El Sindicato de la Empresa LIDO SA (SELSA)
es miembro fundador de la Federación Sindical de
Trabajadores Salvadoreños del Sector Alimentos,
Bebidas, Hoteles, Restaurantes y afines y la
Agroindustria (FETSABHRA), constituida originalmente
en 2000 pero cuya personería jurídica fue en ese
momento rechazada. Llamado aún FETSA en aquel momento,
concurrió al Comité de Libertades Sindicales de la OIT
y dos años después obtuvo finalmente su personería
jurídica y pasó a llamarse FETSABHRA. |
-¿Cuál fue el inicio del conflicto con la empresa LIDO que
los dejó a ustedes afuera?
-El conflicto se inicia a partir de que el sindicato SELSA
solicita al Ministerio de Trabajo la revisión de una de las
cláusulas de nuestro contrato colectivo de trabajo,
específicamente la cláusula 43, que establece que el ajuste
salarial debe efectuarse cada año. En diciembre de 2001
pusimos ante el Ministerio de Trabajo la respectiva petición
de negociación de los salarios. El artículo 480 del Código
de Trabajo establece cuatro etapas para llevar adelante el
conflicto colectivo. La primera, la del trato directo con la
empresa, la agotamos tras cuatro reuniones ya que la empresa
se retiró sosteniendo que no tenía capacidad de aumentar los
salarios como los trabajadores lo estábamos solicitando. El
sindicato hizo nuevamente la solicitud al Ministerio de
Trabajo para llevar a cabo la etapa de conciliación en
diciembre de 2001, pero llegamos hasta mayo de 2002 sin que
la empresa cediera un incremento salarial a pesar de que
nosotros hacíamos propuestas módicas e intentábamos llegar a
un arreglo por la vía del diálogo y la negociación –llegamos
a plantear hasta 112 colones (aproximadamente 14 dólares) de
incremento salarial–. En lugar de un aumento, la empresa
LIDO puso sobre la mesa una reducción del 5 por ciento de
los salarios que ya teníamos.
-¿Y en qué momento los despidieron?
-Cuando hicimos una suspensión laboral de ocho horas,
el 6 de mayo de 2002. La respuesta de la empresa fue
suspender los contratos individuales de los trabajadores de
forma discriminatoria e ilegal, no permitiéndoles el ingreso
al centro de trabajo. Primero fueron 36 compañeros, entre
ellos todos los integrantes de la junta directiva.
-En estos momentos, pasados ya casi 3 años,
¿a qué instancias están abocados?
-Durante todo el conflicto tuvimos que recurrir a la
Asamblea Legislativa, al mismo Ministerio de Trabajo,
tratando de conciliar con la empresa. Interpusimos recursos
en la Asamblea, elevamos una queja en contra del Ministerio
ante la Procuraduría para la Defensa de los Derechos
Humanos; tuvimos que presentar una demanda también contra el
mismo Ministerio de Trabajo ante la Sala de lo Contencioso
Administrativo de la Corte Suprema de Justicia para
solicitar una inspección especial del Ministerio para que
éste comprobara la infracción a ley por parte de la empresa.
El Ministerio no lo hizo, antes bien, adoptó una resolución
que violentaba su propia ley interna, la “Ley de
organización y funciones del sector trabajo y previsión
social”. Entonces hicimos una demanda en contra de este
Ministerio que sólo sirve para los empresarios y no a los
trabajadores, como quedó comprobado. La resolución de la
Corte, después de un año de iniciada la demanda, consistió
en imponerle al Ministerio de Trabajo una multa de 30
dólares. Eso fue lo que tuvo que pagar el Director General
de Inspecciones del Ministerio de Trabajo a la Corte Suprema
de Justicia, una multa risible, que no llena la verdadera
finalidad de hacer cumplir la ley y los derechos laborales y
sindicales y, por cierto, tampoco los derechos humanos de
los trabajadores de LIDO.
-¿En el ámbito internacional qué instancias
han transitado?
-Ante la negativa del Ministerio de Trabajo de
respetar las mismas leyes nacionales, tuvimos que acudir a
la instancia del Comité de Libertad Sindical de la OIT. En
junio enviamos la nota de solicitud de apoyo de las
organizaciones internacionales a esa queja que interpusimos
ante el Comité de Libertad Sindical. En marzo de 2003 el
Comité tomó una resolución favorable hacia el sindicato y le
hizo muchas recomendaciones al gobierno, tales como respetar
la libertad sindical en El Salvador, y también hay un
numeral entre las recomendaciones que exige al gobierno no
permitir que los dirigentes sindicales sean despedidos de
los centros de trabajo, y que debe exigirse su
reincorporación a los puestos de trabajo. Hasta hoy, tanto
el gobierno salvadoreño como la misma empresa han hecho caso
omiso a las recomendaciones de la OIT.
-El caso LIDO se ha conocido también en el
famoso informe de “Humans Rights Watch”, en el cual fue
puesto como ejemplo para mostrar cómo se violan los derechos
laborales en el contexto de la negociación del TLC. Pero el
gobierno insiste en que ha multado a la empresa LIDO. ¿Por
qué el gobierno dice esto y qué es lo que en realidad
ocurrió?
-El Ministerio de Trabajo tuvo que efectuar una inspección
especial a la empresa y señalar la infracción a la ley,
porque la Corte Suprema de Justicia se le ordenó. No lo hizo
porque estaba atento a tutelar los derechos laborales en
debida forma, sino que hubo una obligación. Hicieron dos
inspecciones; en una dieron un plazo de 15 días para
solucionar el problema y le impusieron una multa de 500
colones (menos de 60 dólares) que tampoco los pagaron. Luego
le exigimos al Ministro de Trabajo que hiciera una
inspección correcta y que debía exigir la aplicación de la
recomendación de la OIT según la cual corresponde una multa
de 77.400 dólares. Pero la actitud del Ministerio pretende
ser sólo una pantalla, una justificación del gobierno para
exhibir a nivel internacional, sobre todo con respecto al
proceso de ratificación del TLC que nosotros, como
trabajadores salvadoreños y trabajadores de la empresa LIDO
organizados en el SELSA, no estamos apoyando porque sabemos
que trae consecuencias negativas para todos los
trabajadores.
-Finalmente, ¿la empresa ha pagado la multa?
-No ha pagado nada, lo que ha hecho es iniciar una
demanda judicial contra el Ministerio de Trabajo que está en
proceso en la Corte Suprema de Justicia, y también en la
Sala de lo Contencioso Administrativo. La patronal de LIDO
argumenta que el Ministerio de Trabajo incurre en una
ilegalidad al no tener en cuenta el artículo 251 del Código
de Trabajo que establece que si no es manifiesta la
intencionalidad de destruir el sindicato, entonces no se
aplica esa multa. En este caso, la empresa aduce que no se
ha configurado esa situación. En realidad, muchos
trabajadores se están yendo por retiro voluntario, o porque
llegaron a la edad de jubilación, y otros fueron despedidos
de manera ilegal, para intentar destruir nuestro sindicato
que tiene 45 años de existencia.
-La defensa de la empresa consiste en que no
han destruido el sindicato porque no han despedido a 35
miembros.
-Eso es lo que argumentan, y la vista gorda del
Ministerio de Trabajo es para cautivar al Congreso
estadounidense antes de la ratificación del TLC.
-¿Cuál es la lección de estos tres años en
los cuales un buen grupo de trabajadores ha estado fuera, y
los muchos años en que la empresa ha actuado de manera
antisindical? ¿Qué le dirías al movimiento sindical
internacional y a la comunidad internacional sobre este
caso?
-Los costos son muchos, y entre ellos están los
despidos de 68 compañeros en total, hasta este año en que
despidieron a otro compañero, administrativo, que tenía un
cargo de confianza y que se afilió al sindicato. Hubo
repercusiones negativas entre las familias de estos
trabajadores ya que muchas se han separado. Las
consecuencias son el sufrimiento de los hijos, ya que se
hace difícil darles la vivienda, la salud, la educación,
sobre todo cuando son pequeños. Además, la situación del
empleo en el país es muy dificultosa, muchos no han
encontrado trabajo y otros ganan salarios miserables, apenas
cobran el sueldo mínimo que establece el gobierno. Por otro
lado, los trabajadores que han quedado en la empresa reciben
malos tratos de parte de los jefes, hay una campaña
antisindical dentro de la empresa; le han dicho a los
trabajadores que se desafilien del sindicato, les dicen que
negocien su pasivo laboral, o sea su indemnización, y por la
situación económica que se vive en el país algunos
compañeros caen en esa trampa, negocian y les dan sólo el 25
o el 30 por ciento de su indemnización. Creemos que de
manera coercitiva e ilegal la empresa está tratando de
destruir a nuestro sindicato. Además, hay violación a
nuestro contrato colectivo en la mayoría de sus cláusulas,
la empresa no cumple con las medidas higiénicas que debe
disponer para los trabajadores, pero sin embargo exige que
los trabajadores cumplan con las precauciones higiénicas de
la producción.
-¿Qué les pedirías a los hermanos y hermanas
salvadoreños que viven en Estados Unidos y que ven el pan
LIDO como un “producto nostálgico”, como lo ha llamado el
gobierno, o sea como un producto característico de El
Salvador?
-A los amigos, amigas, hermanos salvadoreños en
Estados Unidos o en otros países del mundo –sabemos que LIDO
está exportando el 50 por ciento de la producción a Estados
Unidos, a una empresa llamada Río Grande–, les pedimos que
cuando tengan la oportunidad de ver algún producto LIDO sean
solidarios con sus hermanos salvadoreños en el país no
consumiéndolos porque están manchados con violaciones a los
derechos humanos, a los derechos laborales, a los derechos
sindicales de los trabajadores. Pediríamos que nos apoyaran
reclamando que la empresa Río Grande le exija a LIDO que
corrija su actitud antisindical.
Gilberto
García
© Rel-UITA
10 de junio de
2005