Representante regional
para América Latina de la Federación Internacional de Trabajadores
de la Construcción y la Madera (FITCM) hasta 2001, Pablo se destacó
por su lucha en dos importantes frentes: la defensa de la soberanía
de su país y la construcción de un movimiento obrero clasista y
revolucionario. Con su voz ronca y el lenguaje gestual con que
siempre acompañó sus comentarios, la entrevista fue un derroche de
energía y entusiasmo que, con seguridad, incomoda a algunos que
desearían verlo jubilado de una vez por todas, y calladito.
-Me retiré
en 2001, en un Congreso realizado en Dinamarca. Creía que mi salida se
produciría más adelante, pero acepté ese retiro. La experiencia que acumulé
en mi Internacional, la he podido aplicar en mi propio país. Dejé una FITCM
unida en la región.
Me vinculé
ampliamente en todos los países, con todos los sectores. Nunca hice
diferencias, ya fuese que las organizaciones estuviesen dirigidas por
comunistas, si eran de centro o de izquierda, lo importante para mí era que
los sindicatos a los cuales contactaba tuvieran el mismo objetivo en los
planos organizativo y solidario. Sobre todo, la principal meta que perseguí
fue que América Latina tuviera su propia identificación en el contexto de la
FITCM.
Fuimos muy
críticos de la presencia y actuación del Instituto Americano para el
Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL), manifestamos nuestro rechazo a la
intervención directa del Instituto contra la soberanía de las organizaciones
clasistas de nuestras naciones. Luché con todas mis fuerzas para que la
FITCM transitara por otros caminos, que se caracterizara por su
independencia, por su autonomía y su solidaridad. Esa fue mi principal lucha
como representante regional.
-En la Rel-UITA
encontraste una organización amiga y aliada, identificada con el objetivo
que perseguías en tu federación internacional.
-Es que yo
veía en Enildo (Iglesias) al Pablo Arocemena que quería para el futuro.
Enildo fue mi maestro. Me inicié en la FITCM hace 17 años y no tenía
experiencia en el campo internacional, y cuando uno tiene una
responsabilidad busca aliados, un espejo donde mirarse. En Enildo encontré a
un compañero con una personalidad tremenda, llevando adelante a la UITA de
la manera que yo pretendía dirigir a la FITCM.
Y quiero
decirte que ahora que Enildo no ejerce como secretario regional, la UITA
pasó por Panamá y junto a Luis Alejandro Pedraza tu has realizado una acción
muy contundente a favor de los trabajadores bananeros de Changuinola y
Puerto Armuelles. Manifestaron frente a la embajada de Estados Unidos con
los trabajadores de la Chiquita
Brands, con la misma decisión y coraje que Enildo
demostraba, lo cual mucho me alegra. La UITA sigue siendo la misma
organización solidaria que conocí en la década de los ochenta.
-¿Cómo
valoras el convenio de cooperación que la Rel-UITA ha suscrito con la CTRP?
-Recuerda
que yo vengo de ahí, de la Confederación de Trabajadores de la República de
Panamá. Quienes los acompañaron todos estos días por los problemas en las
bananeras fueron Guillermo Puga y Rafael Chavarría, secretario general y
secretario de educación respectivamente. Ellos vienen de mi organización, la
Federación de Trabajadores de la Construcción y la Madera.
El convenio
me satisface, me da esperanzas de que el movimiento sindical en esta región
no está perdido, que todavía hay dirigentes sindicales que se mueven con
arrojo y, antes que nada, son militantes de la causa obrera. Me sentí muy
contento de que me hayan invitado a apadrinar ese convenio. Espero que
aparezca en la fotografía que tomó Luis
(risas).
-¿Cómo ves
al movimiento sindical?
-Panamá
tiene tan sólo tres millones de habitantes, pero hay cinco centrales
obreras. En algunas de esas centrales hay dirigentes, o mal llamados
dirigentes, que no actúan por principios sino por meros intereses
personales, que únicamente buscan ciertos privilegios. Cuando los veo,
vienen a mi memoria los Mártires de Chicago, que entregaron su vida por la
causa, por la emancipación obrera. No obstante, con la labor de la CTRP y
otras organizaciones, no dudo de que estaremos construyendo un movimiento
más creíble para la sociedad. La gente observa a los sindicatos y a las
centrales, sabe muy bien discernir qué clase de dirigentes actúan en esas
estructuras, a quiénes debe apoyar y quiénes solamente pasarán a ser parte
del basurero de la historia sindical.
-¿Sos
consciente de la admiración y el cariño que la UITA siente por ti?
-¡Cómo no!
Eso yo lo sé muy bien. Andaba por el interior cuando me dijeron que ustedes
estaban aquí, por ello llegué a la capital, para estar con mis amigos.
Si yo puedo
decir que tuve éxito en mi desempeño como representante regional de la FITCM,
se lo debo fundamentalmente a las orientaciones y los consejos que me
transmitió la UITA. Eso nunca lo olvidaré. Por ello, todo lo que pueda
realizar para llevar adelante el engrandecimiento de la UITA en Panamá a
través del convenio con al CTRP, lo haré por compromiso y con la mayor
alegría.
En
Panamá, Gerardo Iglesias
© Rel-UITA
16 de
noviembre de 2005
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