Elegido
secretario general de Comisiones Obreras
(CCOO) en el 9° Congreso de la
Confederación (diciembre de 2008), Toxo
se destaca por su sencillez, su gesto
lacónico y su análisis punzante y
meditado. Lo entrevistamos en el marco
del 4° Congreso de la FECOHT, que
sesionó hace escasos días en Baracaldo.
-¿Esta nueva crisis del capitalismo
encuentra al movimiento obrero también
en crisis?
-Hay un debilitamiento del pensamiento
de la izquierda a nivel general. Esto ha
influido y está influyendo en el
movimiento sindical. La crisis nos ha
pillado a mitad de camino en la
construcción de una organización
internacional sólida, luego de la fusión
de las dos grandes confederaciones
interna-cionales. Pero también con
cierto reflujo del internacionalismo
obrero a nivel planetario.
Mientras la globalización prácticamente
ha eliminado las fronteras en el plano
de las relaciones comerciales, sobretodo
en lo que se refiere a las actividades
financieras transnacionales, la dinámica
de las grandes corporaciones va marcando
el rumbo de los cambios políticos y
sociales en cada uno de los países. Sin
embargo, vemos un cierto repliegue
internacionalista de las organizaciones
sindicales, que nos hemos retraído a las
acciones en nuestros propios países.
Afortunadamente, creo que estamos en
condiciones de dar respuestas más
cohesionadas, más coherentes con las
necesidades que se derivan de un mundo
globalizado y atendiendo a la defensa de
los intereses de los trabajadores. Pero
lo cierto es que esto nos ha pillado a
contrapié.
-¿En qué se debe cambiar?
-Creo que hay una dinámica de trabajo
que puede inducir la propia
Confederación Sindical
Internacional (CSI), que
partiendo de una reflexión sobre el
momento del desarrollo de las fuerzas
productivas y el papel de las
organizaciones de los trabajadores en un
contexto tan complejo como el actual,
generen más capacidad de sinergia entre
las diversas organizaciones.
Por su parte, las federaciones
sindicales sectoriales internacionales
tienen un gran papel a cumplir, de
coordinación, de cooperación, de
elaboración de alternativas de carácter
global. Tal vez comenzando por lo que
pueda considerarse pequeños pasos.
Aprovechar su presencia en las
corporaciones transnacionales en los
países de origen para, desde ahí,
proyectar iniciativas que al calor de la
proliferación de inversiones en otros
lugares -no solo en países sino también
de un continente a otro- permitan una
nueva relación alrededor de elementos
como la responsabilidad social
corporativa, entre otros, y un papel
renovado del movimiento sindical. La
incipiente experiencia, todavía muy poco
desarrollada, de los Comité Mundiales
-en Europa más consolidada
alrededor de los Comité de Empresa
Europeos- son formas de organización de
los trabajadores que en este momento
deberían tomar una dinámica mayor, y
sobre los que se debe invertir una buena
parte de los recursos del movimiento
sindical.
-Se destaca en vuestro discurso el
abordaje al modelo de producción y su
vinculación con los aspectos
ambientales. ¿No crees que éste es un
punto del cual el movimiento obrero se
ocupa poco?
-Poco, a veces nada. Muy a
contracorriente y no muy convencidos,
vamos asumiendo los problemas que se
derivan del cambio climático, de los
retos y desafíos que se sitúan a partir
de las rondas de conversaciones que
dieron lugar a los Acuerdos de Kioto. A
través de la Confederación Sindical
Internacional (CSI),
afortunadamente, hemos puesto en marcha
un instrumento que es la Fundación
Sustanlabor, que puede jugar un
papel importante y resituar la función
del movimiento sindical en el tema
ambiental.
Lo que está claro es que también hemos
sido pasto del discurso dominante, del
productivismo por encima de otro tipo de
consideraciones en una suerte de
recorporativización de la acción del
sindicato, muy superestructural en las
relaciones transnacionales y muy
corporativa en el ámbito de la empresa.
Muy pegado, también, hay que decirlo, al
interés del grupo donde trabajan
nuestras organizaciones.
Afortunadamente, esto está empezando a
cambiar y, además, es una pura
necesidad, no sólo por lo que supone en
términos globales la necesidad de
introducir un cambio en el modo de
producción, priorizando elementos
medioambientales, sino también porque en
ello nos va la propia salud de los
trabajadores.
-Porque esta crisis financiera impacta a
millones de trabajadores, pero el
devenir de una crisis ambiental…
-…nos lleva prácticamente a todos por
delante. Debemos ser muy conscientes de
ello, porque los viejos modos de
producción que nos han traído hasta aquí
en una carrera desarrollista deben ser
sustituidos por otros sustentables en el
plano ambiental. En un planeta con más
de 6 mil millones de personas, con la
mayoría de los países esperando niveles
de desarrollo equiparables a los que
permiten las condiciones de vida del
primer mundo, no es posible sostener
esos modos de producción que conocemos.
-Hay que cambiar…
-Sí, y además sabemos también que los
combustibles fósiles son finitos, tienen
un horizonte finito; más tarde o más
temprano, aunque solo sea por eso,
deberán ser sustituidos por otras
fuentes de generación primaria de
energía. Y esto está llamado a
revolucionar el mundo de las relaciones
industriales.
-Empleo verde…
-En las iniciativas que estamos
intentando poner ahora en las mesas de
negociación entre las organizaciones
empresariales y el gobierno en nuestro
país y en Europa, estamos
haciendo una apuesta por el desarrollo
de las energías renovables. En un modelo
de cara a un desarrollo con
sustentabilidad los empleos deben ser
verdes, en el marco de una
transformación hacia fuentes energéticas
más limpias, más compatibles con el
ambiente. Esto está muy lejos de suponer
un retroceso: en la energía eólica
estamos encontrando un nicho de empleo
que en nuestro país ya toma una
presencia creciente en la economía.
-Volviendo a la crisis, ¿el bombardeo
mediático que se padece en España sobre
la crisis, no es funcional a grupos
conservadores en lo político y
empresarial?
-La crisis es omnipresente como bien tú
lo dices. Pero ha habido un tiempo en el
cual la crisis ya estaba presente entre
nosotros y los actores políticos
fundamentales -particularmente el
gobierno de la nación frene al criterio
de CCOO, entre otros- se negaban
a reconocer la situación. Esto ha
llevado a retrasar la adopción de
medidas que pudieran haber servido para
anticipar algunas soluciones a esos
problemas, sobre todo a los efectos
sobre las personas. Ahora hemos llegado
a un punto donde el crecimiento del
desempleo es fortísimo. España ya
no absorbe el crecimiento de la
población activa, aunque ya ha dejado de
llegar una gran cantidad de trabajadores
inmigrantes, y además destruye empleos
como en el sector de la construcción,
que fue el primero que lo inició, y
también en la industria. Así ya hemos
pasado los 3.500.000 parados.
Toda esta situación es funcional para
que ahora se hable con insistencia desde
los lobbies empresariales sobre
la necesidad de introducir una reforma
laboral y el recorte de los derechos
laborales y prestaciones sociales, lo
cual desde CCOO no vamos a
permitir.
-Estás en el mejor lugar y en el peor
momento ¿lo sientes así?
-No, no, en absoluto. Antes de salir
elegido como secretario general de las
CCOO tenía la responsabilidad de
la conducción del diálogo social en
España por nuestra Confederación, y
ya estaba en el ojo del huracán. Cierto
que ahora tengo más responsabilidad.
Espero que esta situación sea
transitoria y, entre otras cosas, es
también una fase apasionante. He vivido
desde la Federación del Metal de CCOO
situaciones tan o más complejas que
ésta, en plena crisis industrial
vinculada a la entrada de España
en la Comunidad Europea, con todo el
desmantelamiento de las siderurgias, de
la construcción naval y otras que me
tocó negociar. Lo pasé peor en aquel
momento que ahora… espero.
Intervención de Ignacio Fernández
Toxo en el 4° Congreso de la
FECOHT