Es secretario general de la Unión de
Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos
de la República Argentina (UTHGRA).
Recientemente lideró un grupo de
sindicatos discrepantes con la
conducción de Hugo Moyano en la
Confederación General del Trabajo (CGT)
y fundó una nueva central, la CGT Blanca
y Azul. Barrionuevo es, sin duda, uno de
los actores políticos y sindicales más
notorios de Argentina. Este fue el
diálogo que mantuvo con Sirel.
-¿Cómo está el sector
hotelería y gastronomía en este momento?
-Nuestro sector de
actividad tuvo un crecimiento
espectacular en los años 90 con el
famoso “uno a uno”1.
A nosotros nos favoreció. Hubo muchas
inversiones y el gremio sumó entre 60 y
70 mil trabajadores nuevos. Luego, de
1998 a 2001 vivimos una profunda crisis
que nos hizo retroceder. Después, con el
gobierno de Eduardo Duhalde el
país se recuperó y también nosotros,
tanto la gastronomía como la hotelería,
porque nuestros precios quedaron en
posición muy competitiva lo que estimuló
la actividad.
-¿Son los conocidos
“ciclos argentinos”?
-Parecería que es
efectivamente así, que cada ocho o diez
años vivimos una crisis y empezamos de
nuevo. En estos últimos años la
actividad del sector ha estado en
constante crecimiento al amparo de
fuertes inversiones en hotelería. Varias
empresas se han extendido por todo el
país, se abrieron muchos hoteles nuevos;
sólo en Puerto Madero, considerando
hotelería y gastronomía, estamos
aproximadamente en los 15 mil
trabajadores y trabajadoras, y se
esperan aún la instalación de varios
grandes emprendimientos nuevos. En este
marco, el gremio ha dado varios saltos
cualitativos colocándonos entre los
sindicatos más importantes del país.
Estamos brindando servicios de salud a
600 mil personas que comprenden a los
250 mil trabajadores y trabajadoras, sus
familiares directos y los
monotributistas afiliados. Tenemos una
muy buena administración, lo que nos
permite aprovechar los recursos de forma
óptima.
Me animo a decir que las
mejores estructuras edilicias del país
para sedes sindicales, centros de
esparcimiento y de obras sociales (ndr:
centros de salud) son las de UTHGRA.
También contamos con Escuelas de
Capacitación de primer nivel en oficios
y profesiones vinculados a los sectores
que representamos. Esto a potenciado a
todo el gremio a lo largo y ancho del
país.
-¿Qué puedes comentar
sobre el aspecto gremial?
-Hemos obtenido aumentos
salariales muy importantes. Veníamos
rezagados, pero el sistema de las
Paritarias libres fue un espaldarazo,
aunque también tuvimos que salir a la
calle y hacer paros, concentraciones y
marchas en varias oportunidades. Lo
concreto es que en 2007 obtuvimos un 25
por ciento de recuperación salarial y
culminaremos 2008 con un 30 por ciento.
Esto nos ha permitido sustentar la
calidad del servicio de salud, al que
destinamos el 94 por ciento de nuestra
recaudación, y el resto va para gastos
administrativos. Todos los bienes
muebles e inmuebles que adquirimos están
a nombre del sindicato e integran su
patrimonio.
-¿Cómo se explica y cuál
es la dimensión del trabajo en negro en
el sector?
-Los delegados de los
establecimientos son la pieza clave del
sindicato. Lo normal es que cuando un
trabajador o trabajadora se afilia a la
obra social, también lo haga al
sindicato. Luchamos intensamente -y es
un tema siempre presente en nuestros
Congresos- para incluir a aquellos que
están marginados, los trabajadores en
negro.
Lo que se ha extendido
mucho en Argentina, y sobre todo
en los gremios de servicios, es la falsa
media jornada que le permite evadir al
patrón más del 50 por ciento de las
cargas sociales y demás prestaciones.
Estamos trabajando fuertemente en
colaboración con el Ministerio de
Trabajo para ir reduciendo este flagelo.
Hemos capacitado a 50 delegados que
apoyan en la calle a los Inspectores de
Trabajo. El propósito es dialogar con el
empresario en el lugar de trabajo para
que entienda que los trabajadores deben
estar legalmente declarados. Es una
lucha permanente, porque los agiotistas,
aquellos que lucran especulando con los
precios, parten de la premisa de que al
primero que pueden estafar es al
trabajador empleándolo al negro. Los
beneficios que pierde el trabajador al
negro son una parte importante del
salario que queda en manos del
empleador, así como los aportes al
Estado. Nuestra consigna es
constituirnos en cada establecimiento
que se abre, sindicalizar al personal y
que se nombren los delegados. A partir
de entonces podemos establecer una línea
de comunicación permanente sobre qué
ocurre en el lugar de trabajo. De allí
surgen nuestros insumos para saber con
precisión y en cada momento cuál es la
situación del sector y con esa base
hacer nuestras proyecciones.
-¿Cuál es el objetivo más
anhelado por UTHGRA?
-La dictadura cercenó de
los beneficios tradicionales que tenía
nuestro gremio el llamado “laudo
gastronómico” –un porcentaje sobre las
ventas-. Era muy importante, formaba
parte del salario. Con diversos nombres,
es un beneficio que tienen prácticamente
todos los trabajadores y trabajadoras
del sector en el mundo. Si estuviese en
vigencia el laudo gastronómico nuestro
sindicato sería tres veces lo que es hoy
en relación con la potencialidad de
servicios que podemos dar a nuestros
afiliados y afiliadas. Es una de las
asignaturas que tenemos pendientes.
La falsa
media
jornada le
permite
evadir al
patrón más
del 50 por
ciento de
las cargas
sociales y
demás
prestaciones.
Estamos
trabajando
fuertemente
en
colaboración
con el
Ministerio
de Trabajo
para ir
reduciendo
este
flagelo. |
En este momento nuestro
sindicato tiene tres diputados
nacionales, pero las mayorías
gubernamentales en el Congreso hasta
ahora han impedido que el tema del laudo
ingrese en la agenda de los
legisladores. En cuanto a la estructura,
estamos terminando las obras de
remodelación del Gran Hotel Sasso
que adquirimos en Mar del Plata y
que, seguramente inauguraremos pronto,
en diciembre. Creo que debemos cambiar
el hotel que tenemos aquí en Capital
Federal por uno superior, con
mejores instalaciones. La razón es que a
través del Sanatorio Buemes tenemos aquí
en Buenos Aires el Centro de
Tratamientos de Alta Complejidad al que
llegan muchos afiliados y afiliadas del
interior del país a atender su salud.
Casi todos vienen con acompañantes, y a
veces los tratamientos nos exigen
internación, y entonces es necesario
disponer de un buen alojamiento para
ellos. Es posible que si nada se
interpone logremos este objetivo en
2009.
-¿Qué volumen de recursos
económicos gestiona UTHGRA?
-Somos una entidad sin
fines de lucro que maneja 10 millones de
dólares mensuales. Esto requiere niveles
de excelencia en la gestión, la
administración y una total
transparencia. Estamos pensando todos
los días qué más podemos darle al
trabajador. Esa es nuestra tarea.
-¿Cómo caracterizarías la
situación política actual de Argentina?
-En este país el
peronismo es una realidad. Es muy
difícil gobernar la Argentina sin
el peronismo. El partido más grande que
competía con el peronismo, el Radical,
tuvo la oportunidad de estar en el
gobierno, pero el resultado es que ahora
está por desaparecer. Como decía el
general Perón, “Nuestros
oponentes son tan desastrosos que a su
lado nosotros somos óptimos”. Y por eso
siempre volvemos a gobernar. Las
dictaduras de todo tipo que hubo en este
país no pudieron con el peronismo, no
pudieron con el movimiento obrero. Hubo
muertes, desapariciones, intervenciones
de sindicatos, pero no pudieron
borrarnos del mapa, que es lo que
pretendían. El radicalismo tuvo que
abandonar el gobierno antes de cumplir
su período, porque es difícil gobernar
con un movimiento obrero que 90 por
ciento es peronista, con gobernadores
provinciales peronistas, alcaldes
peronistas, con la mayoría del Congreso
también peronista…
-¿Hoy hay un gobierno
peronista?
-En la actualidad hay un
gobierno de izquierda. Nunca simpaticé
con él…
-Con ella…
-Desde la época de
Duhalde yo me opuse a que Néstor
Kirchner fuese candidato del
peronismo. Para elegir a mi jefe
político tengo que sentir alguna
afinidad “de piel”, como se dice. Si no
siento eso no trabajo para que esa
persona sea Presidente. Soy un
militante, toda mi vida ha estado
marcada por mi convicción peronista.
Pero el problema que tengo con el
matrimonio Kirchner es de piel.
Lo dije ya hace varios años: lo más
cerca que la actual Presidenta ve un
pobre es a un millón de kilómetros.
Ellos disfrutan las luces de Londres,
de Washington. Ellos quieren
convencer con gestos dignos de un
espectáculo, de un show. Ellos se
llevaron el dinero de la provincia de
Santa Cruz de la que son originarios
y lo depositaron en el exterior. Su
fortuna la han acumulado practicando la
usura. Esos son los Kirchner. Yo
nunca tomé siquiera un café con ellos,
no quise, pero los conozco por
intermedio de gente de Santa Cruz,
de comentarios públicos, por las
denuncias periodísticas contra ellos.
Por eso rechacé la invitación de
Duhalde a participar en el proyecto
político Kirchner. Le dije: “Kirchner
te va a joder, te va a meter preso”.
Falta que lo meta preso, lo demás ya lo
hizo. El tiempo demostró que no me
equivoqué.
Este izquierdismo trucho2
que muestran los Kirchner y
algunos que los siguen es una mentira.
Ellos usan la bandera de los derechos
humanos, pero se olvidan de los derechos
de los desprotegidos, de los más
débiles. Utilizan el pasado tortuoso que
hemos padecido en Argentina -de
un lado y del otro- para delinquir. Usan
a las Madres y a las Abuelas de la Plaza
de Mayo para saquear la Argentina.
Nunca había visto un gobierno tan
corrupto como éste. Nunca había ocurrido
que un Presidente fuese socio de todo el
sistema de juegos de azar, socio en la
explotación del gas, socio de los
banqueros, de las empresas de
distribución de electricidad. Hay una
rosca de amigos a quienes les fue
entregando las empresas que estatizó. Y
él es socio en todas ellas.
Han dividido al país,
tanto al peronismo como al radicalismo,
al socialismo, a los empresarios,
maltrataron y rompieron con la iglesia
católica, maltrataron a los militares,
me refiero a los buenos militares,
porque las actuales Fuerzas Armadas
forman parte del país. Se enfrentaron
con el campo. Mientras cualquier país de
esta región invierte y favorece el
crecimiento de la producción, del área
cultivada para exportar a países ávidos
de alimentos, aquí los arrinconaron, los
esquilmaron. Ese conflicto sirvió por lo
menos para que millones de argentinos
comprendieran que sus alimentos
provienen del trabajo y el esfuerzo de
miles y miles de manos campesinas. Unos
tendrán más que otros, pero el 90 por
ciento es gente de trabajo que sufre las
heladas, las sequías y que duerme poco.
A todos los castigaron y los denigraron.
Hace cuatro años dije en un programa de
televisión: “¡Ya van a saber quiénes son
los Kirchner!”. Lamentablemente
no me equivoqué.
Nunca había
ocurrido que
un
Presidente
fuese socio
de todo el
sistema de
juegos de
azar, socio
en la
explotación
del gas,
socio de los
banqueros,
de las
empresas de
distribución
de
electricidad. |
-¿Ves alguna luz de
esperanza en ese panorama?
-Todos hemos madurado
mucho después de atravesar la crisis de
2001. No queremos más el caos. Queremos
cambiar porque los Kirchner no
van más. El año que viene hay elecciones
legislativas, después de las cuales el
Congreso dejará de ser la escribanía de
los Kirchner. Será una etapa.
Luego tendrán dos años más de peripecias
para ver cómo se sostienen, y después
vendrá el cambio. Lo importante es que
el movimiento obrero, los partidos
políticos, los empresarios, la iglesia
católica, todos estamos pensando lo
mismo: cuando se van los gobernantes no
tiene que venir el cataclismo. Viviendo
en democracia y madurando como lo
estamos haciendo, tenemos que ir
pensando en los cambios, y que no
desaparezcan de la agenda los temas que
el país necesita resolver con urgencia.
-En la mayor parte de los
países latinoamericanos los partidos
tradicionalmente “de gobierno”, como
podría decirse del peronismo, han cedido
su lugar ante una fuerte corriente
progresista y hasta de izquierda. ¿Por
qué el peronismo permanece captando el
apoyo, la adhesión de las mayorías en
Argentina?
-Puedo hablar de mí, de
mis hijos. Yo viví a Perón, viví
a Eva, y hay una transmisión de
valores e ideas dentro de la familia.
Perón ha hecho mucho, y Eva
ha hecho mucho, y por eso uno trata de
llevar adelante lo que ellos nos
inculcaron. Perón dignificó a la
familia y al trabajador. Él nos puso
como dirigentes sindicales y estamos
dentro del movimiento peronista, donde
convergen también la política, la mujer,
la juventud. Uno trata de transmitir las
vivencias que tuvimos. Muchos nunca
vieron jugar a Maradona, pero he
visto a niños llorando por tocar a
Diego. Eso quiere decir que el niño
absorbió lo que está en el pueblo, la
admiración, el sentimiento. Maradona
se metió en líos y ahora se está
curando, pero la gente lo ama. Nosotros
al peronismo lo amamos y lo queremos con
todos sus defectos, pero también con
todas sus virtudes, porque si no las
tuviéramos no tendríamos más de 50 años
de gobierno en este país.
Los responsables de
gestionar bien, de expresarlo
correctamente al movimiento somos
nosotros, tenemos que hacer buenos
gobiernos para que la gente crea en el
peronismo. Hoy la mayoría del electorado
argentino es independiente, no es
peronista. Ellos son los que inclinan la
balanza, y lo que debemos hacer es
convencerlos de que el peronismo es el
que ofrece más garantías de llevar el
país adelante. Por eso, no creo que un
Presidente en Argentina llegue al
gobierno sin el peronismo, y si llega,
no va a durar mucho porque se hace muy
difícil gobernar con las estructuras,
las células que tiene desparramadas el
peronismo en todo el país. La gente le
exige cada vez más al peronismo, y
tenemos que estar a la altura de esa
responsabilidad.
En otras épocas, cuando
las cosas estaban difíciles como ahora,
muchos iban a golpear a las puertas de
los cuarteles para que los militares
intervinieran. Entonces sí había
oligarquía, y había socios de esa
oligarquía, tanto radicales como
peronistas, que promovían los golpes de
Estado. Esto ocurrió en toda la región.
Pero esto ha ido cambiando. Hemos
aprendido a valorar la democracia. En
Uruguay hay un gobierno de
izquierda, y será el pueblo el que
juzgará si fue bueno o malo. Está Evo
Morales en Bolivia, un
cocalero que llegó al gobierno. Comparto
con él sus políticas relacionadas con
los recursos naturales, porque en
Argentina la política de minería es
desastrosa para el país, sin mencionar
la contaminación ambiental. No tengo
puntos en común con Chávez. Lo
conozco desde antes de que fuese
Presidente. Hay un pueblo en
Venezuela que está muerto de hambre,
muy dividido, bien al estilo dictatorial
donde no hay libertad. Y luego está
Lula en Brasil, un
sindicalista como nosotros. Debo admitir
que me sorprendió. Maneja ese enorme
país como si fuera Pelé: de
taquito y con enorme simplicidad. Creo
que su experiencia como sindicalista le
ha sido de gran utilidad, porque somos
pragmáticos, vamos a los hechos, sabemos
negociar y avanzamos por los caminos
posibles. Lula llegó después de
un buen gobernante como lo fue
Fernando Henrique Cardoso, y hoy es
un referente para toda América Latina
donde se le tiene un gran respeto. Para
crecer hay que mirar para arriba.
Chile, Brasil, Uruguay
con su gobierno de izquierda, todos
buscan aliarse con los número uno, con
Estados Unidos, con Europa.
Porque en nada nos puede ayudar el que
está igual o peor que nosotros. ¿En qué
nos puede ayudar Venezuela, por
ejemplo? En la recompra de bonos a tasas
sospechosas y en las valijas de
Antonini Wilson, o sea en
negociados.
Volviendo a Argentina,
repito: este gobierno está políticamente
agotado. Lo que hay que hacer es
acompañar, vigilar que no aparezca
ninguna cosa rara, seguir funcionando y
cuando sea el tiempo de las urnas
trabajar para el cambio. Esto es lo que
estamos tratando de hacer los que
tenemos responsabilidades.