Con Guillermo Rivera, presidente de SINTRAINAGRO
Nos preparamos para un año muy duro |
El
flamante presidente del mayor sindicato de trabajadores bananeros del mundo
y director del Departamento del Banano de la Rel-UITA explica el resultado
de las recientes elecciones en el Sindicato de Trabajadores de la Industria
Agropecuaria de Colombia (SINTRAINAGRO). Guillermo anticipa que este año “la
batalla será muy dura”, y detalla los avances en las alianzas directas con
los consumidores europeos.
-¿Cómo fue el proceso electoral en SINTRAINAGRO?
-Transcurrió de manera normal, mediante el voto directo de todos los
trabajadores y trabajadoras afiliados al Sindicato en todas las regiones y
departamentos donde tenemos presencia, y siguiendo, claro, los reglamentos
electorales laborales del ordenamiento legal colombiano. Nuestro Sindicato
tiene casi 20 mil afiliados y participó el 99% de ellos.
-¿Cuáles son las tareas inmediatas que te planteas como presidente de
SINTRAINAGRO?
-Nuestra organización ha venido perdiendo liderazgo por falta de iniciativa
de la directiva anterior. Nuestro reto es retomar la posición de siempre,
que es la del sindicato más importante de la agroindustria colombiana y el
mayor sindicato bananero del mundo. Debemos recuperar credibilidad, y por
tanto desarrollo en áreas esenciales como educación, vivienda, salud, que
son temas muy importantes y en los cuales hemos tenido dificultades durante
los últimos años.
Hoy enfrentamos un problema muy complejo como es la decisión europea de
incrementar los aranceles del banano sudamericano y modificar sus normas en
materia de comercialización. Como trabajadores tenemos un rol esencial para
jugar en esta circunstancia, haciendo alianzas con el gobierno, con
organismos internacionales y con los mismos empresarios para ver cómo
logramos instrumentar un mecanismo de protección a la comercialización de
banano a la Unión Europea que, para todos los países de América Latina, es
uno de los mercados más importantes. Pasamos de un arancel de 75 euros por
tonelada a otro de 176 euros por tonelada, a lo que se agrega el fin del
régimen de cuotas de exportación que cada país tenía asignada. Este proceso
implica que las transnacionales, que son las que tienen los mercados,
pasarán a comprar productos en otros lados, y países como Colombia, Panamá y
Costa Rica vamos a tener muchas dificultades para colocar nuestra
producción. Como presidente del Sindicato, y siendo además coordinador del
Departamento del Banano de la UITA siento una doble responsabilidad:
revitalizar a SINTRAINAGRO, pero también profundizar las coordinaciones
entre los países productores de América Latina.
-¿Se ha podido dar algún paso adelante en ese Departamento?
-Creo que la reactivación de nuestro Sindicato es uno de los primeros pasos
que debíamos dar, ya que a partir de ahora estamos en mejores condiciones
para fortalecer a las organizaciones similares en otros países de América
Latina. De todas formas, hemos avanzado con la afiliación a la UITA de los
bananeros de República Dominicana, estamos cerca de celebrar la afiliación
de los sindicatos de Panamá y se han establecido contactos con los
productores de México, más precisamente del estado de Veracruz.
-¿Qué gestiones estuviste haciendo en Europa?
-Se trata de un capítulo de uno de los programas sociales que desarrollamos
en el Sindicato con el apoyo de la UITA, el de la Asociación Colombiana de
Pequeños Productores de Plátanos y Productos Agrícolas (ASCOLPAS). Este
apoyo no es sólo colaborar en su organización, en el asesoramiento técnico,
sino también en el proceso de comercialización buscando mercados protegidos
como lo tienen los países de la llamada ACP (Asia, Caribe y Pacífico) que
tienen preferencias en el mercado europeo. Nuestra tarea en ese aspecto es
lograr que en Europa la producción de nuestros asociados esté protegida por
los consumidores. Para ello, para no depender de las transnacionales,
estamos concretando una alianza con los grupos de consumidores. Hemos
obtenido el apoyo de importantes organizaciones y asociaciones de
consumidores que están dispuestos a apoyarnos. Además, debemos enfrentar el
problema de que las empresas navieras no quieren llevar nuestros productos
ya que toman partido por las grandes empresas que, a menudo, son también
dueñas de los barcos.
-¿Cómo han recibido estos planteos esas organizaciones europeas?
-Hay respuestas muy positivas, por ejemplo de varias redes de comercio
justo, de asociaciones de consumidores, de empresarios europeos interesados
en la producción y venta de plátanos de Colombia. Hemos logrado traer desde
Europa a Colombia varias comisiones para conocer la situación de los
pequeños productores. Los grandes consumidores de plátano en Europa son los
desplazados de África, Asia y América, y con ellos estamos haciendo alianzas
para rebajar costos a los consumidores y para que los productores tengan
mejores precios en origen. Las grandes transnacionales como
Chiquita,
Dole y
Del Monte están obteniendo
enormes ganancias de la producción de plátano y banano, porque no es justo
que mientras a un pequeño productor en Colombia se la paga 4 o 5 dólares una
caja de banano o plátano de 20 kilos, un consumidor europeo paga 10 dólares
por un kilo de banano. Esto es algo muy difícil de controlar. Queremos
profundizar la relación directa con los consumidores para beneficio mutuo,
lograr precios populares para que ellos puedan acceder a nuestros productos
y nosotros poder vivir en condiciones dignas.
-¿Ya se ha concretado algún negocio de este tipo?
-Tenemos un contrato de exportación directa con unos empresarios europeos.
Ya hemos enviado diez contenedores de plátano y esperamos poder llevar
muchos más para llegar a los mercados populares, a las tiendas donde viven
los inmigrantes y desplazados por todo tipo de violencias de distintos
países. Ya estamos ofreciendo plátanos de ASCOLPAS en varias tiendas
comunitarias y en los mercados populares.
-¿Cuántos pequeños productores reúne ASCOLPAS?
-Tenemos organizados unos 10 mil productores en un proyecto que hemos
implementado junto con el Servicio Nacional Agropecuario (SENA), que es un
organismo estatal. Pero en Urabá tenemos otros 25 mil productores de plátano
que tenemos que integrar a nuestro esfuerzo organizativo. ASCOLPAS, a su
vez, está afiliado a la UITA a través de la Unión Agroalimentaria de
Colombia (UNAC).
-¿Cuáles serán tus acciones inmediatas en SINTRAINAGRO?
-La mayor preocupación que tenemos hoy es la reevaluación de los aranceles
europeos para el plátano latinoamericano en cerca de un 120%, mientras que
los países de África, Caribe y Pacífico (ACP) se benefician de un arancel
cero para los mismo productos. Las transnacionales que quedan en la región
han diseñado el futuro del mercado junto con la Unión Europea, y lo que
ellas plantean es que para seguir comprando la producción colombiana hay que
rebajar los costos laborales, lo que implica eliminar incrementos
salariales, reproducir en nuestro país las condiciones de vida de los
trabajadores ecuatorianos que no tienen ningún derecho social ni laboral.
Pero nosotros tenemos conquistas muy antiguas a las que no renunciaremos. En
marzo comenzará la negociación de un nuevo Convenio Colectivo y ya dicen los
empresarios que es imposible aumentar salarios o mantener la estabilidad
laboral de los trabajadores, lo que nos permite prever que tendremos graves
dificultades este año para las cuales debemos estar preparados.
Entrevista de Carlos Amorín
© Rel-UITA
18 de enero de 2006