Sirel
conversó con Henri Lindholm, secretario
General del Sindicato Finlandés de la
Alimentación y la Bebida (SEL), en el
marco del conflicto que atraviesan.
Para la mayoría,
Finlandia
es un
país geográficamente remoto y frío. En
la
Rel-UITA,
sin embargo, contamos con una relación
cercana y cálida con los integrantes del
SEL. La clase trabajadora de este país históricamente
vanguardista en políticas sociales y
bienestar, afronta en este momento un
conflicto donde trabajadores y
trabajadoras de la alimentación deben
resistir un intento de flexibilización
de los empleadores del sector, que se
valen de una nueva legislación y del
respaldo del actual gobierno.
-¿Cómo surge este conflicto?
-SEL
se encuentra en un prolongado conflicto
que se inició a principios de 2010 cuando
comenzó la negociación colectiva.
Nuestro Sindicato tiene cinco convenios
colectivos nacionales por sectores, los
cuales vencieron el 31 de marzo.
Desde entonces, hemos vivido una situación difícil con paros y retiros
del lugar de trabajo como medida
reivindicativa.
En
Finlandia,
los convenios colectivos de trabajo
oscilan entre uno y cuatro años de
duración. Estos convenios eran por tres
años y habíamos presentado en la mesa de
negociación una propuesta de convenio a
cuatro años, pero lamentablemente no
prosperó.
-¿Los empleadores querían otro plazo y
condiciones?
-En realidad, los empleadores también
manejaban un convenio a cuatro años,
pero el conflicto se relaciona con el
contenido.
El meollo del conflicto es el horario de trabajo. No es tanto de carácter
salarial, sino que la controversia
radica en el horario laboral y hasta
dónde el empleador puede exigir que se
extienda el horario de los trabajadores.
Los
sindicatos finlandeses antes habíamos
enfrentado la pretensión de los
empleadores de horarios de trabajo
extendido y flexible, pero actualmente
la nueva legislación permite que los
comercios de venta de alimentos estén
abiertos todos los días de la semana las
24 horas.
Las empresas proponen un
horario de trabajo
flexible con jornadas
diarias de 10 horas de
trabajo y semanas de 50
horas, sin compensación
extraordinaria, a ser
considerado como horario
de trabajo normal
durante todo el año. |
Esto ha representado una gran presión de
las grandes superficies y del comercio
en general para que se entregue
mercadería a toda hora, inclusive los
fines de semana. De ahí que las empresas
propongan un horario de trabajo flexible
con jornadas diarias de 10 horas de
trabajo y semanas de 50 horas, sin
compensación extraordinaria, a ser
considerado como horario de trabajo
normal durante todo el año
Hasta ahora, la realización de horas
extras ha sido siempre voluntaria, una
opción de cada persona que siempre debió
ser negociada con cada uno. Este nuevo
plan que nos proponen de hecho está
convirtiendo el trabajo extraordinario
en algo obligatorio.
En la
práctica nos están imponiendo una
jornada de trabajo más extensa.
-¿Por qué se da esta situación ahora?
-Los antecedentes tienen que ver con la
nueva realidad. En
Finlandia
tenemos en el gobierno un partido de centro-derecha, que en realidad es
una coalición entre el Partido Agrario y
el Partido Conservador, mientras que la
socialdemocracia y el partido laborista
están en la oposición. Ello quiere decir
que desde el gobierno se defienden en
general los intereses de las grandes
empresas, los industriales y los
empleadores.
Esto
determina que en este momento estemos no
solamente negociando con los empleadores
sino que en los hechos la legislación ha
permitido a las empresas exigir esta
flexibilización laboral.
Además, hemos
enfrentado un nuevo fenómeno al cual no
estábamos acostumbrados: una nueva
realidad antisindical donde los
empleadores incitaban a no adherir a las
medidas sindicales, esto provocó que
nuestros dos primeros paros de tres días
fuesen limitados, con la adhesión de
unos 4.000 o 5.000 compañeros y
compañeras.
Nuestra segunda serie de medidas,
superado este fenómeno, fue un paro que
contó con la adhesión de unos 9.000
trabajadores de 57 centros de producción
en todo el país. Ello generó la
preocupación manifiesta por los efectos
en la industria frigorífica. Fue
entonces cuando se nos citó al proceso
de conciliación con un mediador del
Estado, pero allí, por su parte, nos
encontramos con alguien que tenía más en
cuenta los intereses empresariales que
los de la fuerza laboral. En
consecuencia el proceso ha sido lento y
sin resultados suficientes.
-¿Cómo continúa el proceso de
negociación?
-El próximo lunes se reinicia el proceso
de conciliación. Con el antecedente de
que nuestro Comité Ejecutivo ya debió
rechazar tres propuestas, si existe una
cuarta propuesta, esperamos que el
mediador esta vez tenga en cuenta
nuestras opiniones sobre horario de
trabajo y que se pueda llegar a un
acuerdo antes del
25 de
mayo, fecha fijada para ir a la huelga
en el sector alimentos y bebidas, lo
cual sería muy duro para nosotros, pero
el SEL cuenta con 24.000 afiliados y
todos ellos irían a la huelga si no se
llega antes a una solución.
Para finalizar, permíteme agregar que
hemos recibido los mensajes de
solidaridad de la
Confederación
Nacional de Trabajadores de la Industria
de la Alimentación (CONTAC),
representados por el compañero
Siderlei de Oliveira
y de la
Confederación Nacional de Trabajadores
de la Industria de la Alimentación y
Afines (CNTA),
representados por
Artur Bueno de Carmargo,
y no quiero
dejar de mencionar nuestro aprecio a
nuestros amigos brasileños.