaño como en cantidad. Hoy la realidad muestra un cuadro totalmente opuesto, las flotas han crecido en dimensión, en tamaño de buques y capacidad de pesca, y también en el número de buques que operan sobre el caladero. Como contrapartida, a mayor cantidad de buques menos espacios para reproducción.

 

–¿En esto habría responsabilidad de la administración?

–Absolutamente. Aunque la responsabilidad es compartida por todos los actores de la actividad, por supuesto que unos más que otros. Y ya no hay tiempo para señalar culpables de manera acusatoria, ahora hay que pensar en cómo se soluciona esto de la mejor manera, porque no sólo hay que darle solución al recurso ictícola sino también al recurso social, a la gente. La fuente de trabajo que podía proveerse en algún momento ya no es la misma. A esta base de trabajadores hay que darle una respuesta, tampoco se le pude decir sencillamente que no hay más trabajo.

Hay que buscar salidas. Si se eligen soluciones drásticas, hay que pensar en subsidios y otras medidas, porque a la gente no se la puede dejar en la calle deliberadamente. Otra opción sería pensar en una metodología que paulatinamente haga decrecer esta población, y que los trabajadores y los inversores, porque también hay gran cantidad de inversores que no provienen originalmente de la pesca, puedan ir reubicándose en otras actividades.

 

–Una reconversión de inversores y trabajadores hacia otro sector.

–Sería un retorno a lo que se hizo en algún momento. Insisto, la actividad recibió inversores y trabajadores de otros sectores, cuando lo pudo hacer lo hizo, hoy eso debe ser a la inversa, y también se deben generar los espacios para que se reubiquen en otras actividades que les permitan subsistir. Si no le damos un respiro al caladero vamos a terminar sin trabajo para nadie.

Estamos frente a una crisis social que, como siempre, los que más la van a sufrir son los de abajo, los que tienen margen pueden buscar opciones, porque sabemos que el capital permite buscar inversiones alternativas, pero el trabajador depende sólo de su empleo, y más en esta actividad. Un pescador que lleva 20 o 30 años en lo mismo difícilmente pueda iniciar una actividad nueva.

 

–Las empresas pesqueras han pedido el acompañamiento de los trabajadores para obtener algunas mejoras en su rentabilidad, como por ejemplo reintegros o reembolsos, y los trabajadores también tienen sus reclamos, como el impuesto a las ganancias. ¿Se pudo hacer funcionar una alianza al respecto?

–No, porque de hecho nunca existió. El trabajador lo que necesita es empleo, e institucionalmente, cuando se ha planteado ir con un reclamo en conjunto, en los documentos que se elaboraron para presentar al gobierno no figuraban las necesidades pendientes de los trabajadores, como el impuesto a las ganancias, o el tope a la obra social que lesiona directamente la atención médica de los trabajadores, o el problema de la jubilación que es incongruente con lo que se percibe en actividad.

Estos puntos básicos nunca aparecieron en los documentos, entonces la alianza nunca se concretó. Hubo una intención de ir juntos a plantear cosas al gobierno para mejorar el desarrollo de la actividad, pero después cada uno ha ido por su lado; no se logra una acción en conjunto porque hay intereses diversos.

 

–Sin embargo, los trabajadores colaboraron suspendiendo los reclamos por una recomposición salarial.

–Se ha actuado de distintas maneras, de acuerdo a las circunstancias. Hay períodos en los que se puede presionar más e imponer el reclamo, y otros en los que tiene que haber una disminución de la lucha porque ya se está sobre la acción productiva. Cuando la actividad se inicia, como en el langostino o el calamar, no podemos presionar porque se va a un conflicto directo. Y el trabajador no quiere esto, y nosotros como sus representantes tampoco creemos que sea el momento de realizar paros. Actuamos en función del desarrollo de la pesca; hay momentos, cuando dan los márgenes, que se puede presionar, y otros en los que hay que permitir que la actividad se desarrolle.

En ningún momento dejamos de decir que el sector tiene planteos para hacer y que deben ser solucionados, pero tampoco se puede arreglar todo de un día para el otro.

 

–¿Cómo es la relación de un gremio especializado en esta actividad, como la Asociación de Capitanes de Pesca, con los otros sindicatos del sector?

–La relación con las tripulaciones siempre es buena, porque para ser capitanes primero fuimos marineros, entonces hemos pasado todas las etapas de lo que es estar embarcados en la pesca. Conocemos la idiosincrasia desde el aprendiz de marinero hasta el capitán. La relación es siempre buena y respetuosa, con las tripulaciones y con las organizaciones gremiales también. En la búsqueda de que haya una unidad entre los trabajadores del sector, esta conducción apuntó desde el inicio a tener una buena relación con los distintos gremios de la actividad.

 

–A mediados del año pasado la Asociación de Capitanes advirtió sobre la peligrosidad del Dispositivo de Escape de Juveniles de Peces en las redes de Arrastre (DEJUPA), ahora son las Cámaras las que lo plantearon. ¿Qué pasa con esto?

–Necesariamente debemos reaccionar. Lo hicimos en su origen, participamos en la presentación del DEJUPA allá por 2000 y marcamos algunas consideraciones que no fueron escuchadas. Apostamos a cualquier proyecto que implique la conservación del recurso, pero no pueden invocarse soluciones mágicas.

Reaccionamos porque somos los primeros en ser sancionados. Tenemos la responsabilidad total a bordo, de cualquier resultado de la actividad que realizamos, de la tripulación, del buque, de la captura o de la normativa. Todas las responsabilidades recaen en el capitán. Y con respecto al DEJUPA, reaccionamos porque los compañeros han manifestado mediante actas que existe peligrosidad en su utilización con respecto a los tripulantes, y son los mismos marineros quienes informalmente nos preguntan quién se va a hacer responsable si ellos se lastiman con el dispositivo. A partir de ahí, se enciende una luz roja que nos dice que prestemos atención. Por eso, más allá de que no haya antecedentes, no podemos esperar hasta que pase algo. Todo lo que se pueda implementar para cuidar el recurso será bienvenido, probémoslo, y si es efectivo nadie se va a oponer a usarlo. El pescador es el primer interesado en preservar el recurso.

 

–¿Cómo se está avanzando en la concreción de un nuevo Convenio Colectivo de Trabajo?

–Si hablamos de la actividad fresquera, administrativamente las paritarias están abiertas desde 2000. A raíz de la crisis de 2005, con la resolución 254, se retomaron las conversaciones con un poco más de énfasis, se han planteado las voluntades nuevamente con la Cámara, allí han cambiado los dirigentes o al menos los puestos, entonces parece que la voluntad de aggiornar un Convenio Colectivo útil para la actividad está más acentuada. Veremos si en las próximas reuniones del Ministerio podemos ir cerrando al menos algunos de los artículos que están plasmados en un anteproyecto que fue discutido con los afiliados y aprobado en asamblea de fin de año. Si podemos avanzar va a ser bueno para la actividad. Insisto: no hace falta hacer el gran Convenio Colectivo de trabajo, pero sí tener una base para poder desarrollarlo e ir mejorándolo paulatinamente.

 

–Varios termómetros indican que la temperatura de la pesca en Mar del Plata está subiendo. ¿Cómo lo aprecian ustedes?

–Los trabajadores embarcados somos cautos en este tipo de lobby que se organiza ante las necesidades de plantear reclamos. Nosotros sólo queremos trabajar, entonces somos cautos para no ser utilizados para este tipo de jugadas. Entendemos que puede haber una necesidad del sector empresario, pero la primera señal la tienen que dar ellos. Y si hay cosas que arreglar, lo primero que hay que hacer es organizar la actividad. Reducir el pago en negro es una necesidad imperiosa, y es lo que más se contradice con la posibilidad caminar junto al sector empresario por algún reclamo.

Por ejemplo, hay empresas que cuando se debió recurrir a un aporte voluntario por parte de los trabajadores para la obra social lo señalaron como que los dirigentes le metíamos la mano en el bolsillo al trabajador y algunas inclusive todavía no les hicieron las retenciones, pese a que el aporte lo hace el trabajador y no la empresa. Sólo con la intención de generar conflicto entre el trabajador y sus representantes.

 

Información proporcionada por FEMPINRA

18 de abril de 2008

  

 

 

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