Amnistía Internacional y la UITA han
compartido varios emprendimientos y
acciones conjuntas: la campaña
de denuncia por persecución a
sindicalistas, trabajadores de Coca Cola
en Guatemala,
en
los años 80;
las jornadas de denuncia sobre la
violación de los derechos humanos
durante la dictadura militar en Uruguay
junto al Movimiento de Justicia y
Derechos Humanos de Porto Alegre y
nuestro querido amigo y compañero Jair
Krischke; la Conferencia Internacional
sobre Derechos Humanos y
contra el
Fraude Electoral en la República
Dominicana en 1994; la campaña contra
la violencia en Urabá, Colombia, en
1996, entre otras tantas iniciativas.
Amnistía Internacional nació hace casi
50 años para pedir la liberación de los
presos de conciencia. Ahora, exige
también dignidad para “los presos de la
pobreza”, un espacio de reflexión y
acción donde, con seguridad, nos
volveremos a encontrar para “ser y hacer
más”.
Amnistía Internacional
va a más. Se propone sensibilizar sobre
los abusos que conducen a la pobreza y
la agravan, así como las situaciones de
pobreza que generan violaciones a los
derechos humanos. “Exigir dignidad
implica un nuevo reto para la
organización -enfatiza
Amnistía Internacional
justificando su campaña-. Las personas
que viven en la pobreza a menudo también
ven vulnerados sus derechos políticos y
civiles. La falta de comida, empleo,
agua no contaminada, tierra y vivienda,
junto con el aumento de la desigualdad y
la inseguridad, conforman una crisis
mundial que requiere soluciones globales
basadas en la cooperación internacional
de los derechos humanos y el Estado de
derecho”.
Para conocer más sobre la campaña “Exige
Dignidad”,
Sirel dialogó con
Ivahanna Larrosa,
directora ejecutiva, y
Claudia Serrón,
responsable del Departamento de
Crecimiento y Desarrollo.
-¿Cuántos años hace que Amnistía está en
Uruguay?
(IL) -El año que viene cumplimos
25 años en el país. La sede se abrió
cuando se produjo la apertura
democrática en 1985. En los años 70
Amnistía Internacional
hizo mucho por Uruguay, por la
situación de sus presos políticos, pero
no tenía sede acá.
-Con la campaña
“Exige
Dignidad”
Amnistía Internacional
va por más…
(IL) -Es cierto. En el transcurso
de los años
Amnistía Internacional
ha ampliado sus áreas de labor,
explícitamente en lo que refiere a la
integralidad de los derechos. Siempre
estuvo presente desde la perspectiva de
la persecución político-ideológica, y
con el tiempo ha venido expandiendo su
trabajo. Es así que recientemente lanzó
esta campaña Mundial que exige dignidad,
que pone a la pobreza como centro del
problema. Para
Amnistía Internacional
la clave es trabajar desde los derechos
humanos y desde esa perspectiva avanzar
hacia la erradicación de la pobreza.
-En América Latina hay mucho trabajo por
hacer, la región con mayor desigualdad…
(IL) -A nivel de América
Latina este nuevo formato de trabajo
que vincula a nuestra organización con
otros colectivos sociales, los
sindicatos y los propios Estados, viene
a capitalizar una serie de labores que
ya veníamos desarrollando. ¡Vaya que es
un desafío trabajar en esta región que
presenta uno de los más altos índices de
inequidad!
-Cuando se habla de derechos humanos,
acá en el Sur, me da la impresión de que
lo instalado en el imaginario colectivo
es la violación a los derechos humanos
durante los gobiernos de facto. ¿Ustedes
tienen esa misma sensación?
(IL)
-Sí, de hecho hay una visión muy acotada
de lo que se percibe como derechos
humanos, no sólo en nuestra región sino
a nivel mundial. No es fácil hacerle
entender a la gente que los derechos
humanos son de todos los días, que
refieren además a los derechos civiles y
políticos a los derechos económicos,
culturales, etc.
Otra barrera es la idea de la violación
de los derechos, como idea de que si no
son violados no los defendemos. Lo ideal
es defender todos los derechos en todo
momento, durante el desarrollo de
nuestra vida cotidiana, en los
diferentes estamentos.
-América Latina nunca fue tan
“democrática” y nunca fue tan pobre como
ahora, una realidad compleja y
extremadamente peligrosa si la
democracia no se percibe como
instrumento de bienestar social…
(CS) -Por eso uno de los ejes
clave de esta campaña es la
participación activa de las personas. En
sus últimas campañas
Amnistía Internacional
viene poniendo énfasis en ello. Es
necesario que la gente salga de los
círculos viciosos de la pobreza y de la
exclusión. Para ello
tenemos que lograr una mayor conciencia
de nuestros derechos en tanto
ciudadanos, trabajadores, y a partir de
allí presionar con las herramientas que
poseemos para que sean respetados.
El énfasis está en el poder individual,
porque la democracia es importante, es
necesaria, pero no es suficiente para
garantizar todos los derechos
-¿La juventud se acerca a Amnistía
Internacional, busca material e
integración?
(IL) -Sí, aunque no es el ideal
de militancia que recordamos. Se acerca
mucho a través de las nuevas
herramientas tanto informáticas como
tecnológicas. De todas formas,
Amnistía Internacional
tendrá que buscar la forma de convocar a
la gente de todas las edades; este es un
desafío para nosotros.
Nuestro objetivo principal es que la
gente conozca sus derechos para que así
pueda defenderlos, y para eso hay que
aggiornarse a los nuevos medios y
sus herramientas.
-¿Ven a la UITA como un aliado en
vuestra campaña
“Exige Dignidad”?
(IL) -Sin dudas la UITA es
un aliado muy importante porque llega a
mucha gente, que además tiene capacidad
de incidencia en los trabajadores
organizados y cuenta con una amplia
experiencia sindical.
Esta campaña vino a darnos una excusa
para coordinar acciones y potenciarnos
en nuestros objetivos comunes. La manera
de formalizar los vínculos que ya nos
unen hace tiempo.