Con Antonio César Cortés
“Gracias a la vida que me ha dado tanto” |
Es
fundador de la Confederación de Asociaciones Sindicales de Industrias
Alimenticias (CASIA), fue su segundo secretario general, y continuará siendo
siempre un compañero y amigo de la Rel-UITA. En ocasión del reciente X
Congreso de CASIA en Buenos Aires, Antonio dejó la secretaría general y
compartió algunas reflexiones con SIREL.
-Tu viviste los inicios de la CASIA. ¿Cómo fueron esos primeros pasos?
-La CASIA nació en la época de la dictadura militar, cuando en 1977, con la
intervención de Enildo Iglesias y Dan Gallin, se constituyó el Comité de
Coordinación de las organizaciones afiliadas a la UITA en Argentina. Ese
Comité siguió funcionando y, con el tiempo, se empezó a pensar en la
posibilidad de formar una confederación de trabajadores. El 17 de octubre de
1985 se realizó el congreso fundacional de la Confederación, de la cual Juan
Rachini, de la Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosas (FATAGA),
fue el primer secretario general. En 1996 lo reemplacé en el cargo y me
mantuve hasta hoy. Ahora, al igual que en aquellos años, considero que la
Confederación ha sido una herramienta de importancia fundamental para el
futuro y felicito a aquellos visionarios que tuvieron la idea de fundarla.
En
Argentina se han unido los trabajadores de las comunicaciones, de la
educación, del transporte, pero la CASIA ha demostrado su importancia al ser
la única que goza de personalidad gremial reconocida por el Ministerio de
Trabajo, y al haberse mantenido siempre en lucha por los intereses de los
trabajadores. Ejemplos de estas luchas han quedado demostrados por ejemplo a
través de los ejemplares de La Memoria, y de la reunión que hemos celebrado
con la Copal, que es la coordinadora de las industrias de productos
alimenticios más importante de la Argentina.
-Después de tanto camino andado, ¿cómo vives este cambio en tu ubicación
militante?
-Los momentos como este ameritan una reflexión muy profunda, pues son
siempre muy difíciles. Por suerte cuento con el apoyo de mi esposa, y la
convicción de que cada persona debe cumplir su ciclo y aceptar cuando este
toca su fin. Sin embargo, para que la experiencia sea lo menos traumática
posible, estoy intentando abandonar gradualmente la posición que ocupaba en
el gremio del tabaco como secretario general de la Federación. Esto
implicará también que debo abandonar el cargo de secretario general de la
CASIA, que será ocupado por un secretario general de un gremio adherido.
Cumplido este ciclo me alejo de las grandes responsabilidades –pues no me
gusta cuestionar las decisiones de los demás– pero no voy a alejarme
totalmente. Hasta el 18 de marzo de 2007 estaré en la obra social del gremio
del tabaco, y existe una intención, manifestada por el compañero y amigo
Gerardo Iglesias, de que sea un colaborador de la Internacional, así como
también una invitación por parte de los compañeros del Consejo Ejecutivo
electo de la CASIA. Agradezco enormemente estos reconocimientos, intentaré
dentro de mis posibilidades hacer lo más posible, y como decía la poeta
chilena Violeta Parra: “Gracias a la vida que me ha dado tanto”. Gracias a
la vida por haberme dado tantos compañeros, tantos amigos. Hoy tengo 67
años, cuando deje totalmente la militancia tendré 69, y en estos momentos
creo que he cumplido, bien o mal, pero lo mejor que pude, con todo lo que
emprendí en la vida.
Entrevista de Carlos Amorín
© Rel-UITA
21 de setiembre de 2005