James
llegó a la Argentina desde la lejana Nueva Zelanda
acompañado por Blair Harris, Marc Hope y Sinclair Watson,
todos dirigentes del Sindicato de Trabajadores Lecheros
de Nueva Zelanda (NZDWV). Sus objetivos eran conocernos
y firmar un importante convenio de cooperación con
ATILRA.
-¿Cuáles
son tus orígenes?
-Nací en noviembre de 1954 en una ciudad que se llama Gore,
en el sur de Nueva Zelanda. Actualmente vivo en Hamilton,
que es el centro de la industria láctea en Nueva Zelanda,
situada aproximadamente a 130 kilómetros al sur de Auckland,
en la isla norte.
-¿Qué
tipo de estudios realizaste?
-Cuando finalicé la secundaria fui a la Universidad de Otago
y me gradué en ciencias políticas.
-¿Cuándo
comenzaste a trabajar y qué tipo de trabajo era?
-Mi primer trabajo fue bastante extraño, trabajé como
sepulturero. Luego me convertí en delegado del sindicato.
Hicimos una huelga de cinco semanas. Luego varié los
trabajos en diferentes partes de Nueva Zelanda; estuve un
año en Australia y durante ese período me convencí de la
necesidad de los sindicatos y la importancia que los mismos
tienen en la vida de los trabajadores.
-¿Cómo
ingresaste al sindicato y qué cargos ocupaste?
-Cuando estaba en la universidad aprendí la teoría y luego,
en los años siguientes, aprendí la práctica. Entonces,
trabajé para varios sindicatos: de vendedores,
distribuidores, enfermeros, y durante los últimos tres años
he sido el secretario nacional o el secretario general del
Sindicato de Trabajadores de la Industria Láctea en Nueva
Zelanda.
-¿Cuáles
son los principales problemas que afectan a los trabajadores
en Nueva Zelanda?
-Los mismos que afectan a los trabajadores en cualquier parte
del mundo; siempre tratamos de conseguir mejoras en los
salarios para asegurar la calidad de vida de los compañeros,
tratamos que el trabajo sea seguro y que haya buenas
condiciones para desarrollarlo, que los trabajadores tengan
oportunidades de aprender y perfeccionarse.
Ahora..., en nuestro Sindicato de Trabajadores de la
Industria Láctea de Nueva Zelanda somos razonablemente
privilegiados por algunas cuestiones históricas. Hemos
ganado algunos derechos, en consecuencia, en nuestro país la
mayoría de los problemas que tienen que enfrentar los
trabajadores, tales como trabajo ocasional, trabajo
temporario, tiempo de trabajo, la tercerización, una paga
baja, etcétera, no son graves en nuestro caso. Pero tenemos
que luchar siempre para mantener esas condiciones y
actualizar los Convenios Colectivos.
-¿Qué
tipo de relación tiene el Sindicato de Trabajadores con la
empresa Fonterra?
-Tenemos una buena relación aunque a veces esa relación entra
en conflicto. Eso ocurre cuando queremos más dinero de las
compañías para los trabajadores y ellos lo quieren para sus
haciendas; ahí entramos en conflicto. Pero cooperamos con
Fonterra en la base de la eficacia de las fábricas, en el
mejoramiento del programa de trabajo y en la creación de
oportunidades para el aprendizaje y el desarrollo de los
trabajadores; es decir, nos inclinamos hacia la cooperación.
También hemos estado en conflicto por temas de índole
internacional. Tenemos un acuerdo con Fonterra que, a su
vez, tiene un acuerdo con UITA.
La UITA,
Fonterra y nosotros mismos nos comprometemos al cumplimiento
de los estándares de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) que operan en todo el mundo. Pero no somos lo
mismo. Por ejemplo, ahora tenemos una disputa en curso en
Sri Lanka, donde una planta de Fonterra fue desindicalizada
por la Junta Directiva Láctea de Nueva Zelanda (New Zeland
Dairy Borrad. Hemos estado discutiendo para invitar a
trabajadores de Sri Lanka para que se unan al sindicato,
pero Fonterra sur ha rehusado el acceso al sindicato, ha
negado la invitación para que los trabajadores se unieran.
Otra disputa que tenemos con ellos es porque no aplican el
acuerdo internacional para las uniones transitorias de
empresas (UTE), y esto es grave porque ellos participan en
muchas uniones transitorias de empresas en América Latina.
Fonterra tiene relación con Nestlé, en Chile
sostienen a Soprole, en consecuencia ellos están tratando de
limitar la aplicabilidad del acuerdo al esconderse detrás de
las uniones transitorias. En resumen, ambos conflictos y
corporaciones tienen relación con Fonterra.
-¿Tú y
tu sindicato tienen militancia política?
-Sí, ciertamente. En términos generales estamos aumentando la
influencia política, primero, en la industria láctea de
Nueva Zelanda ya que el sindicato es un interlocutor en la
actividad y nos aseguramos de tener influencia máxima en la
Federación Nacional de Sindicatos. También nuestro gremio
está afiliado al Partido Laboralista de NZ, entonces está
claro que sí queremos influenciar al Partido Laboralista –socialdemócráta–
en su política.
Dentro de nuestro sindicato tenemos bastante gente con
militancia política, pero no tenemos facciones internas
organizadas, por lo que discutimos todo en nuestro Congreso
Nacional.
-¿Cuál
es la relación entre los sindicatos y el gobierno actual de
NZ?
-El gobierno actual tiene relaciones amistosas con los
sindicatos, por ende, la ley es menos negativa que en la
década de los 90. Hoy hablamos con la Primera Ministra,
puedo hablar con ella personalmente, nos conocemos bastante
bien. Contrajimos un compromiso bastante fuerte con el
Partido Laboralista, que triunfó en las últimas elecciones
generales.
-¿Cuántas confederaciones hay en Nueva Zelanda y cuáles son
sus denominaciones?
-Sólo una, “New Zeland Council of Trade Unions”; estamos
afiliados a ella.
-¿Cuál
es tu impresión de Argentina y de ATILRA?
-Cuando vinimos a visitar la Argentina no sabíamos qué
esperar de ATILRA, sólo habíamos oído hablar de ella a
través de la UITA: es un sindicato que organiza a todos los
trabajadores de la industria láctea en Argentina, eso era
todo lo que sabíamos. Entonces, por lo que pudimos ver
cuando llegamos aquí nos quedamos muy impresionados porque
notamos que ATILRA es un sindicato profesional y activo.
Está bien organizado. Cuando nos encontramos con sus
dirigentes en el lugar de trabajo, sonreímos, porque para
nosotros era tan familiar que enseguida nos encontramos como
en nuestra propia casa. También quiero agradecer a los
directivos y funcionarios de La Serenísima, de la familia
Mastellone, por la deferencia que han tenido con nosotros
cuando visitamos sus establecimientos.
-¿Qué
expectativas tienen respecto a la firma del acuerdo entre
ATILRA y NZDWU?
-Nuestras expectativas, primero que nada, son esperar y con
placer hospedar a los compañeros de ATILRA en Nueva Zelanda
en una próxima visita. A su vez, el acuerdo de cooperación
que acabamos de concretar constituirá un verdadero puente
entre las relaciones laborales de nuestro país y América
Latina, especialmente con Argentina, a raíz de los intereses
mutuos que tenemos y en la vigilancia de las empresas
lácteas que operan en ambos continentes.
Creo que tendremos visitas ocasionales y recíprocas y
aprenderemos mucho de cada uno de nosotros esperando que
podamos destinar cierto dinero a la investigación.
Nuestra
Voz (ATILRA)
Traducción
de Segundo Peñaranda López
24 de
abril de 2006
Volver
a Portada