“Guto” es presidente de la Federación de Trabajadores en la Agricultura (FETAGRI) del estado de Pará. Durante el 18° Grito da Terra organizado por la CONTAG en Brasilia, Sirel dialogó con él sobre la violencia que no cesa en el campo brasilero.

-Percibo que en esta edición del Grito da Terra la problemática de la violencia en el campo contó con una mayor visibilidad…

-¡Sin duda! Es que para el movimiento sindical tienen que ser prioritarios los temas como la violencia en el campo, el robo de tierras (grilagem) y la falta de interés por parte del gobierno de implementar urgentemente una profunda Reforma Agraria.

Lo que también se ha denunciado aquí es que mientras existan los niveles de concentración de tierra que registra Brasil, habrá violencia. Mientras no sean apresados los pistoleros y los autores intelectuales que en la mayor impunidad han asesinado a decenas de trabajadores y trabajadoras rurales, habrá violencia.

-¿Cuál es la situación en este momento en el estado de Pará?

-En nuestro estado tenemos un gobierno conservador, y estamos previendo que el conflicto por la tierra se agravará próximamente.

El año pasado fueron asesinados María do Espírito Santo y José Claudio Ribeiro, trabajadores rurales comprometidos con la defensa del medio ambiente. La violencia persiste y hay que generar un gran movimiento nacional e internacional para terminar con ese mal.

-Entiendes necesario relanzar la Campaña Internacional contra la Violencia en el Campo…

-Con certeza. Debemos denunciar que el tema de la violencia está relacionado con el agronegocio, con la concentración de la tierra, con los grandes proyectos económicos que van a generar nuevos escenarios de conflicto.

Por eso es importante colocar en agenda nuevamente la Campaña Internacional implementada por la CONTAG y la UITA, y dar a conocer en todo el mundo lo que está pasando en el campo en este país.

-¿Cuál es la situación de la compañera María Joel Dias da Costa?

-La compañera viuda de José Dutra da Costa (“Dezinho”), que fue asesinado en 2000 cuando era presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de Rondón do Pará, continúa con protección policial permanente porque está amenazada de muerte.

Pero ella sigue firme en la lucha, dando continuidad al trabajo iniciado por su marido.