Panamá

Bananeros reclaman justicia y solidaridad

Chiquita Brands toma al país de rehén

“En este momento nos encontramos frente a la Presidencia de la República, manifestando para que se tome muy en serio la situación de nuestra cooperativa, ya que la transnacional Chiquita Brands nos está estrangulando, mientras el gobierno asiste impasible a esta situación. Hay más de 2.800 empleos en juego”, relataba a Sirel Salustiano de Gracia, secretario general de SITRACHILCO, mientras de fondo se escuchaba a los manifestantes reclamando “¡Justicia, justicia...!”.

 

 

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Panamá

16-12-2005

 

Nota de Rel-UITA al Presidente de la República

 

 

Hace más de dos años, el 25 de abril de 2003, COOSEMUPAR, cooperativa integrada por los trabajadores bananeros de la región de Chiriquí agremiados en el Sindicato Industrial de Trabajadores de la Chiriquí Land Co. y Empresas Afines (SITRACHILCO), adquirió los activos de Puerto Armuelles Fruit Company, hoy Chiquita Brands, en 29 millones de dólares. Junto con ello se firmó un Acuerdo Marco entre la cooperativa, el gobierno y Chiquita, en el cual se establecieron las condiciones de repago de los 29 millones que el Estado adelantó en forma de crédito a los trabajadores, y también el precio al cual, durante los siguientes 10 años Chiquita le compraría la producción a la flamante cooperativa. Según los cálculos más gruesos, los números cerraban: la cooperativa debía hacer un esfuerzo productivo, Chiquita compraba la producción a un precio preestablecido y el Estado recuperaba el crédito.

 

Sin embargo, mirando el negocio más de cerca se empezaron a ver numerosas brechas. Por ejemplo, que el Acuerdo no estipulaba costos de gerenciamiento, el inventario estaba inflado, las maquinarias estaban obsoletas, no se tuvieron en cuenta costos laterales como estiba y otros, los insumos agrícolas son ahora más caros. Resultado: Chiquita hace lo que quiere porque el Acuerdo Marco es demasiado vago en algunos aspectos concretos, y en los otros también hace lo que quiere porque es Chiquita Brands, y punto. Por ejemplo, sobrevalúa todos los costos de los servicios que ella aporta a la cooperativa, ya sean gerenciales, técnicos o de comercialización, en algunos casos con sobrecargas de más del 100%; le compra a la cooperativa sólo el banano de primera selección y rechaza todo lo demás, lo que se traduce en pérdida pura para los trabajadores, siendo que no aplica el mismo tratamiento a otras empresas como Bocas Fruit a la que le compra todo; se ha negado a revisar el Acuerdo Marco para corregir los errores y reafirmar lo que no se cumple.

 

“La disparidad es tan grande –explicó a Sirel Salustiano de Gracia, vicepresidente de COOSEMUPAR además de secretario general de SITRACHILCO– que desde la creación de la cooperativa, sólo intermediando con lo que nosotros produjimos Chiquita ha ganado 100 millones de dólares, mientras que la cooperativa pierde un dólar por cada caja de banano porque los costos de producción son superiores al precio que ella nos paga”.

 

El complemento necesario para entender las razones por las cuales aquel Acuerdo Marco resultaría tan desventajoso para la cooperativa fue aportado por De Gracia: “Hemos iniciado procesos judiciales contra las personas que ocupaban en aquel entonces la dirigencia del sindicato y de la cooperativa, ya que entendemos que se corrompieron, se vendieron y traicionaron a sus compañeros por dinero. Esto ya se está sustanciando en los juzgados, aunque la justicia de nuestro país siempre el lenta cuando tiene que proteger los derechos del pobre. Además de la sobrevaluación de lo que se nos vendió, lo que ya es un robo, desaparecieron varios millones de dólares que nadie sabe adónde fueron a parar. Entre otras cosas, sabemos que hubo un abogado que cobró un millón de dólares por poner una firma”.

 

Hasta ahora los trabajadores sólo han podido pagar los intereses del crédito, pero no se amortizó nada del capital. Mientras que antes de la venta un trabajador bananero ganaba en promedio unos 400 dólares mensuales, hoy apenas llega a 180 dólares por mes siendo que la canasta básica está calculada en 300 dólares.

 

Ante la protesta creciente de los cooperativistas, el gobierno ha nombrado un interventor que, según De Gracia, “Está manipulado por Chiquita. Ahora la situación será más caótica porque el zorro se metió dentro del gallinero”.

 

Mientras los trabajadores y cooperativistas de COOSEMUPAR y SITRACHILCO hacen un llamado a la solidaridad internacional para presionar al gobierno panameño y a Chiquita Brands en todo el mundo, con el fin de que se entablen negociaciones serias y rápidas en búsqueda de reestablecer una relación justa entre las partes, se ha citado a una asamblea general del gremio para el próximo domingo 18 para decidir las acciones futuras.

 

Poco después de que se decidiera la convocatoria a la asamblea, autoridades del Ministerio de Trabajo tomaron contacto con el sindicato para anunciar que serían recibidos el sábado 17 por el presidente de la República, Martín Torrijos Espino. “Nosotros pensamos que sólo quieren imponernos a este interventor –anticipó De Gracia–, cuyo objetivo será licuar las deudas por 4 millones de dólares que Chiquita mantiene con la cooperativa, generada por los sobrecostos que nos ha cobrado durantes estos casi tres años. Pedimos a todos los trabajadores y trabajadoras del mundo que divulguen la verdad acerca de la situación miserable que vivimos los trabajadores bananeros de Panamá.”

 

Toda esta trama tiene un protagonista: el doctor Manuel Rodríguez. Fue el principal negociador con los trabajadores del Acuerdo Marco en 2003, sólo que representaba simultáneamente al gobierno y a Chiquita, ya que Rodríguez acumula hasta ahora los siguientes cargos: Vicepresidente de Asuntos Gubernamentales en el gobierno de Martín Torrijos, y es de hecho la llave del comercio exterior panameño; es el representante legal y presidente de Chiquita Brands en Panamá.

 

¿Los 29 millones de dólares? Nada por aquí, nada por allá...

 

 

Carlos Amorín

© Rel-UITA

16 de diciembre de 2005

  

 

  

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