Oscar murió
el pasado martes 17 de abril. Había sido hospitalizado la
semana anterior por problemas cardíacos que se sumaron a una
severa complicación respiratoria.
Trabajó 21
años en la imprenta de la Secretaría General de la UITA en
Ginebra: un laberinto de papeles, máquinas y documentos que
Oscar conocía como nadie.
Filipino,
hablaba unas poquitas palabras en español, y una de ellas
era: COMPAÑERO.
Todos vamos
a extrañar su eterna sonrisa, el abrazo fraterno que nos
daba al llegar a la Secretaría.
El
movimiento obrero pierde a un ser solidario, una excelente
persona, pero, sobre todo, a un gran militante sindical.
Me imagino
que,
secretamente,
seguirás
escondido por allí,
en esa sala,
en tu nido de papel.
Para Nora,
su esposa,
y el resto
de su familia,
vaya desde
América Latina
nuestra más
sentida solidaridad
y apoyo.
¡Hasta
siempre, COMPAÑERO! |