Uruguay

Con Felipe Carballo, integrante de la UNATRA

El miedo, ese antiguo

sicario patronal

 

Los cosechadores de naranja del departamento de Salto, en el norte uruguayo, se preparan para ser anfitriones del Congreso Fundacional de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA) que, por primera vez en el país, agrupará a todos los asalariados del sector. La patronal, nerviosa, al borde de la histeria por perder su impunidad, responde con amenazas, violencia y provocación.

 

 

-La persecución sindical que existe en este sector laboral se está expresando de forma evidente, y los hechos que suceden en este momento están directamente vinculados con los ocurridos hace apenas 15 días (véanse artículos relacionados). En esa ocasión fueron amenazados de muerte y discriminados racialmente dos dirigentes del Sindicato Único de Obreros Rurales y Agroindustriales (SUDORA).

 

-¿Qué está ocurriendo ahora?

-Lo primero es que las empresas no están respetando los acuerdos laborales a los que llegamos y que fueron firmados en el Ministerio de Trabajo el pasado 28 de marzo. Luego fueron las amenazas de muerte y los despidos a estos dos compañeros mencionados, y ayer, jueves 28, efectuamos una asamblea en la ciudad de Salto con todos los empleados por la empresa CORALER SA en la cual informamos sobre la realización el sábado 30, en esa ciudad, del Congreso Fundacional de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA). Hicimos la asamblea en un lugar abierto, que es donde se concentran las cuadrillas para ser transportadas por los vehículos de las diferentes empresas a sus lugares de trabajo. Allí, ante varios centenares de personas y mientras nosotros informábamos del tema mencionado, el chofer de uno de los ómnibus recibió la orden del capataz de arrancar con apenas una pequeña parte de la cuadrilla, abandonando allí a 13 trabajadores que debían utilizar ese transporte.

 

-¿Fue el único que asumió esa actitud?

-Así es. Se trata de personal que es contratado por la empresa ADECO, a su vez subcontratista de Caputto Hnos. El capataz argumentó que no estaban autorizados a esperar a nadie, y mucho menos por una asamblea sindical. Después que terminó la asamblea un grupo de dirigentes fuimos a dialogar con los responsables de la empresa para reclamar que los compañeros allí abandonados fuesen transportados a sus lugares de trabajo. Una hora después vino un vehículo, pero en vez de llevarlos a trabajar los condujo de regreso a sus casas, lo que significa que ellos perdieron su jornal. Esta actitud tiene el objetivo evidente de intimidar a los trabajadores; el mensaje es que quien participa en las asambleas puede quedar tirado ahí, sin posibilidades de trabajar ese día.

 

Pero esto no fue todo. Un poco más tarde, a las 14 horas de ese mismo día, en una de las quintas atendidas por el contratista Luis Martínez Vital, el mismo que, además de tratarlos de “Negros de mierda...” amenazó de muerte a los dos compañeros, exigió al capataz que los integrantes de su cuadrilla debían cosechar un promedio de 25 cajones de naranja ese día. El capataz objetó la orden argumentando que con la producción de los árboles en esa quinta sería imposible llegar a ese promedio. Martínez reaccionó despidiéndolo, pero junto con el capataz se retiraron solidariamente de la quinta otros 22 trabajadores, casi la totalidad de la cuadrilla.

 

-¿Qué valoración está haciendo el sindicato de estos incidentes?

-En lo puntual se está conformando la opinión generalizada de que este señor Martínez debe ser expulsado de la actividad, ya que una persona con estas características tarde o temprano provocará alguna tragedia. Pero Martínez no está solo, sino que es amparado por la empresa CORALER SA, propiedad de Caputto Hnos., que contrata sus servicios.

 

En lo general vemos que existe una ofensiva patronal fríamente calculada para provocar incidentes y así ensuciar el partido y tener excusas para no cumplir con los acuerdos firmados. Esto de las amenazas y la represión contra los afiliados y asambleístas es apenas una perla de un largo collar. Por ejemplo, puedo citar el caso concreto de un caso evidente de discriminación de género, ya que Caputto firmó un acuerdo según el cual debe pagar semanalmente a todos los trabajadores y trabajadoras. Sin embargo, una cuadrilla que está integrada sólo por mujeres, contratada también por CORALER, cobra por quincena, siendo que a todos los hombres se les abona por semana.

 

-¿Cómo reaccionó el sindicato concretamente?

-Se ha hecho la denuncia correspondiente ante el Ministerio de Trabajo y, por supuesto, el tema de garantizar los derechos sindicales de los trabajadores rurales ocupará un lugar central entre los que se debatirán en el Congreso de UNATRA que comienza mañana mismo.

 

 

Carlos Amorín

© Rel-UITA

29 de abril de 2005

 

 

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