Y eso es mucho decir en la región que más viola las libertades sindicales a nivel mundial.
Al mismo tiempo que Calvo lanza el primer “atún claro cero por ciento en materia grasa” en el Salón de la Alimentación que se celebra desde el pasado martes 11 y hasta el próximo viernes 14 en Barcelona, España, colocándose al lado de las exigencias del consumidor preocupado por mantener una vida saludable, en El Salvador, ese mismo martes 11, pobladores de 16 cantones y caseríos del departamento de La Unión -donde la transnacional tiene su planta de producción- marcharon por las calles exigiendo el cierre del relleno sanitario ASIGOLFO (Asociación Intercomunal del Golfo de Fonseca).
Según el periódico Co Latino, la marcha salió de El Salvador del Mundo y llegó hasta el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Aurelio Ventura, líder de la comunal del departamento de La Unión, dijo que en el relleno sanitario se depositan de 290 a 300 toneladas de basura diariamente, ocasionando malos olores y contaminación en los mantos acuíferos.
Ventura también se quejó del depósito de desechos de la empresa Calvo. “Esa empresa nos está tirando sus desechos de pescado, y está contaminando más, por el tipo de químicos que ellos utilizan para evitar los olores”, explicó el dirigente.
Para Calvo, parece ser que hay ciudadanos de primera y de segunda categoría. Unos, a los que, por su poder de consumo, hay que considerar y respetar, y otros, los pobres, que son materia desechable. En el tema ambiental Calvo también discrimina: mientras en Europa hace buena letra, a El Salvador lo usa como su basurero.