El Salvador

 

La empresa conservera esquilma recursos

y explota a los trabajadores en Iberoamérica

CALVO, no tan claro

 

Gustavo Duch Guillot

Rebelión

Me he apuntado a un master de recursos humanos por correspondencia, que ahora claro (calvo), es via Internet. Aprovechando todas la nuevas tecnologías me explican como se puede “asegurar el desempeño de los trabajadores” conectando en los ordenadores de los mismos o en las salas de trabajo una webcam. Claro (calvo) no se te escapa ni un solo de sus movimientos. A todos los trabajadores de tu empresa también les puedes “motivar” poniéndoles como sintonía de su teléfono móvil el politono del comercial de la empresa. O si hace falta ante situaciones de conflicto laboral ya es fácil “interrogar” al trabajador bajo el control de un polígrafo o maquina de la verdad. Claro (calvo) como en la tele.

Mi master es muy caro y prestigioso y todas las técnicas que me explican ya están siendo probadas en la realidad. Como la del polígrafo ¡una práctica recientemente denunciada por la Unión Internacional de Trabajadores Agrícolas!

Algunos de los trabajadores de la empresa de conservas gallega Calvo parece que se les está aplicando esta prueba, en sus plantas ubicadas en El Salvador, que junta a otras prácticas, pretende a intimidar el legítimo derecho de los trabajadores a la constitución de sindicatos de trabajadores.

Calvo es líder en España con 25 por ciento del mercado de atún y la cuarta atunera a escala mundial. En 2005 facturó 350 millones de euros y posee plantas de producción en España, Italia, Brasil y El Salvador, pero en éste último país los modelos de gestión son bien diferentes al resto. Calvo El Salvador dice pagar a los trabajadores el salario mínimo pero eso parece sólo se alcanza si los trabajadores realizan jornadas intensas o jornadas nocturnas de 11 horas. Su doble estándar es claro (calvo) si lo comparamos por ejemplo con los compañeros de las plantas de Brasil. Una trabajadora de la planta Gómez da Costa en Brasil recibe en promedio un salario aproximado a los 600 dólares mensuales, siempre bajo una contratación colectiva que le garantiza prestaciones adicionales para ella y su familia. Esa misma trabajadora pero en El Salvador alcanzará con dificultad los 200 dólares mensuales.

También los métodos de pesca son diferentes. Mientras que los barcos atuneros en Europa y en Brasil, capturan con anzuelos, en la costa de El Salvador, donde no existen regulaciones para esta pesca, los barcos usan a sus anchas las redes de gran tamaño, conocidas por su negativo impacto sobre la fauna marina.

Con Calvo tenemos otro lamentable ejemplo de las prácticas de algunas transnacionales que buscan en los países empobrecidos y con regulaciones más flexibles explotar su fuerza laboral y sus recursos naturales, disfrazándolo como ejemplos de inversión extranjera que generan puestos de trabajo y riqueza allí donde se instalan.

Claro (calvo) que a mí, con mi diploma del master enmarcado y reluciendo en el despacho, no me engañan.

* Gustavo Duch Guillot. Director de Veterinarios Sin Fronteras

12-7-2007

 

 

 

 

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