Uruguay

Con Mario de Castro

Secretario general del Sindicato Autónomo Tabacalero (SAT)

“Somos trabajadores, no demonios”

 

 

 -¿Cómo recibieron los tabacaleros la noticia del convenio marco que limita, entre otras restricciones, el consumo de tabaco?

-La posición del presidente contra el tabaco no es novedosa. Respetamos su posición, lo que nos preocupa no es en sí la postura con respecto al convenio marco. Coincidimos en que haya áreas de fumadores y no fumadores. Lo que sí creemos es que no es un tema de prohibición absoluta, sino de educación.

 

-Pero cuando la instancia educativa se cumple, ¿qué medio asegura el respeto posterior de fumadores a no fumadores?

-La alternativa es sencilla. El fumador tiene que respetar al no fumador y al revés también. Yo elijo fumar. Más allá de ser tabacalero, porque fumo desde antes de serlo. Pero respeto. Y quiero que respeten mi trabajo. La ministra (María Julia Muñoz) dijo que hay 500 trabajadores plantadores de tabaco al norte del país. Son familias que viven de la plantación sobre todo en Artigas y Rivera. Pero no son 500 personas. Con los 2000 tabacaleros que trabajan en la industria de la zona de Montevideo sumamos 2.500 familias.

 

-Lo vi fumar. ¿Qué cigarrillos fuma?

-Fumo los que me da la empresa. Por convenio dan cigarrillos a los fumadores y a los no fumadores por igual, pero yo salgo al fondo a fumar. Uno de mis hijos decidió fumar, pero tengo tres hijas y una señora que no fuman. Pero creo que pasa por una cuestión de respeto. La libertad mía termina donde empieza la tuya. A nosotros no nos llamaron para preguntarnos qué pensábamos de esto. Pero tenemos esperanza de que nos consulten.

 

-¿En qué se diferencian los cigarrillos clase A, que ud. fuma, y los que no lo son?

-No es lo mismo un cigarrillo de categoría Philip Morris, Marlboro o Nevada, que los cigarrillos truchos que hacen en Paraguay. Allí hay unas 30 empresas clandestinas que no se sabe dónde están y qué tabaco le ponen. Lo que digo es que hay cigarrillos de mejor y otros de peor calidad. Todo depende de la mezcla. No es lo mismo un cigarrillo turco que uno chino.

 

-¿De qué manera se podría comprometer su fuente laboral?

-De repente, frente a una prohibición muy fuerte, el contrabando y algún ajuste que le hagan al precio de la cajilla acá, puede llevar a los empresarios a levantar su planta local y traer cigarrillos de Brasil.

 

-¿Cuál sería el punto intermedio entre la política de salud inteligente y la protección de los puestos de trabajo?

-Lo primero que se tiene que atacar es el contrabando. No hay que caer en el error de ser fundamentalistas y que el remedio sea peor que la enfermedad. El tabaco si no se ataca va a seguir entrando a menos precio y de peor calidad.

 

-Precio y calidad bajos que no tienen por qué aumentar el consumo...

-No quiere decir que aumente el consumo. Pero vivimos de eso. Somos trabajadores y no queremos que se nos demonice por ser tabacaleros. Trabajamos en el tabaco porque en el tabaco se gana bien. Una vez, un legislador nos dijo que tendríamos que estar reciclados en enfermeros de oncología. Eso es una barbaridad. Somos trabajadores, no demonios.

 

 

Marina Barrientos

El Observador

27 de mayo de 2005

 

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